Maggie Mae
31 – RELAX...
Febrero 19. 06:30 a.m.
El sol aún no sale. Todo está listo para iniciar un día más en la vida de los Cuatro Genios de Liverpool. Cinco taxis esperan en distintos puntos de la ciudad. Sólo dos de ellos serán utilizados por la banda. Los demás despistarán a las fans. El operativo es un éxito. John, Rita y George, son los primeros en llegar. Paul, Ringo y Brian Epstein lo hacen diez minutos más tarde. La paz de esa playa desierta les resulta increíble. Se relajan. Pero, al mismo tiempo, cada uno de ellos piensa en la cada vez más cercana despedida.
-(“¡Magnífico!... Finalmente los muchachos tienen un poco de libertad... Sólo un poco... En cuarenta y ocho horas, nuevamente estarán abordo de un avión... de regreso a Londres... a componer... a firmar contratos... y muy probablemente a echar de menos a esta niña traviesa... y bella...”) – Brian los mira jugar con una pelota de playa. Sabe que la joven influirá en la música de la banda, y piensa en lo que podría pasar con el éxito de los muchachos en adelante, en función a esa influencia.
-(“¡Rita!... Me duele el alma cada vez que recuerdo, lo poco que nos queda para estar contigo... deberíamos hacer algo para volver a verte pronto... tiene que existir un modo... y lo vamos a encontrar...”) – Ringo suspira, sentándose sobre la arena mojada. Ha sido su amigo fiel y el único que no se preocupó en seducirla.
-(“La voy a echar de menos... veré su cara bonita cada vez que corra algún riesgo... y querré verla en mi esposa, porque tiene todo lo que siempre quise esperar de Cynthia...”) – John está desilusionado y triste. Ha descubierto que su matrimonio está deshecho.
-(“Es adorable... y no podremos olvidarla... creo que tengo una forma de hacérselo saber, sobre todo, si no nos queda tiempo para llamarla...”) – Paul, con una libreta y un bolígrafo no deja de mirarla y escribe...
-(“¡Dulce!... ¡¿Cómo vivir sin ti?!... A cada minuto, me convenzo de que es imposible... desde ahora, cualquier cosa que haga me recordará a ti... veré tu cara en el espejo, en lugar de la mía... en cada mujer que me mire, buscaré tus ojitos azules... ¡Hhhh!... ¡Si tuviera suficiente valor para decirte todo lo que siento por ti!... pero hay algo que aún me frena...”) – George, de pie a unos pasos de ella, la contempla entre temeroso y extasiado. No sabe qué hacer. Su corazón late fuerte, tanto que tiene miedo de que Rita llegue a oírlo.
-(“Por más que lo pienso y lo pienso... no encuentro otra manera de llegar a ese avión, que no sea la misma que utilicé para acceder a la sala VIP del aeropuerto... disfrazada de azafata... en cuanto a lo otro... sí... Voy a hacerlo... Quiero quedarme con el mejor de los recuerdos... aunque eso signifique tener que sufrir toda una vida por no estar a su lado... Ya está decidido... Él se llevará a Londres mi primer beso... George... es una verdadera lástima que no se haya escrito ningún libro con instrucciones a cerca de cómo identificar el verdadero amor...”) – Rita arroja piedras al mar, mientras su cabeza trabaja a todo vapor. Esta vez, la travesura será aún mayor que la del aeropuerto.
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