Al pie del Tabernáculo
Creciendo (segunda parte)
-¡Clary, por Dios, ¿qué tienes?! – las monjas llevan a la joven a la enfermería. Pam, sin pérdida de tiempo, va por Fray Fernando. Corre hasta que le duelen las piernas. Finalmente llega al despacho, en el que entra sin llamar.
-¡Pamela, ¿qué sucede?!
-¡Fray Fernando! ¡Tiene que venir a la enfermería del colegio! ¡Clarisa se ha desmayado!
-¡Dios Santo!
-Fue cuando la Madre Superiora dijo que usted se marcharía.
-¡Lo temía!... ¡Vamos para allá! – los dos cruzan los pasillos y los jardines, hasta la enfermería, en la que Clarisa acaba de volver en sí.
-¡Fray Fernando! – el fraile la abraza con ternura - ¡No puedes irte! ¡¡No puedes dejarme sola! – Clarisa vuelve a desmayarse. La enfermera la reanima rápidamente.
-Está muy afiebrada, hermana Delia. Debería enviarla a casa.
-El Señor Suárez llegará en cualquier momento.
-¡¡¿Dónde está mi hija?!!
-¡¡Papá!!
-¡¡Oh, pequeña!! ¡¿Estás bien?!
-¡¡Tienes que dejarme ir con Fray Fernando a Roma!!
-¡¿De qué hablas?!
-Las cosas se han adelantado un poco, Rodrigo.
-¡Explíquese!
-Me trasladan nuevamente a la Casa Pontificia.
-¿Tan pronto?
-Lo esperaba para dentro de más de un año… pero algunas cosas tienen cierta prioridad…
-¡Déjame ir con él, papá! ¡Te pedí que me cambiaras de escuela, por favor, vámonos a vivir a Roma!
-Hija, sabes que por el momento, eso no es posible, mis negocios me retienen aquí…
-¡Pero yo no quiero estar lejos de Fray Fernando! ¡¿Qué hay si se vuelve a enfermar? ¿Quién lo cuidará?!
-Estaré bien, Clarisa, no te preocupes…
-¡No puedes irte, Fray Fernando! – la súplica en el rostro de Clarisa, es imposible de evadir.
-Tampoco puedo desobedecer a mis superiores.
-Caballeros… la niña debe descansar. – interrumpe la hermana enfermera.
-Llevaré a casa a mi hija, para que la vea su médico de cabecera.
-Perfecto. Iré por los papeles para autorizarla.
-Gracias.
Roma. Ciudad del Vaticano, en ese mismo momento.
-Gracias…
-¿Necesita algo más, hermano?
-Con eso es suficiente, puede retirarse.
-Gracias.
-Hmmm… Es un material sumamente delicado para aplicarle cualquier aparato… mejor será que lo traduzca a la manera antigua, hasta que llegue Fray Fernando. – el hermano David, no ve que alguien ingresa a su despacho.
-¿Hablando solo, hermano David? – la blanca y espigada figura, sobresalta momentáneamente al jesuita.
-¡Oh, Su Santidad! ¡Mil disculpas! ¡Es que estaba muy concentrado en mi tarea!
-No tiene por qué disculparse… es un trabajo excelente, hermano David, considero un arte la traducción de escritos tan antiguos y tan frágiles… ¿Alguna novedad a cerca de la supuesta protagonista de los Escritos?
-Hasta el momento, sólo hemos enviado la documentación de la beca. El Colegio de Santa Clara, aquí mismo, se está ocupando de su estadía.
-Bien. Tendrá una primera cita con el Cónclave, en cuanto esté instalada.
-Sería prudente que se lo tome como una simple visita. No quisiera intimidarla, después de todo, sólo es una niña.
-Por supuesto que no, proceda como lo crea conveniente.
-¡Por supuesto que no, Rodrigo! Me opongo, ¡no me separaré de mi hija!
-¡Pero es que quiere tanto a Fray Fernando!
-¡No me interesa! – en medio de la acalorada discusión conyugal, suena el portero eléctrico.
-Rosario, vea quién es, por favor.
-Enseguida, señor Rodrigo.
-¡Piénsalo, Encarna, siempre dijimos que Clarisita, viajaría por Europa!
