Al pie del Tabernáculo
16 – La pesadilla, comienza en casa.
Mallorca. Cuatro años más tarde. Verano.
-¡Clary!
-¡Pam!
-¿Cómo has estado?
-Estudiando mucho.
-¡Yo también! ¿Recibiste mi último e-mail?
-Lo leí durante el vuelo.
-¿Te gustaron las fotos?
-¡Me encantaron! ¡Pero más me gustó la noticia que me diste!
-¡¡Ricardo Sotomayor, está compuesto y sin novia!! – exclamaron a coro.
-¿Vas a dar tu fiesta debutante? Sería una excelente oportunidad para invitarlo…
-Tienes razón. Pero de eso quería hablarte…
-¿Qué sucede?
-Mi padre no quiere la fiesta.
-¡Oh, no!
-Pero, me ha dicho que puedo pedirle lo que quiera.
-¿Tienes algo en mente?
-¡Por supuesto!
-¿De qué se trata?
-¡Una enorme casa en la playa!
-¡Grandioso!
-¿Me ayudarás a diseñarla?
-¡Desde luego!
-¡Desde luego que quiero ese terreno!... Firmaré el contrato esta misma tarde… ¡Pero, claro! ¡Debí pensarlo antes! Se lo comunicaré en cuanto llegue. Es que crece tan rápido, ¡y yo lo olvido con tanta facilidad!... ha cumplido dieciocho años… No, no. Lo considero una pérdida de tiempo, si se tiene en cuenta la manera en que los medios de prensa se ocupan de divulgar las actividades de la farándula. Por eso mismo voy a construir esa casa para dársela como regalo el día de su Santo… Perfecto. ¡Hasta luego!
-¿Cómo van esos papeles, querido?
-¡Maravillosamente bien!
-¿Contrataste a los arquitectos?
-Ya han estado en contacto con Clarisa y su amiga, creo.
-¿Pamela?
-La misma.
-¡Oh!
-Encarna…
-¡No me agrada esa amistad, ¡y lo sabes!!
-Ha perdurado desde su infancia, y no hemos podido impedirlo, además todo el mundo ha comprobado que se trata de una muy buena chica.
-¡Pero es negra! ¡Eso es lo que no me gusta!
-Pero es negra, eso es lo que no me gusta, Clary… mejor algo de mármol blanco… - sugirió Pamela, mientras ambas recorrían una afamada casa de antigüedades.
-¿Qué te parece esa réplica a escala del David de Miguel Ángel?
-Muy común.
-Pero es clásica.
-Y, ¿La Piedad?
-¡Tienes razón! ¡Es tan hermosa, cuando se la ve de cerca!
-¿Conociste la original?
-Pasaba horas en el lugar en donde está emplazada.
-Entonces, ¿ya te decidiste?
-Agrégala a la lista… ¡Oh, Cielos! ¡Mira la hora que es! ¡Si no nos damos prisa, llegaremos tarde al ensayo!
-¡Casi me olvido! – las dos corrieron a la limousine que las condujo hacia la Catedral.
La anciana hermana Catalina rejuveneció diez años, al ver a Clarisa avanzando por la nave central.
-¡Clarisa, ¿eres tú?!
-¡Hermana Catalina!
-¡No puedo creer que ya estés de regreso!
-Era tiempo, ¿no cree?
-¡Desde luego!
-¿Cómo van las nuevas alumnas?
-Son cada día más holgazanas. ¡No les gusta vocalizar!
-Deberían conocer los beneficios de respirar correctamente y manejar la voz sin esfuerzo excesivo… ¿qué tal una pequeña muestra? ¡Como en los viejos tiempos!
-Creo que sería buena idea, ¿tú también nos acompañas, Pamela?
-¡Será un placer, hermana Catalina!
Encarnación recorría nostálgica los murales con las enormes fotos de su hija. Cada año le tomaban una fotografía y la enmarcaban para colgarla en su cuarto de juegos. Pronto las paredes no alcanzaron. De modo que las primeras fueron a dar al dormitorio del matrimonio. Ese año Clarisa ha llegado a la mayoría de edad y una tradición familiar debe ser cumplida.
