Al pie del Tabernáculo

Secretos de Confesión (segunda parte)

-EXCELENTE. QUIERO QUE AL MENOS, INTENTEN ACERCARSE. LA MADRE HA SALIDO DE COMPRAS, LA NIÑA ESTÁ SOLA EN LA CASA CON EL AMA DE LLAVES... TRÁIGANME UN INFORME COMPLETO DE LA SITUACIÓN.
-De inmediato, Mi señor... – la extraña figura se esfumó de la presencia de quien parecía su jefe... más conocido en los Manuscritos del Mar Muerto, como el temible Maestro Supremo. Las cosas no le resultan nada fáciles, ya que en apariencia, hasta la hierba de los alrededores de la mansión, está dispuesta a proteger a la pequeña Clarisa... Y la naturaleza sabe de camuflajes que el hombre desconoce... y el vampiro, también. A todo esto se le suma la fiel custodia de Joel, quien disfruta enormemente de su trabajo, en especial durante los momentos en que los no vivientes intentan acercarse al hogar de la niña: hace que los árboles extiendan sus ramas, para que tropiecen y luego, las lianas y enredaderas, los atrapan y los retienen hasta la salida del sol. Joel ríe divertido, mientras pulsa su arpa, sentado en las ramas de una encina.

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