-¡Pero no ahora! ¡A los dieciocho años!
-Señor Rodrigo…
-¿Sí, Rosario?
-La Señora Rocío acaba de llegar.
-Hágala pasar.
-Bien, señor.
-¡Encarna, Rodrigo!
-¿Cómo estás? – saluda Rodrigo.
-¡De maravillas! Aunque ustedes, no parecen poder decir lo mismo.
-Hay un pequeño problema familiar.
-¿Clarisa?
-Clarisa.
-¿Está enferma?
-Quiere cambiar de colegio.
-¿Y desde cuándo eso es un problema?
-Desde que quiere irse a Roma, con Fray Fernando.
-¡¿Roma?! ¡¿Quieres decir, la Escuela del Vaticano?!
-¡La misma!
-¡Suena maravilloso!
-Para mí, como madre, ¡es terrorífico!
-Comprendo que es la primera vez que vas a separarte de tu hija tanto tiempo… ¡Pero piensa en los titulares de las revistas! ¡Y en el status que eso le daría a esta familia! Ningún Suárez ha sido educado directamente en la Casa Pontificia… Imagínate el nivel cultural que Clarisita podría alcanzar…
-Imagine el nivel cultural que una niña tan especial podría alcanzar… además, a sus escasos trece años, es una experta en informática… hasta en eso podría sernos útil.
-Facilítele lo que su Discernimiento de Espíritus le indique, hermano David.
-¡Mil gracias, Su Santidad!
-¿Concelebra hoy conmigo?
-¡Será un placer! – las dos figuras peculiarmente opuestas, se dirigen a la Capilla privada del Santo Padre.
-¡Clarisa!... ¡¡Clarisa!!
-Hmmm…
-¡Linda, despierta, es hora de tu medicina!
-¡Está bien!
-¿Vas a levantarte?
-No tengo ánimo…
-¿Cambiaría eso, si te digo que Fray Fernando, está abajo y tiene noticias para ti?
-¡Por supuesto! ¡Estaré allí en cinco minutos!
-Se lo diré.
-¡Bien! – la niña se viste y baja a recibir a su Tutor - ¡Fray Fernando! – lo abraza.
-¡Pequeña! ¡¿Estás mejor?!
-¡Mucho!
-Me alegro, porque tengo algo que decirte, y tiene que ver con este sobre… - se lo entrega y ella lo abre con ansiedad – Es una beca proveniente de la Casa Pontificia, para tus estudios secundarios.
-¡No lo puedo creer!
-Cursarás en la Ciudad del Vaticano, y tendrás acceso a la Biblioteca de la Vaticana.
-¡Es fantástico!
-Eso pensé… los trámites de tu tutoría legal me llevarán algunos días más, de modo que podrás recibir la Confirmación aquí y luego de la Pascua de Navidad, estaríamos viajando juntos. Casi como padre e hija.
-¡Estoy tan feliz!
-¡Yo también!
-¡No veo la hora de contárselo a Pam! Por cierto, aún no envuelvo su regalo de Navidad, y pensándolo bien, creo que tendré que adelantárselo, para que estemos comunicadas.
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo que Clarisa se va a Roma?!
-¡Eso dicen las monjas!
-La llamaré de inmediato… ¿Hola?
-¿Pam?
-¿Qué es eso de que te marcharás? ¿Estás enferma?
-¡Cálmate! Es cierto. Viajaré a Roma este invierno.
-Entonces, no es definitivo, ¿o sí?
-Iré a estudiar y además estaré cerca de Fray Fernando.
-¿Por cuánto tiempo?
-Lo que dure la secundaria.
-¡Oh, no!
-No te preocupes, pasaré todas las vacaciones en Mallorca. Haré hasta lo imposible para que no te sientas sola.
-¡No puedes hacerme esto!
-No será tan grave… Además nos confirmaremos juntas y tengo un gran obsequio para ti…
-¿De qué se trata?
-Es algo que todos los días, nos mantendrá comunicadas… correré con todos los gastos, claro.
-Bueno, eso mejora un poco las cosas. ¿Qué hay de la final del torneo de Taekwon-do?
