Maggie Mae
30 - PROBLEMAS... NOSTALGIA...
07:15 p.m.
Hace mucho calor. El sol cae. George, inquieto y preocupado, baja a la piscina. Mira el trampolín. No puede borrar de su mente la imagen de Rita, saltando desde allí, en el límite de sus fuerzas.
-(“¡¿Qué está haciéndole esa mujer?!... de una cosa estoy totalmente convencido... no estará conforme hasta no haberle llenado la cabeza contra ella a todo mundo... desde que conoce a John, desgraciadamente, también conoce la peor forma de jugar sucio... ¡No se puede ser tan miserable!... Me parte el alma ver sufrir a Rita como hasta ahora... ¡de ninguna manera lo merece!... ¡No puedo creer que esto esté realmente sucediendo!... Toda la situación ha cambiado en forma asombrosa...”)
-(“Todo ha cambiado de forma asombrosa... ¡Hhhhh!... Bien... le dije a Laura que la llamaría... al menos ahora no tengo que preocuparme por la ideas locas que esa mujer pueda meterle en la cabeza al tío Al... ¡Qué calor!... ¡Abriré un poco la ventana!... ¡Hey!... ¡Miren quién está ahí abajo!... ¿Qué estará haciendo, solo cerca de la piscina?... Se ve triste... Y creo que sé por qué... la puerta... ¿quién será?... no espero a nadie...”) – la joven, sin pensarlo, abrió para sorprenderse - ¡¿Cynthia?!
-¿Podemos hablar?
-(“Parece venir en son de paz... de cualquier forma, yo desconfiaría de cada una de sus palabras...”) Sí, claro, pasa...
-Gracias...
-(“Está nerviosa... hay sudor en sus manos... no creo que traiga ninguna grabadora encima... de todos modos, me cuidaré en cada respuesta que le proporcione...”) Ponte cómoda... adelante.
-Te debo una disculpa... Actué como una estúpida... ¡pero es que ya no sé cómo retener a John!... ¡Siento que se me va de las manos!
-(“Lágrimas de cocodrilo... está buscando hacerme sentir culpable... no le sienta el papel de víctima... resulta poco creíble, hasta para el más ingenuo niño de jardín maternal... ¡patético!”) ¿Siempre tuviste miedo de perderlo?
-Desde que toda esta locura tomó forma... Nunca pensé que realmente, John llegaría tan lejos con su banda.
-(“¡Hmmmm!... Creo que la he desconcertado... está dándome datos muy valiosos... o tal vez quiera entrar en confianza para tenderme una trampa... lo que no sabe es que las dos tenemos instinto de cazadoras... pero la diferencia entre ambas, es que yo soy un águila, y ella, un buitre...”) ¿No valoras su talento?
-No exactamente... Pensé... que tal vez pronto se le pasaría y... terminaría sus estudios para luego conseguir un buen empleo... tú sabes... formaríamos una familia como cualquier otra...
-(“¡Vaya!... Sin duda alguna, no tienes ni un miserable par de dedos de frente... ¡hasta un sordo habría notado que el grupo siempre tuvo lo que se necesita para triunfar!... ¡eres de lo que no hay!”) Por eso buscaste a Julian... sin avisarle a John...
-Fue una locura, lo reconozco... pero quería asegurarme...
-¿El futuro? (“¡De la peor manera que existe!... ¡Miserable!”)
-Supongo que sí...
-(“¡Y lo tienes muy seguro, mientras no sigas metiendo la pata!... Pero no se le puede pedir peras al olmo...”) Y ahora crees que las fans, te lo están quitando.
-¡Seguro!
-(“¡Cerebro de canasta de almuerzo!... ¡No puedes separar a la persona del músico! ¡Deberías saber que van juntos! ¡Te enamoraste del todo, no de una parte, acéptalo tal como Dios te lo ha dado! ¡Tienes demasiados privilegios para tan pocas neuronas!”) ¿No confías en él?
-Sí, pero... ¡Es hombre!
-(“¡Otra popular excusa para no hacerse cargo de los defectos propios!... Eso además de que resulta evidente que no eres mujer para él...”) Como todos... ¿Lo amas?
-¡Hhhhh! ¡Claro que sí!