-(“¡Mi pequeña!... ¡Ya es toda una mujer!... Ha dejado a un lado a la modista de la familia, para elegir a sus propios diseñadores de moda… y no le ha ido nada mal, las revistas de actualidad, acaban de incluirla en la lista de las mujeres más elegantes de España… ¡aún recuerdo la terrible discusión que tuvimos por el largo de su primera minifalda!... ¡Hhhh!... En su primera fiesta de puesta de largo en Roma… No pude objetarle nada en su vestuario, después de todo, logró opacar a la mismísima anfitriona… Si su padre no hubiese sido tan ambicioso, como para negarle su propia fiesta, habría sido un verdadero éxito!... ¡Y quizás hasta estaríamos hablando de planes de boda!...¡En fin! ¡Habrá que esperar para eso!... Mientras tanto, localizaré al artista plástico que me recomendaron para hacerle un retrato al óleo…”) – la dama se retiró a su despacho en el piso inferior y buscó su agenda – (“Éste es… Javier Toledano.”) ¿Hola?
-Buenos días, Javier Toledano al habla, ¿en qué puedo serle útil?
-Mi nombre es Encarnación Ripoll Suárez, y quisiera contar con sus servicios.
-¿Cuál es su pedido?
-Necesito un retrato al óleo, tamaño natural, cuerpo entero. De mi hija Clarisa.
-Bien… La semana próxima estaré disponible, ¿quiere usted entrevistarme, señora Ripoll?
-Cuanto antes, mejor.
-De acuerdo. ¿El próximo lunes?
-Por la mañana a primera hora, una limousine lo recogerá en su domicilio.
-¡Excelente!
-¡Adiós! (“¡Uf, una cosa menos!”) – Encarnación cerró la comunicación y activó el intercomunicador - ¿Rosario?
-¿Sí, señora?
-¿Ha llegado mi hija?
-Aún no, señora.
-En cuanto lo haga, dígale que venga a mi oficina de inmediato.
-Sí, señora.
-Dígale que venga a mi oficina de inmediato, hermano Juan Ignacio.
-Sí, Fray Fernando.
-(“¡Finalmente, hemos llegado a la última etapa del entrenamiento!... El curso acelerado de Ministerio Extraordinario… el paso que la hará totalmente indestructible… Bien… el formulario de inscripción ya está aquí… y por la premura del curso, deberá tomar sus clases junto con los aspirantes del seminario… le resultará muy cómodo, por cierto…”) – Fray Fernando dejó la delgada carpeta sobre su escritorio y preparó té para dos.
-¿Me llamabas, Fray Fernando?
-¡Oh, Clarisa! ¡Pasa, tomemos un té!
-Debe ser muy bueno lo que tienes para decirme, si hay té de la China de por medio…
-¡No bueno, sino excelente!
-¡Cuéntame!
-Fue todo idea del Obispo…
-¡Hmmm! ¡Interesante!
-Viendo lo devota que eres del Santísimo Sacramento, desde muy niña, ha resuelto inscribirte en la Escuela Diocesana de Ministerios… ¡Para que seas Ministro Extraordinario de la Eucaristía este mismo año!
-¡Oh, Dios!
-Cursarás en las aulas del Seminario, junto con los novicios. Doble turno. De lunes a viernes, con un retiro espiritual cada mes.
-¡Fantástico!
-¡Estoy muy orgulloso de ti, hijita! – Clarisa se puso de pie y abrazó a Fray Fernando con gran ternura, pero algo extraño los interrumpió.
-Fray Fernando…
-¿Qué sucede?
-¿Quién es Monseñor Christiansen?
-Un Jesuita… (“¡Santo Dios! ¡Clarisa está recuperando sus poderes!... Se aproxima el momento de volver a revelarle su misión… puede ser cuestión de días o meses.”)
-¿Exorcista?
-Sí… ¿Por qué lo preguntas?
-No lo sé… sólo me pareció escuchar que alguien lo nombraba.
-No hay nadie aquí, más que tú y yo, linda.
-Es extraño. Nunca me pasó algo así. ¿Lo conoces?
-Lo he visto pocas veces, en Roma. Casi siempre está retirado en algún convento, realizando ejercicios espirituales. Sólo sale cuando surge algún caso que requiera su… carisma especial.
-¿Carisma especial? ¿Así lo llaman? ¿O es que le siguen teniendo recelo a los hombres elegidos en vida?
-Ambos dos, según mi opinión.