- ¡Competiré, por supuesto! Y toda nuestra clase estará en primera fila, para verme ganar… de ese modo, nadie te molestará en mi ausencia, o lo pagará caro a mi regreso…
-¡Eso suena muy bien!
-¡Eso suena muy bien, hermano David! – comentó el Cardenal Camarlengo.
-Es la voz de la niña Clarisa Suárez, en una de sus clases de canto, en el Coro del Colegio Santa Clara de Asís.
-¡Es una soprano excelente! Por un momento creí que se trataba de María Callas…
-Y sólo tiene doce años…
-¡¿Doce años?! ¡Increíble!
-Así es, Eminencia. Un verdadero prodigio.
-¡Ya lo creo!
-Bueno, debo continuar con mi trabajo.
-¡Y yo con el mío! – el purpurado, se retira.
El hermano David Salomón continúa con su ardua tarea. Durante varios días a estado durmiendo muy poco, tal es el apasionamiento que le despiertan las traducciones, y el celo por la misión que le fue encomendada: preservar la identidad de la Cazadora.
-(“«…POR CINCO ETAPAS EL ENEMIGO SE REPONDRÁ. LA ELEGIDA SERÁ SEPARADA DE SU NACIÓN. Y EN LUGAR SANTO TENDRÁ SU MORADA, DONDE CRECERÁ EN SABIDURÍA, BELLEZA Y OBEDIENCIA…»… esto habla, evidentemente de su llegada a Roma… lo preocupante es que dejará indefenso a su país todo ese tiempo… a menos que… tal vez… la respuesta tiene que estar por aquí… en el siguiente rollo… en efecto… «NO DESAMPARARÁ A LOS SUYOS. AL RECIBIR TODO EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO, RETRASARÁ LOS PERVERSOS PLANES DEL GRAN MAESTRO SUPREMO Y SUS ESCLAVOS QUIENES VERÁN DERRUMBARSE UNA A UNA SUS ABOMINACIONES…»… debo entender entonces, que la Cazadora recibirá la Confirmación en su tierra, completando así su Iniciación… y según mis cálculos, tal acontecimiento, debería ocurrir exactamente, ¡el día de hoy!”)
-¡Clary, por Dios, ¿qué tienes?! – las monjas llevan a la joven a la enfermería. Pam, sin pérdida de tiempo, va por Fray Fernando. Corre hasta que le duelen las piernas. Finalmente llega al despacho, en el que entra sin llamar.
-¡Pamela, ¿qué sucede?!
-¡Fray Fernando! ¡Tiene que venir a la enfermería del colegio! ¡Clarisa se ha desmayado!
-¡Dios Santo!
-Fue cuando la Madre Superiora dijo que usted se marcharía.
-¡Lo temía!... ¡Vamos para allá! – los dos cruzan los pasillos y los jardines, hasta la enfermería, en la que Clarisa acaba de volver en sí.
-¡Fray Fernando! – el fraile la abraza con ternura - ¡No puedes irte! ¡¡No puedes dejarme sola! – Clarisa vuelve a desmayarse. La enfermera la reanima rápidamente.
-Está muy afiebrada, hermana Delia. Debería enviarla a casa.
-El Señor Suárez llegará en cualquier momento.
-¡¡¿Dónde está mi hija?!!
-¡¡Papá!!
-¡¡Oh, pequeña!! ¡¿Estás bien?!
-¡¡Tienes que dejarme ir con Fray Fernando a Roma!!
-¡¿De qué hablas?!
-Las cosas se han adelantado un poco, Rodrigo.
-¡Explíquese!
-Me trasladan nuevamente a la Casa Pontificia.
-¿Tan pronto?
-Lo esperaba para dentro de más de un año… pero algunas cosas tienen cierta prioridad…
-¡Déjame ir con él, papá! ¡Te pedí que me cambiaras de escuela, por favor, vámonos a vivir a Roma!
-Hija, sabes que por el momento, eso no es posible, mis negocios me retienen aquí…
-¡Pero yo no quiero estar lejos de Fray Fernando! ¡¿Qué hay si se vuelve a enfermar? ¿Quién lo cuidará?!
-Estaré bien, Clarisa, no te preocupes…
-¡No puedes irte, Fray Fernando! – la súplica en el rostro de Clarisa, es imposible de evadir.
