Maggie Mae

6 - LA BIENVENIDA

Mientras la hermana mayor de Laura conducía, ellas se cambiaban de ropa y le daban los últimos toques a la corona.

-¡Ya casi estamos llegando, así que por favor, no hagan ningún escándalo, ¿quieren?! – ordenó Lucille.

-¡¿Cómo crees?! – protestó su hermana.

-Pasamos la primera puerta, pónganse los chalecos de la empresa.

-¡O.K! – asintieron las dos.

Lucille presentó su tarjeta de admisión, para poder acceder al sector de las empresas funerarias.

-¿Lista, Laura? – preguntó Rita.

-Lista.

-Recuerda, mantén la calma, y espera a que el avión más próximo despegue.

-Bien. ¡Cuidado! ¡Un guardia!

-¿Señoritas?

-Oficial, tenemos que entregar esta última corona y el vuelo se nos está yendo, ¿podríamos pasar?

-Por aquí, por favor. – el momento era el indicado, las niñas a su derecha, podían ver la multitud de fans agolpada en el borde de la pista.

-¡Oh, no! ¡Lo perdimos! – exclamó Laura.

-¡Y con él nuestro empleo! – gimió Rita - ¡¿Qué vamos a hacer?! ¡Soy el único sostén de mi familia! ¡¡Ahora jamás podré enviar a mis seis hermanitos a la Universidad!!

-¡Calma! – dijo el oficial - Veré si pueden ubicar las flores en el siguiente vuelo.

-¡Gracias! – el policía, se alejó.

Territorio aéreo estadounidense.

-Estamos por aterrizar. – informó Mal Evans.

-Me sudan las manos... – comentó George.

-O sea, - dijo John – que la chica misteriosa está cerca.

-Tal vez.

-La gira es larga, y las fans son muchas, te volverás loco buscándola.

-Ringo, mi intuición nunca falla; ella está cerca, más de lo que yo supongo... ¿Alguien tiene un pañuelo?

-Aquí tienes.

-Gracias, Paul.

-Por nada.

-Muchachos, ¡ajústense los cinturones de seguridad!

-¡O.K.!

-Nos esperan muchas corridas. - deslizó Ringo mirando por una ventanilla.

-¿Ya está lejos? – preguntó Rita.

-Sí, ¡es el momento! ¡¡Corre!!

-¡¡No me lo repitas!! – nunca, ninguna de las dos veneraría tanto sus propias y veloces piernas.

-¡Detrás de la valla!... ¡No se empujen, ni se lastimen!... ¡Detrás de la valla!... ¡Detrás de la valla! – los policías vieron a las niñas y las ayudaron a ubicarse, justo en el instante en que el avión, tocaba tierra. La histeria parecía no tener control.

-¡Ringo, mira! ¡Te lo dije! – susurró George, al ver desde lejos a Rita - ¡Es ella! ¡Está allí! ¡No lo puedo creer!

-¿Qué cosa?

-¡Allí, exactamente frente a nosotros!

-Son muchas...

-¡Me refiero a ella! ¡En el fondo, tras los periodistas!... ¡La que sostiene una corona fúnebre! ¡Es tal como la imaginé... y mucho más! ... No sé cómo llegó hasta la pista, pero lo logró... – George no le quitaba a Rita los ojos de encima: La suave melena platinada ondulando al viento, los ojos azules, relampagueando entre pestañas largas y rizadas, a pesar de las lágrimas; el toque de rubor en sus mejillas y el complemento de una silueta magnífica lo tenían irremediablemente prisionero. Pero guardó silencio, la conferencia de prensa en la sala VIP del Aeropuerto John Fitzgerald Kennedy aguardaba.

Las fans provocaron algunos inconvenientes, debido a que nadie esperaba semejante suceso... Laura y Rita optaron por escapar del ruido. Tenían cosas más importantes que hacer.

-Creo que eso es todo... ¡Déjalas correr!... No llegarán demasiado lejos, con todos esos policías cuidando de ellos... ¡¡qué envidia me dan!!... pero no tienen demasiada idea de quiénes son... – suspiró Rita.

-Rita...

-Sí...

-Me pareció que George te miraba, ¿lo notaste?

-Hablaremos de eso en la torre de la capilla, ¿sí? Ahora tengo que ir a estudiar, y tú harías bien en seguir mi ejemplo.

-¡Tienes razón! – juntas, partieron.

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