Maggie Mae
33 - LA ÚLTIMA HAZAÑA DE DOS AMIGAS
Febrero 20. 12:00 a.m.
La ropa estaba cuidadosamente preparada. Ya lo había hecho anteriormente, para colarse en el Club de Campo, en donde solía practicar natación a altas horas de la noche, cuando nadie la veía. Todo comenzó cuando junto a su amiga Laura, vio salir del mismo lugar a dos ancianas vestidas completamente de negro: zapatos, medias, faldas, blusas, sombreros carteras y guantes. «¡Vaya luto riguroso!», pensaron. Pero lo llamativo era que el guardia las dejaba pasar sin pedirles la tarjeta de identificación. Cuando lo notaron, se miraron con complicidad: «¡¿Por qué no?!»... La recreación de los personajes era tan perfecta, que nadie notó la diferencia... hasta que ese mismo año, las dos señoras fallecieron. Pero la idea era buena. Especialmente si lo que la misión requería era discreción, de modo que se puso en marcha. La peluca gris. El maquillaje. Estaba casi terminando, cuando Paul ingresó sin llamar, fingiendo una voz que no era la suya.
-¿Alguien pidió un taxi, para esta habitación?
-¡¿Paul?!
-¿Quién más, si no?
-¡Te ves genial!
-¡Gracias! ¿Estás lista?
-Sólo me pongo la peluca y el sombrero, y podremos salir.
-¡Fantástico!
-¡Ajá!... Bien... Ahora me tapo la cara con el tul...
-¿Laura irá vestida como tú?
-Exactamente igual... mi bastón... ¡O. K.! ¡Vámonos!
-¡Perfecto!
12:30 a.m.
Las fans, continúan rodeando el hotel. La policía está atenta a sus movimientos. Todo parece indicar que el plan de Rita, no podrá llevarse acabo. En el sitio acordado, Laura aguarda con su maleta en la mano.
-¿Le ayudo a cruzar, señora? – pregunta un vigilante.
-No, gracias hijito... Estoy esperando a mi hermana... Ella vendrá buscarme en un taxi. Justo aquí.
-Muy bien. Entonces continuaré mi recorrida.
-¿Hasta cuando continuaremos la recorrida? – pregunta Paul.
-Hasta que ella llegue...
-¿La ves por alguna parte?
-Hmmmm... ¡Sí!... ¡Allá está! ¡Justo en la esquina!
-Me temo, que demasiado cerca del hotel...
-Quédate en ese callejón... yo la traeré...
-Ten cuidado.
-¡Lo tengo! Vuelvo enseguida... – Rita desciende del vehículo, caminando encorvada, ayudándose con el bastón – (“¡Hmmm!... ¡Qué silencio!... Casi no hay gente en la calle... ningún policía a la vista... todos están muy ocupados, vigilando la puerta principal del hotel... perfecto... Esa es Laura... ¡Cielos! Parece que no me ha reconocido aún... Bien, en ese caso... ¡Habrá que cometer una obviedad!”) – la joven pasa junto a un muchacho, y le pega con el bastón en el trasero...
-(“¡Esa es Rita!... ¡Sigue siendo incorregible!... Sólo ella es capaz de hacer una cosa así...”) – Laura saluda a su amiga, agitando uno de sus guantes. Las dos chicas se encuentran en mitad de la calle.
-¡Laura!
-¡Rita!
-¡No imaginas todo lo que te he necesitado! – suspira Rita, abrazándola.
-¿Ocurre algo?
-Lo hablaremos cuando regresemos, en la capilla del colegio.
-De acuerdo... ¿No identificaron a...?
-Gracias a Dios, no... Sube...
-¿Adónde las llevo, bellas damas? – pregunta Paul.
-¡¿Paul?!... ¡Estás irreconocible!
-¿Lo crees?
-De no ser por Rita, habría seguido de largo...
-¡Lo tendré en cuenta!
-¡Ya vámonos! – exclama Rita. McCartney pone el vehículo en marcha.
Reingresan al hotel, por el estacionamiento subterráneo.
-¡Ya me dolía la cabeza, con esta peluca tan ajustada! – se queja Laura.
-¡Lo mismo digo!
-Si ya no me necesitan... creo que me iré a dormir...
-Está bien, Paul, ¡que descanses! – responde Rita. Lo saludan, y las dos amigas suben al salón comedor.
-¿Tienes hambre?
-¡Siempre!
-Bien. Entonces, pidamos algo.
-Luego, ¿me acompañas a registrarme?
-¡Por supuesto!
-¿Tienes alguna idea para mañana?
-¡Hmmm!... Tal vez... Podría pedir el salón de juegos... es pequeño, confortable... tiene una barra bien dispuesta...
-Podríamos verlo luego...
-Está cerrado a estas horas, pero creo que algo se ve desde fuera.
-¡Ajá!... ¿Pasó algo con George?
-Todavía no, pero aún puede ocurrir algo muy interesante...
-¿Como qué?
-Como... un beso... o tal vez, más de uno...
-¿De despedida?
-Probablemente... Pero no quiero hablar de eso ahora, ¡para no perder el apetito!
-¡Lo imagino! ¿Qué hay del resto?
-¡Hhhhhh!... después de todo lo que pasó, y lo que me dijo Cynthia, estoy... como desconcertada... No sé qué pensar de ella...
-Tal como me lo contaste... Tengo toda la impresión de que John debe haber tenido mucho que ver con esa disculpa.
-Es muy probable... Cambió mucho desde el accidente de la piscina... Ahora sí, me quiere bien...
-¡Me alegra saberlo! ¿Te tranquilizó el cambio... o te desilusionó?
-Soy mujer para un solo hombre...
-¿Acabas de descubrirlo?
-Creo que sí...
-Yo te lo dije en el aeropuerto... ¿Recuerdas?
-Dijiste que me miraba...
-Amor a primera vista...
-(“Amor a primera vista... Fue el primer rostro que vi cuando salí por la escotilla del avión... Nunca imaginé que luego sentiría algo tan especial por ella... ¡ni tan fuerte!”) – nuevamente sin dormir, George da vueltas en la cama. No quiere pensar en que sólo tiene un día para confesarle a Rita todo lo que le pasa con ella...
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