-Tampoco puedo desobedecer a mis superiores.
-Caballeros… la niña debe descansar. – interrumpe la hermana enfermera.
-Llevaré a casa a mi hija, para que la vea su médico de cabecera.
-Perfecto. Iré por los papeles para autorizarla.
-Gracias.
Roma. Ciudad del Vaticano, en ese mismo momento.
-Gracias…
-¿Necesita algo más, hermano?
-Con eso es suficiente, puede retirarse.
-Gracias.
-Hmmm… Es un material sumamente delicado para aplicarle cualquier aparato… mejor será que lo traduzca a la manera antigua, hasta que llegue Fray Fernando. – el hermano David, no ve que alguien ingresa a su despacho.
-¿Hablando solo, hermano David? – la blanca y espigada figura, sobresalta momentáneamente al jesuita.
-¡Oh, Su Santidad! ¡Mil disculpas! ¡Es que estaba muy concentrado en mi tarea!
-No tiene por qué disculparse… es un trabajo excelente, hermano David, considero un arte la traducción de escritos tan antiguos y tan frágiles… ¿Alguna novedad a cerca de la supuesta protagonista de los Escritos?
-Hasta el momento, sólo hemos enviado la documentación de la beca. El Colegio de Santa Clara, aquí mismo, se está ocupando de su estadía.
-Bien. Tendrá una primera cita con el Cónclave, en cuanto esté instalada.
-Sería prudente que se lo tome como una simple visita. No quisiera intimidarla, después de todo, sólo es una niña.
-Por supuesto que no, proceda como lo crea conveniente.
-¡Por supuesto que no, Rodrigo! Me opongo, ¡no me separaré de mi hija!
-¡Pero es que quiere tanto a Fray Fernando!
-¡No me interesa! – en medio de la acalorada discusión conyugal, suena el portero eléctrico.
-Rosario, vea quién es, por favor.
-Enseguida, señor Rodrigo.
-¡Piénsalo, Encarna, siempre dijimos que Clarisita, viajaría por Europa!
-¡Pero no ahora! ¡A los dieciocho años!
-Señor Rodrigo…
-¿Sí, Rosario?
-La Señora Rocío acaba de llegar.
-Hágala pasar.
-Bien, señor.
-¡Encarna, Rodrigo!
-¿Cómo estás? – saluda Rodrigo.
-¡De maravillas! Aunque ustedes, no parecen poder decir lo mismo.
-Hay un pequeño problema familiar.
-¿Clarisa?
-Clarisa.
-¿Está enferma?
-Quiere cambiar de colegio.
-¿Y desde cuándo eso es un problema?
-Desde que quiere irse a Roma, con Fray Fernando.
-¡¿Roma?! ¡¿Quieres decir, la Escuela del Vaticano?!
-¡La misma!
-¡Suena maravilloso!
-Para mí, como madre, ¡es terrorífico!
-Comprendo que es la primera vez que vas a separarte de tu hija tanto tiempo… ¡Pero piensa en los titulares de las revistas! ¡Y en el status que eso le daría a esta familia! Ningún Suárez ha sido educado directamente en la Casa Pontificia… Imagínate el nivel cultural que Clarisita podría alcanzar…
-Imagine el nivel cultural que una niña tan especial podría alcanzar… además, a sus escasos trece años, es una experta en informática… hasta en eso podría sernos útil.
-Facilítele lo que su Discernimiento de Espíritus le indique, hermano David.
-¡Mil gracias, Su Santidad!
-¿Concelebra hoy conmigo?
-¡Será un placer! – las dos figuras peculiarmente opuestas, se dirigen a la Capilla privada del Santo Padre.
-¡Clarisa!... ¡¡Clarisa!!
-Hmmm…
-¡Linda, despierta, es hora de tu medicina!
-¡Está bien!
-¿Vas a levantarte?
-No tengo ánimo…
-¿Cambiaría eso, si te digo que Fray Fernando, está abajo y tiene noticias para ti?
-¡Por supuesto! ¡Estaré allí en cinco minutos!
-Se lo diré.
