Maggie Mae

15 - CAMINO AL PRIMER SHOW EN VIVO

Washington. 10:30 a.m.

En casa de sus tíos, Laura, que acaba de llegar, se dispone a preparar la ropa para asistir a su soñado concierto en el Coliseum de Washington... Sin poder evitar pensar en la forma de evadir la presencia del grupo rival. Sabe que han venido más para hacerle a ella la vida imposible que para ver el espectáculo.

-Laura, hija, ¿puedes hacerme un favor?

-¡Tío, espero una llamada!

-Sólo te tomará un minuto, linda, lo prometo.

-Está bien... (“Tengo un muy mal presentimiento...”)

-Crúzate a la tienda y tráeme tabaco.

-De acuerdo. – de mala gana, Laura salió – (“¡Diablos!... ¡Viejo fumador!... ¡¿Qué no puede estarse sin su vicio, ni siquiera un día?!... Bien, me daré prisa, debo llegar antes de que Rita llame...”) – pensó, mientras se dirigía a la caja. Al salir, comenzó su Odisea...

-¡Oh, no! – ante sus aterrados ojos, aparecieron sus peores enemigas, dispuestas a arruinar por completo sus planes. Lamentó en ese preciso instante, llevar encima los tickets del estadio.

-¡Vaya, vaya, vaya!... ¡Pero, miren quién está aquí! ¡La dulce Laura!... ¡¿Vienes a ver a los Beatles?! – entre las tres la tomaron de los brazos, y la obligaron a caminar hacia un callejón sin salida - ¡Yo creo que sí!... ¡Te conozco, niña boba!... ¡Rose, regístrala! – ordenó Irene.

-¡Vamos a ver!... ¡Un poco de dinero... que nos viene muy bien!

-¡Oye, eso no es mío!

-¡¿A quién le importa? ¡Ahora es nuestro!! – respondió Johanna.

-Tabaco... ¡Lotería!... ¡Dos plateas preferenciales!

-¡¿Con quién pensabas venir?! – preguntó Irene.

-¡No te interesa!

-¡Qué carácter!... Bien, creo que una, la podemos aprovechar...

-¿Qué hay de la que sobra?

-¡Oh, ¡pero, qué pena!! ¡Se cayó a las alcantarillas! ¡Ahí va!... y ya se agotaron... parece que no podrás ir...

-¡Bueno! Ya no tenemos más nada que hacer aquí... – las tres, se marcharon, dejando sola y desconsolada a la niña.

-¡Ya se durmió! – cuchicheó George.

-Bien... Ringo, esconde el espejo. – dijo John, en voz baja.

-Aquí voy.

-Paul...

-Sí, ya... espero que tenga el sueño pesado... – McCartney desató los lazos de las largas trenzas de Rita, y con sumo cuidado le soltó el cabello. Muy a pesar de toda su experiencia con las mujeres, el galán de la banda, sintió que le temblaba el pulso y se le aflojaron las rodillas.

-(“¡Hhhh!... ¡Cielos!... ¡Qué encanto!... ¡Hmmm! ¡Es realmente preciosa cuando duerme!”) – suspiraba John – (“¡Aunque, yo prefiero sus ojitos azules cuando me miran!... ¡Y el vuelo de su minifalda!”)

-(“¡Hasta lo suave de su respiración, me resulta tan irresistible!... ¡Quisiera que esté soñando conmigo en este momento!... ¡No puedo evitar que oiga cómo el corazón se me sale del pecho!... De este modo, sabrá que la amo, antes de que nadie se lo diga...”) – pensaba George.

-(“¡No eres el único que estuvo así con ella!... ¡Lo lamentable es que está vestida!”) – concluyó Ringo.

-Casi llegamos, muchachos. – anunció Brian - ¿no creen que deberían despertarla?

-En eso estamos. – John se acercó a la joven - ¿Maggie?... Preciosa... ¡ya despierta!

-¡Hmmm!... ¿Ya llegamos? – preguntó Rita, despertando de golpe, y luego restregándose los ojos.

-¡Casi! – respondió George.

-¡Hhhh!... ¡Qué sueño!... Iré a lavarme... ¡Hhhhhhh!... un poco la cara... ¡Hhhhhh!... con permiso... – Rita se dirigió al tocador – (“¡Hhhh!... Se siente muy cómodo dormir en los brazos de George... ¡Ojalá y me pasara esto todos lo días de mi vida!... ¿Se dará cuenta de lo que me sucede con él?... Me da miedo demostrar demasiado mis emociones... ¡en fin!... al regreso creo que probaré los brazos de John... ¡Oh, no!... ¡No hay espejo!...”)