(DONTINUARÁ)
Mallorca. Cuatro años más tarde. Verano.
-¡Clary!
-¡Pam!
-¿Cómo has estado?
-Estudiando mucho.
-¡Yo también! ¿Recibiste mi último e-mail?
-Lo leí durante el vuelo.
-¿Te gustaron las fotos?
-¡Me encantaron! ¡Pero más me gustó la noticia que me diste!
-¡¡Ricardo Sotomayor, está compuesto y sin novia!! – exclamaron a coro.
-¿Vas a dar tu fiesta debutante? Sería una excelente oportunidad para invitarlo…
-Tienes razón. Pero de eso quería hablarte…
-¿Qué sucede?
-Mi padre no quiere la fiesta.
-¡Oh, no!
-Pero, me ha dicho que puedo pedirle lo que quiera.
-¿Tienes algo en mente?
-¡Por supuesto!
-¿De qué se trata?
-¡Una enorme casa en la playa!
-¡Grandioso!
-¿Me ayudarás a diseñarla?
-¡Desde luego!
-¡Desde luego que quiero ese terreno!... Firmaré el contrato esta misma tarde… ¡Pero, claro! ¡Debí pensarlo antes! Se lo comunicaré en cuanto llegue. Es que crece tan rápido, ¡y yo lo olvido con tanta facilidad!... ha cumplido dieciocho años… No, no. Lo considero una pérdida de tiempo, si se tiene en cuenta la manera en que los medios de prensa se ocupan de divulgar las actividades de la farándula. Por eso mismo voy a construir esa casa para dársela como regalo el día de su Santo… Perfecto. ¡Hasta luego!
-¿Cómo van esos papeles, querido?
-¡Maravillosamente bien!
-¿Contrataste a los arquitectos?
-Ya han estado en contacto con Clarisa y su amiga, creo.
-¿Pamela?
-La misma.
-¡Oh!
-Encarna…
-¡No me agrada esa amistad, ¡y lo sabes!!
-Ha perdurado desde su infancia, y no hemos podido impedirlo, además todo el mundo ha comprobado que se trata de una muy buena chica.
-¡Pero es negra! ¡Eso es lo que no me gusta!
-Pero es negra, eso es lo que no me gusta, Clary… mejor algo de mármol blanco… - sugirió Pamela, mientras ambas recorrían una afamada casa de antigüedades.
-¿Qué te parece esa réplica a escala del David de Miguel Ángel?
-Muy común.
-Pero es clásica.
-Y, ¿La Piedad?
-¡Tienes razón! ¡Es tan hermosa, cuando se la ve de cerca!
-¿Conociste la original?
-Pasaba horas en el lugar en donde está emplazada.
-Entonces, ¿ya te decidiste?
-Agrégala a la lista… ¡Oh, Cielos! ¡Mira la hora que es! ¡Si no nos damos prisa, llegaremos tarde al ensayo!
-¡Casi me olvido! – las dos corrieron a la limousine que las condujo hacia la Catedral.
La anciana hermana Catalina rejuveneció diez años, al ver a Clarisa avanzando por la nave central.
-¡Clarisa, ¿eres tú?!
-¡Hermana Catalina!
-¡No puedo creer que ya estés de regreso!
-Era tiempo, ¿no cree?
-¡Desde luego!
-¿Cómo van las nuevas alumnas?
-Son cada día más holgazanas. ¡No les gusta vocalizar!
-Deberían conocer los beneficios de respirar correctamente y manejar la voz sin esfuerzo excesivo… ¿qué tal una pequeña muestra? ¡Como en los viejos tiempos!
-Creo que sería buena idea, ¿tú también nos acompañas, Pamela?
-¡Será un placer, hermana Catalina!
Encarnación recorría nostálgica los murales con las enormes fotos de su hija. Cada año le tomaban una fotografía y la enmarcaban para colgarla en su cuarto de juegos. Pronto las paredes no alcanzaron. De modo que las primeras fueron a dar al dormitorio del matrimonio. Ese año Clarisa ha llegado a la mayoría de edad y una tradición familiar debe ser cumplida.