-¡Bien! – la niña se viste y baja a recibir a su Tutor - ¡Fray Fernando! – lo abraza.
-¡Pequeña! ¡¿Estás mejor?!
-¡Mucho!
-Me alegro, porque tengo algo que decirte, y tiene que ver con este sobre… - se lo entrega y ella lo abre con ansiedad – Es una beca proveniente de la Casa Pontificia, para tus estudios secundarios.
-¡No lo puedo creer!
-Cursarás en la Ciudad del Vaticano, y tendrás acceso a la Biblioteca de la Vaticana.
-¡Es fantástico!
-Eso pensé… los trámites de tu tutoría legal me llevarán algunos días más, de modo que podrás recibir la Confirmación aquí y luego de la Pascua de Navidad, estaríamos viajando juntos. Casi como padre e hija.
-¡Estoy tan feliz!
-¡Yo también!
-¡No veo la hora de contárselo a Pam! Por cierto, aún no envuelvo su regalo de Navidad, y pensándolo bien, creo que tendré que adelantárselo, para que estemos comunicadas.
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo que Clarisa se va a Roma?!
-¡Eso dicen las monjas!
-La llamaré de inmediato… ¿Hola?
-¿Pam?
-¿Qué es eso de que te marcharás? ¿Estás enferma?
-¡Cálmate! Es cierto. Viajaré a Roma este invierno.
-Entonces, no es definitivo, ¿o sí?
-Iré a estudiar y además estaré cerca de Fray Fernando.
-¿Por cuánto tiempo?
-Lo que dure la secundaria.
-¡Oh, no!
-No te preocupes, pasaré todas las vacaciones en Mallorca. Haré hasta lo imposible para que no te sientas sola.
-¡No puedes hacerme esto!
-No será tan grave… Además nos confirmaremos juntas y tengo un gran obsequio para ti…
-¿De qué se trata?
-Es algo que todos los días, nos mantendrá comunicadas… correré con todos los gastos, claro.
-Bueno, eso mejora un poco las cosas. ¿Qué hay de la final del torneo de Taekwon-do?
- ¡Competiré, por supuesto! Y toda nuestra clase estará en primera fila, para verme ganar… de ese modo, nadie te molestará en mi ausencia, o lo pagará caro a mi regreso…
-¡Eso suena muy bien!
-¡Eso suena muy bien, hermano David! – comentó el Cardenal Camarlengo.
-Es la voz de la niña Clarisa Suárez, en una de sus clases de canto, en el Coro del Colegio Santa Clara de Asís.
-¡Es una soprano excelente! Por un momento creí que se trataba de María Callas…
-Y sólo tiene doce años…
-¡¿Doce años?! ¡Increíble!
-Así es, Eminencia. Un verdadero prodigio.
-¡Ya lo creo!
-Bueno, debo continuar con mi trabajo.
-¡Y yo con el mío! – el purpurado, se retira.
El hermano David Salomón continúa con su ardua tarea. Durante varios días a estado durmiendo muy poco, tal es el apasionamiento que le despiertan las traducciones, y el celo por la misión que le fue encomendada: preservar la identidad de la Cazadora.
-(“«…POR CINCO ETAPAS EL ENEMIGO SE REPONDRÁ. LA ELEGIDA SERÁ SEPARADA DE SU NACIÓN. Y EN LUGAR SANTO TENDRÁ SU MORADA, DONDE CRECERÁ EN SABIDURÍA, BELLEZA Y OBEDIENCIA…»… esto habla, evidentemente de su llegada a Roma… lo preocupante es que dejará indefenso a su país todo ese tiempo… a menos que… tal vez… la respuesta tiene que estar por aquí… en el siguiente rollo… en efecto… «NO DESAMPARARÁ A LOS SUYOS. AL RECIBIR TODO EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO, RETRASARÁ LOS PERVERSOS PLANES DEL GRAN MAESTRO SUPREMO Y SUS ESCLAVOS QUIENES VERÁN DERRUMBARSE UNA A UNA SUS ABOMINACIONES…»… debo entender entonces, que la Cazadora recibirá la Confirmación en su tierra, completando así su Iniciación… y según mis cálculos, tal acontecimiento, debería ocurrir exactamente, ¡el día de hoy!”)
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