-(“¡Hmmmm!... En mi opinión, lo único que amas es tu imagen reflejada en un espejo... como sigas pasando por la vida con esa actitud, no llegarás a ninguna parte...”) Eso debería ser suficiente... ¿o es que hay algo más?
-Miedo... Tú me das miedo... las artistas que lo rodean, me dan miedo... Parecen ser todas, mejores que yo...
-(“¡A buena hora te das cuenta de una gran verdad!... Por cierto que no eres
-¿Lo crees?
-¡Claro que sí! Tienes que volver a ser la mujer que lo conquistó...
-¡No sé si pueda!
-(“¡Ya deja de hacerte la víctima, das asco!”) ¡Sí puedes! Sólo anímate, cree en ti misma y quiérete un poco más... de otro modo, vas a perderlo.
-Eso temo.
-(“No habrías tenido un hijo, si tu autoestima no hubiese estado en el sótano de tu casa... En cuanto a John, lamento decirte que nunca lo tuviste... Pero no puedo repetir eso en voz alta, lo arruinaría todo...”) No sucederá, si tú no lo permites.
-¡Hhhhh! Te juzgué muy mal, Rita... Eres demasiado sabia para ser tan joven...
-(“¡Elogio gratuito!... Que seguramente pagarás muy caro, si no reaccionas como es debido...”) ¡Tonterías! Sólo digo las cosas como las veo desde fuera. (“¡Y para tu desgracia y la de unos cuantos, veo demasiado bien!”)
-Sí que lo eres... Entiendo perfectamente lo que los muchachos sienten por ti...
-(“¡Ahora sí está diciendo la verdad!”) ¿Alguno te comentó algo?
-Sólo he oído parte de algunas cosas que se dijeron entre ellos, cuando estaban en nuestra suite.
-¿George?
-¡George!... ¿Te gusta?
-Mucho… ¡Más de lo que creo!
-Lo noto muy deslumbrado... se pone nervioso cuando te nombran... tiembla cuando te ve... lo conozco bastante... jamás estuvo así...
-¡¿En serio?!
-Yo lo vi... Está enamorado... ¿vas a corresponderle?
-Una parte de mí dice que sí... mientras la otra se niega...
-¿No quieres crecer?
-¡No puedo evitarlo!
-¿Es la primera vez que te enamoras?
-Así es...
-¡Ahora comprendo muchas cosas! ¡Linda, créeme que lo siento!
-Está bien...
-¡Y gracias! Te debo la vida de John...
-¡Ya, olvídalo!
-Bien.
-Ahora, ¡ve con tu marido y cuídalo, ¿quieres?!
-¡Está bien! – Cynthia se retiró.
-(“¡Uff!... No sé si puedo confiar en que no vuelva a molestarme... pero de todos modos, me sorprende esta extraña actitud de disculparse así conmigo, parecía obligada a hacerlo... quisiera tener una segunda opinión... tal vez Laura me saque de dudas...”) – tomó el teléfono.
Nueva York.
08:05 p.m.
-¿Hola?
-¡Laura!, ¿cómo estás?
-¡Rita! ¡Me da tanto gusto!
-A mí también...
-¿Cómo te sientes?
-Algo desorientada, ¡no sabes lo que acaba de pasarme!
-Dime...
-Cynthia Lennon estuvo aquí conmigo, pidiéndome disculpas por lo que me hizo anoche, y hablando conmigo de mujer a mujer...
-¡Increíble!
-Pensé lo mismo cuando le abrí la puerta.
-¿Qué te dijo?
-Que había actuado estúpidamente, pero eso fue porque no sabe cómo retener a John... siente que se le está yendo de las manos... se niega a aceptar que él nació para ser lo que es...
-En definitiva, te confesó todo lo que esperabas...
-Y hay algo más... no lo ama, aunque diga lo contrario... también dijo que tiene miedo de que las demás mujeres sean mejores que ella... y puedan quitarle el marido...
-Eso te incluye a ti, ¿verdad?
-Me lo ha dicho... me habló de George...
-¡¿De George?!
-¡Sí! Realmente, en ese momento me sorprendió tanto como a ti... Ella está convencida de que está enamorado...
-Es una opinión muy respetable... ellos deben conocerse mucho...
-¿Piensas que debo creerle?