-¡Ahora es cuando! – sigilosamente, Paul cerró la puerta del baño.

-¡O. K.!

-¡Sólo tendremos que esperar a que Maggie necesite salir...! – comentó John.

-(“Bien, tengo que conseguir un espejo... ¡Rayos!... ¡¿Cómo se les ocurre enredarme así el cabello?!... ¡Los mataría, si no fueran quienes son!... ¡Hmmm!... ¡Tengo sueño!... Iré por mi bolso... ¡La puerta no abre!... ¿Se habrá trabado?... ¡Hmf!!... ¡Ratas!... ¡Odio cuando esto pasa!...”) – sin resultados, intentaba salir del baño – (“¡Oh, cielos!... Creo que está cerrada por fuera... ¡Y estos pillastres, me quitaron hasta la última horquilla!... Bien, si no hay otro remedio, ¡tendré que rogar!”) – golpeó la puerta - ¡John, Paul! ¡Déjenme salir, por favor! – los muchachos, al oírla, se acercaron a la puerta. Entre sí intercambiaban sonrisas de complicidad.

-¿Qué sucede, Maggie?

-¡¿Te dio claustrofobia, muñeca?! – Paul se mordía los labios.

-¡Quiero salir!

-Vamos a abrirte... – respondió Ringo, restregándose las manos – con una condición.

-¡¿Cuál?!

-Queremos los negativos de tus fotos.

-¡No los tengo aquí! ¡Ya revelé las fotos!

-¡¿Cómo?! – exclamaron todos, descubriendo hasta que punto, la niña los superaba en astucia.

-No se preocupen, lo hice yo misma. ¡Nadie más vio esas imágenes, sólo yo, palabra! ¡Ahora, déjenme salir de aquí! ¡Por favor!

-De acuerdo... – George, bajo en consentimiento del resto, abrió la puerta.

-¡Uf! ¡Por fin! – suspiró Rita, al salir.

-¡Muchachos, ya es hora de bajar!

-¡Ya!

-Sí, dense prisa, tenemos los minutos contados.

-¡Ups! ¡Genial! – ironizó Rita - ¡Y yo, con éstas fachas!

-Te pones un pañuelo grande en la cabeza, y ya... Luego, te arreglarás en el estadio, Maggie. – respondió John, a toda prisa, comenzando a sentir sobre sí la presión del concierto. Rápidamente, se subieron a la limousine, y a toda velocidad, se dirigieron al estadio. Allí, Rita, mientras los muchachos se instalaban en sus camarines, buscó un teléfono público.

-¿Hola?

-¿Quién habla?

-Soy Rita, Rita Mae, ¿podría hablar con Laura?

-Lo siento pequeña. Laura salió a hacerme unas compras, y está demorando en llegar. Comienzo a preocuparme por su seguridad, ella siempre es muy diligente, nunca se distrae por nada...

-¡Oh! (“¡Rayos!... Algo anda decididamente mal y creo saber de qué se trata... ¡Plan «B»!”)

-¿Quieres dejarle algo dicho?

-Sí, dígale que la buscaré por la puerta principal del estadio, y que vaya vestida como le indiqué para facilitar las cosas.

-De acuerdo, se lo diré.

-Gracias, ¡adiós! – la niña cortó la comunicación y corrió al campo de juego, donde ya se estaba armando el escenario.

-¡Rita! – llamó Paul, mientras hacía un reconocimiento del escenario - ¡Ven acá, por favor!

-¡Sí!... ¡Ya! ¿Qué necesitas?

-Estamos esperando los instrumentos, pero tenemos una rueda de prensa y una sesión de fotos. ¿Podrías quedarte aquí y vigilar las cosas?

-¡Claro! ¡No es molestia! ¡Me daré la vuelta, y estaré allí en un abrir y cerrar de ojos!

-¡Gracias! ¡Te veremos más tarde!

-¡O. K.! (“¡Perfecto!... Veamos cómo se llega al escenario por estos pasillos... Hmmm... Por aquí... ¡Eso!... ¡Adoro los laberintos!... ¡miren esto!... Han empleado la astucia hasta en el más mínimo detalle... Pretender hacer que me vea espantosa por el resto de la noche... Me dejaron sola, en medio del escenario recién armado... Aquí llega el resto de los instrumentos... los técnicos están ocupándose del equipo... ¡Y los chicos han puesto los camerinos bajo llave!... Debo reconocer que la broma les dio resultado... ¡Rayos!... ¡También se me olvidó traer un espejo!... ¡Mi cabeza está en otra parte!... ¡Y qué parte!... ¡No sé cómo sobreviví al viaje en brazos de George!... ¡Su corazón latía muy fuerte!... ¡Tenía mi oído pegado a él!... Bien... Debo resolver esto... ¡No van a ganarme tan fácilmente!... Me quedan dos horas y media antes de que regresen... al menos, para desenredarme el pelo no necesito verme en ningún lado... mi cepillo... ¡Qué bueno que no se les ocurrió pegarme una goma de mascar!... ¡Mejor, no les doy ideas!”) – pensaba Rita, luchando con los nudos de su largo cabello.

