Maggie Mae
22 - CALMANDO A LAS FIERAS...
5:15 p.m. Hotel Deauville.
-¡Faltan quince minutos para comenzar el ensayo, y esos dos no se permiten el lujo de aparecer! – protesta George Martín, caminando de un extremo a otro de la habitación.
-Ten un poco más de paciencia, ¡sabes muy bien que ellos dos son siempre muy puntuales! – John se relajaba junto a Paul y Ringo, al modo de ver de Martín, con demasiada calma. Los tres acababan de ver llegar a Rita y a George por la ventana, pero guardaron silencio.
-¡Paciencia! ¡¡Paciencia es lo que ya se me terminó!!... ¡No entiendo cómo pueden estar así de tranquilos! ¡Él es un inconsciente, y ella una menor de edad!
-Somos cantantes, – respondió Paul - antes de comenzar a trabajar, debemos estar relajados, serenos, tranquilos, y sin ningún tipo de tensión, eso perjudicaría nuestras cuerdas vocales...
-¡Cierto, muy cierto Paul!... Además, tengo el presentimiento de que los chicos llegarán justo a tiempo. ¡Así que deja de preocuparte, George, ¿quieres?! – sin más Ringo se sentó a la batería.
-¡Pues no puedo! ¡Iré por Brian, y saldremos a buscarlos!
-¡Bueno! ¡Haz como gustes! – John desenfundó su guitarra. En cuanto la puerta estuvo cerrada, Lennon descolgó el teléfono. Secretamente había tomado el tiempo, desde que vio a sus amigos pasar bajo la ventana, por lo que sabía que ya habían llegado a la habitación de Rita.
-¿John?
-¡No hay moros en la costa! ¡Ya pueden subir!
-¡Gracias por cubrirme!
-¡No fue nada, amigo!
-¡O. K.! ¡Ya subimos! – los tres, utilizando la escalera de servicio, arribaron a la sala de ensayos.
Los instrumentos ya estaban listos. Rita, George y Al ingresaron por una puerta lateral.
-¡Aquí estamos! – anunció la niña.
-¡Maggie, por fin! – John la abrazó con más fuerza de lo habitual, lo cual no dejó de incomodarla, ni de despertar los celos de George.
-¡Hey! ¡Ya estoy aquí! ¡No tenían que preocuparse tanto! – exclamó ella, respondiendo al abrazo, e intentando calmar a Lennon – Sólo fuimos a la playa a visitar a mi tío Alexander... ¡Que está aquí!... Tío Al, ¡los Beatles!
-¡Increíble!
-¿Tú eres... el hermano pequeño de
-¡Así es!
-Realmente, Maggie se te parece mucho. – comentó John.
-Sí, ¡eso dice todo el tiempo mi mamá! (“¡Y últimamente, tiene más razón que de costumbre!”)
-Bueno, - interrumpió Ringo – ya que las presentaciones fueron hechas, ¡comencemos con el ensayo, antes de que llegue Brian!
-¡Perfecto!... Tío Al, ¡siéntate y disfruta!
-¡¿Por qué sentarme, cuando podemos bailar?!
-¡Excelente idea! – y así, tío y sobrina se divirtieron durante el primer ensayo, que se prolongó casi hasta la hora de la prueba de sonido en el club del hotel. Ambos colaboraron en el traslado de los equipos e instrumentos, agilizando una tarea de por sí, muy tediosa. El público comenzó a ingresar y también con él, George Martín y Brian Epstein, lógicamente, furiosos.
-¡Muy bien, jovencitos! ¡¡Parece que se decidieron a llegar!! – exclamó Brian.
-¡¡¿Qué se supone que tienen en la cabeza!!... ¡¡Casi nos matan de un susto!!... ¡¡Es una suerte que tu madre no nos haya llamado, señorita Mae!!
-¡Lo siento!
-¡¿Lo sientes?!... ¡¡Qué graciosa, ¡ella lo siente!!!... ¡¿No crees que nos debes una pequeña explicación?!... ¡Y tú, George!… ¡¿En qué pensabas?!... ¡¡Escapaste con una menor de edad!!... ¡¡¡¿Acaso perdiste la razón?!!!... ¡¡¡Eres una persona adulta, haz el favor de actuar como tal!! ¡¡¡Ya no eres un adolescente!!!
-¡Oiga, ¡un momento!! – protestó Alexander - ¡¡¡Me parece que se está extralimitando!!!... ¡Usted tiene varios años más que los muchachos, ¿verdad?! ¡Pero sólo es un productor! ¡Un empresario! ¡Ingresó en el negocio siendo un adulto!... ¡Ese es un detalle, que parece no tener en cuenta!... – Rita lo tomó de un brazo para detenerlo, pero fue inútil - ¡y estos cuatro muchachos, han perdido su adolescencia para llegar adonde están en este momento! Han hecho cosas que ningún «adolescente» sería capaz de hacer... Y Rita, sólo es una niña traviesa... ¡que significó una bocanada de aire puro para ellos! ¡De ningún modo espere usted, que sean adultos perfectos, cuando voluntariamente sacrificaron tantos años de su vida!
-Creo que... tendremos que discutirlo más tarde, ahora nos espera el ensayo con público. – Martin, pensativo, los acompañó al salón. Y permaneció así por el resto de la noche.
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