-Respecto a George, te diría que sí... Después de todo es algo muy conveniente para ella...
-Cierto... ¿Sabes? En este mismo momento lo estoy viendo desde mi ventana... está abajo, cerca de la piscina...
-Y él, ¿puede verte?
-No, la iluminación del lugar lo encandila... camina despacio, pensativo... te diría que hasta triste...
-Seguro en este momento estás en su cabeza...
-Tal vez... ¿Te parece que debería hablar de esto con él?
-¡Por supuesto! Cuanto antes, mejor... Le quitarás la preocupación de encima...
-Y sería la mejor de las excusas para acercarme a él...
-¡No esperes un segundo más! ¡Anda, ve con él!
-¡Ya mismo!
-Bien, nos veremos mañana por la noche... ¡Me dejaron ir a despedirlos!
-¡¡Genial!!
-¡Ya lo sé! ¡Cuídate!
-¡Adiós!
-¡Adiós!
08:20 p.m.
-(“¡No se ha ido!... ¡Laura está en lo cierto!... ¡Debo hablarle ahora mismo!... ¡Me veo bien!... ¡Allá voy!”) – salió a toda velocidad. Harrison, en ese instante se encontraba solo. La dulce voz de Rita le sacudió el alma.
-¡George!
-¿Rita? ¿De dónde vienes?
-¡Estuve en mi cuarto!
-¡Pero, ¿por qué tanto alboroto?!
-¡Aparentemente, acabo de reconciliarme con Cynthia!
-¡Eso es genial!
-¡Ni yo lo puedo creer!
-¡Te comprendo! ¿Cómo fue?
-Creo, que entró en razón... Vino a mi cuarto... se disculpó... hablamos un rato y se fue...
-Pero no todo está bien, ¿verdad?
-Cierto... y no deja de preocuparme...
-¿Qué temes?
-¡Hhhh!... No están enamorados...
-Ya lo sé...
-Al menos, no volverá a pelear conmigo.
-Eso es bueno... ¿Cenamos?
-Sí, claro...
-Y, ¿luego?
-¡Hmmm! No sé... ¿Venimos a nadar?
-¡Me gusta la idea!
-Bien. – juntos, pasaron al restaurante. La velada transcurrió entre ocurrencias, bromas y estallidos de risas.
-¡Ayyy!... ¡Mi estómago!... Se supone que acabo de cenar... ¡Y me duele todo de tanto reírme!
-¡Podemos seguir toda la semana, si quieres!
-¡¡Quiero sobrevivir!! – George se puso de pie, sin dejar de reir.
-¡Está bien! ¡Iré a cambiarme!
-(“¡Tengamos un momento romántico!”) ¡Ah, ah! ¡Eso sí que no! ¡Tú no vas a ninguna parte! – la tomó en sus brazos y corrió con ella hacia la piscina, a la que se arrojó...
-¡¡¿Estás loco?!!
-¡Hoy ha sido un día loco!
-¡Ya veo! – habían quedado abrazados, muy cerca el uno del otro.
-(“¡Te besaría, hasta dejarte sin respiración!...”)
-(“¡Hmmm!... ¡Y, ¿ahora?!... ¡¿Qué hago?!...”) – en un esfuerzo sobrehumano, Rita puso distancia de la única manera que pudo ocurrírsele... le salpicó la cara con el agua.
-¡Hey!... ¡Ya basta!... ¡Ahora verás!... – continuaron así, hasta que llegó Brian, quien los estaba buscando. Haciendo un gesto de fastidio, se acercó al borde de la alberca.
-(“¡¿Alguna vez dejarán de comportarse como criaturas?!”) ¡¿Qué sucede aquí?! ¡Puede alguien explicarme, ¿qué demonios hacen en el agua, vestidos?!
-¡Hey! ¡No lo tomes tan a pecho! ¡Sólo nos divertíamos! (“¡Hasta que tu llegaste para interrumpir!”) – respondió George, mientras ayudaba a Rita a salir de la piscina.
-Además, ya nos íbamos a dormir... No sé tú, ¡pero yo ya tengo frío!
-Sí, yo también.
-Bien... Aguarden aquí, les traeré unas toallas.
-De acuerdo, gracias. – en diez minutos, todos dormían.
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