-¡Tío!... ¡Tú no tienes idea de lo que son capaces de hacer esas tres con tal de humillarme!

-¡Pequeña! ¡Ya cálmate! ¡No debe ser tan grave!

-¡Es que no sólo arrojaron a las canaletas mi boleto! ¡También se quedaron con el resto del dinero que me diste para hacer las compras! ¡Me siento tan mal! – Laura no paraba de llorar en los brazos de su tío.

-¡Dios Santo! ¿Quieres que llame a la policía?

-¡Ya lo hice! No las arrestarán por ser menores de edad... ¡Y lo peor de todo, es que me perderé el concierto de los Beatles, por su culpa! ¡Las odio! ¡¡Ya no las soporto más!! ¡¡Sólo saben causarme problemas!!

-¡Oh, cariño! – la abrazó - ¡No te pongas así! Escúchame: hace un rato, llamó por teléfono tu amiga Rita...

-¡Hhhh! ¡Lo había olvidado! ¡Teníamos que encontrarnos en el Coliseum, media hora antes de que empiece el concierto! ¡¡Ahora todo se echó a perder!! ¡¡¿Qué voy a decirle?!!

-Serénate... Dijo que vayas al estadio, vestida como habías acordado y la esperes en la puerta principal.

-¡Pero, ¿qué haré si no puedo entrar?!

-¡No lo sé! ¡Tal vez ella tenga boletos!

-¡Claro! Su mamá trabaja en el hotel en donde ellos se hospedan...

-¿Ya ves? ¡Todo en esta vida, tiene solución!

-(“¡Allí viene la solución a mi problema!... Eso es justamente lo que necesito, y lo que dejarán a mi alcance... Sólo tengo que esperar a que todos se vayan a descansar... ¡Magnífico!... No me vieron y cerraron la puerta con llave... Perfecto... La guitarra de John está tan maravillosamente bien lustrada, que me puedo mirar en ella, mejor que en un espejo... ¡Hmm!... ¡tengo que hacer algo con esta cara de dormida!... Mis ojeras tienen que desaparecer... ¡eso es!... ¡A esto llamo yo una verdadera metamorfosis!... casi termino... así... ¡Super!... ¡Grandioso!... Así está mucho mejor... Sólo un pequeño retoque... y un detalle para cuando vengan a probar el sonido... ¡estos muchachos, no saben con quien se meten!... ¡Jí, jí!... ¡ya verán!... ¡Se van a arrepentir, por haberme jugado esa bromita...! ... ¡Eso es!... justo aquí... ¡no se saldrán con la suya!”) - astutamente, Rita quebró su lápiz labial, y lo dejó sobre el piso, que era exactamente del mismo color. Estaba imaginando lo cómico de la escena, y lo disfrutaba anticipadamente. Cinco minutos después, llegaron los muchachos.

-Bien chicos, tienen una hora y media, antes de que se abran las puertas del estadio...

-¡Correcto, George! – respondió Lennon. Sus ojos buscaban continuamente la mirada de la niña.

-¡O. K.! ¡Ringo! – el baterista probó sus instrumentos, y casi deja a Rita completamente sorda.

-¡Wow! ¡¿No tienes ampollas en los dedos?! – preguntó, acercándosele por detrás.

-¡Aún no!

-¡Menos mal!

-¡Pero te aseguro que esto duele!

-¡Lo imagino!

-¡George! – la primera guitarra se dejó oír.

-¡Es un encanto! – susurró Rita, bajando la cabeza. Disimular, no era precisamente su fuerte, de modo que el esfuerzo era doble.

-¡John! – Lennon, probó el sonido de su instrumento. Rita, desde de su rincón, observaba atentamente los movimientos de los dos guitarristas, ya que casi continuamente pasaban cerca del lápiz labial roto... hasta el final de la prueba, cuando George Martin los dejó ir a descansar...

-¡De prisa, John, no tenemos todo el día!

-¡Esperaaaaaa! – con el pie izquierdo, «cayó en la trampa»... su guitarra acústica voló por el aire, mientras el «aterrizaba», al tiempo que detrás suyo, Rita se deslizaba para salvar en instrumento.