-(“¡Mi pequeña!... ¡Ya es toda una mujer!... Ha dejado a un lado a la modista de la familia, para elegir a sus propios diseñadores de moda… y no le ha ido nada mal, las revistas de actualidad, acaban de incluirla en la lista de las mujeres más elegantes de España… ¡aún recuerdo la terrible discusión que tuvimos por el largo de su primera minifalda!... ¡Hhhh!... En su primera fiesta de puesta de largo en Roma… No pude objetarle nada en su vestuario, después de todo, logró opacar a la mismísima anfitriona… Si su padre no hubiese sido tan ambicioso, como para negarle su propia fiesta, habría sido un verdadero éxito!... ¡Y quizás hasta estaríamos hablando de planes de boda!...¡En fin! ¡Habrá que esperar para eso!... Mientras tanto, localizaré al artista plástico que me recomendaron para hacerle un retrato al óleo…”) – la dama se retiró a su despacho en el piso inferior y buscó su agenda – (“Éste es… Javier Toledano.”) ¿Hola?
-Buenos días, Javier Toledano al habla, ¿en qué puedo serle útil?
-Mi nombre es Encarnación Ripoll Suárez, y quisiera contar con sus servicios.
-¿Cuál es su pedido?
-Necesito un retrato al óleo, tamaño natural, cuerpo entero. De mi hija Clarisa.
-Bien… La semana próxima estaré disponible, ¿quiere usted entrevistarme, señora Ripoll?
-Cuanto antes, mejor.
-De acuerdo. ¿El próximo lunes?
-Por la mañana a primera hora, una limousine lo recogerá en su domicilio.
-¡Excelente!
-¡Adiós! (“¡Uf, una cosa menos!”) – Encarnación cerró la comunicación y activó el intercomunicador - ¿Rosario?
-¿Sí, señora?
-¿Ha llegado mi hija?
-Aún no, señora.
-En cuanto lo haga, dígale que venga a mi oficina de inmediato.
-Sí, señora.
-Dígale que venga a mi oficina de inmediato, hermano Juan Ignacio.
-Sí, Fray Fernando.
-(“¡Finalmente, hemos llegado a la última etapa del entrenamiento!... El curso acelerado de Ministerio Extraordinario… el paso que la hará totalmente indestructible… Bien… el formulario de inscripción ya está aquí… y por la premura del curso, deberá tomar sus clases junto con los aspirantes del seminario… le resultará muy cómodo, por cierto…”) – Fray Fernando dejó la delgada carpeta sobre su escritorio y preparó té para dos.
-¿Me llamabas, Fray Fernando?
-¡Oh, Clarisa! ¡Pasa, tomemos un té!
-Debe ser muy bueno lo que tienes para decirme, si hay té de la China de por medio…
-¡No bueno, sino excelente!
-¡Cuéntame!
-Fue todo idea del Obispo…
-¡Hmmm! ¡Interesante!
-Viendo lo devota que eres del Santísimo Sacramento, desde muy niña, ha resuelto inscribirte en la Escuela Diocesana de Ministerios… ¡Para que seas Ministro Extraordinario de la Eucaristía este mismo año!
-¡Oh, Dios!
-Cursarás en las aulas del Seminario, junto con los novicios. Doble turno. De lunes a viernes, con un retiro espiritual cada mes.
-¡Fantástico!
-¡Estoy muy orgulloso de ti, hijita! – Clarisa se puso de pie y abrazó a Fray Fernando con gran ternura, pero algo extraño los interrumpió.
-Fray Fernando…
-¿Qué sucede?
-¿Quién es Monseñor Christiansen?
-Un Jesuita… (“¡Santo Dios! ¡Clarisa está recuperando sus poderes!... Se aproxima el momento de volver a revelarle su misión… puede ser cuestión de días o meses.”)
-¿Exorcista?
-Sí… ¿Por qué lo preguntas?
-No lo sé… sólo me pareció escuchar que alguien lo nombraba.
-No hay nadie aquí, más que tú y yo, linda.
-Es extraño. Nunca me pasó algo así. ¿Lo conoces?
-Lo he visto pocas veces, en Roma. Casi siempre está retirado en algún convento, realizando ejercicios espirituales. Sólo sale cuando surge algún caso que requiera su… carisma especial.
-¿Carisma especial? ¿Así lo llaman? ¿O es que le siguen teniendo recelo a los hombres elegidos en vida?
-Ambos dos, según mi opinión.
(DONTINUARÁ)
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