-¡Buena atrapada, campeona! – exclamó Ringo entre risas.

-¡Muy graciosa! ¡Muy graciosa! – Lennon se levantó furioso, en el mismo instante, en el que llegaba Brian Epstein.

-Ya estoy libre Rita, ¿quieres que vayamos por tu amiga?

-¡Por supuesto, vamos! – prácticamente arrastró al manager hacia la puerta principal.

-¿Quieres explicarme qué pasa? – preguntó extrañado.

-¡Mejor, después del show! – respondió ella, sin dejar de tomarlo de la mano, mientras corrían.

-(“¡Tal vez no la vea hasta después del show!... No me dejarán pasar sin boleto... A ella sí, pero a mí no... ¡¿le habrán regalado entradas?!...¡Estoy furiosa!... ¡Malditas zorras!... ¡ellas tienen la culpa!... ¡Johanna, Irene, y Rose!... ¡Estarán aquí y los verán, a costa de mi humillación!... ¡Pero juro que me las pagarán!... ¡Ya verán!... ¡Las mato, si no puedo ver a los Beatles por su culpa!...”) – pensaba Laura, inquieta, llegando al lugar de la cita. Rita estaba allí puntualmente, y también sus rivales...

-¡Laura, ¿cómo estás?!

-¡Muy mal!

-¡¿Qué te sucede?! ¡Estás llorando! – la abrazó para consolarla. No hacían falta aclaraciones, Rita tenía la certeza de que había ocurrido lo que tanto temía. Pero esta vez, su paciencia había llegado a un límite, y su propia dignidad, no le permitiría evadir la situación.

-¡Me suceden ellas! – señaló detrás de su amiga: escandalosamente vestidas, Johanna y Irene se acercaban caminando, llevándose el mundo por delante.

-¡Oh, no! ¡Aquí vamos otra vez! – lentamente, Rita se dio vuelta para enfrentarlas.

-¡Hey! – exclamó Johanna - ¡Pero miren quiénes están aquí!

-¡¿Esperando a los Beatles?! ¡Aguarden, les conseguiré una silla! – se burló Irene.

-¡Ya! ¡No estamos de humor para sus ironías! ¡¡Háganse humo!!

-¡Pobrecillas! ¡Se quedaron sin boletos! ¡Y tampoco los verán entrar! ¡No van a pasar por esa puerta! – exclamó Johanna.

-¡Será mejor que nos vayamos! ¡Ya van a abrir!

-¡Bye! – las dos, se fueron pasándoles los boletos por delante de las caras. El enojo desesperado de las dos estaba más que justificado, nunca sintieron tanto odio por ellas hasta ese día, pero Rita llevaba secretamente las de ganar.

-¡Zorras desgraciadas! – Laura, a punto de perder los estribos, apretaba dolorosamente los puños, y su cuidado maquillaje se desdibujaba bajo las lágrimas.

-¡Cálmate!... ¡No les hagas caso!... Ven, entremos...

-¡Esos eran los boletos que me robaron, Rita! – la pobre Laura se encontraba al borde de la desesperación. A Rita le resultó sumamente difícil contener la fuerza física de su amiga, que con tanta furia como había venido acumulando durante todo ese día, se duplicó.

-¡Olvídate de los boletos!... ¡Tendremos asiento, en primerísima fila! ¡Sígueme!

-¡¿Estás loca?!

-¡Nunca he estado más cuerda, créeme! ¡De prisa!... – las chicas, después de atravesar una pequeña puerta lateral, se reunieron con Brian – Laura, te presento al señor Brian Epstein... el manager de los Beatles.

-¡Hhh! ¡Mucho... gusto, señor Epstein!

-Es un placer... Niñas, pasen por aquí, por favor.

-¡Gracias! – se sentaron en una pequeña sala de espera, frente a las puertas de los camerinos. Otra vez Laura estaba llorando, ya no de tristeza, sino de la más grande emoción que había experimentado jamás.

-¡Oye! ¡Esto es increíble!

-¡Lo sé!

-¡Ellos están...!

-Probablemente, duchándose... los dejé con la última prueba de sonido.

-¡¿Viniste con ellos?! ¡¡¿Tu mamá te dejó?!!

-¡¡Sí!! ¡¡fue fantástico!!

-¡¡Genial!! ¡¿Cómo viajaste?!!

-¡Como una reina! ¡Dormida en los brazos de ¡George!!

-¡¡Oh, Dios!!

-¡Y luego aquí mismo, presencié los ensayos y les vigilé los instrumentos, mientras la gente de la TV los entrevistaba!

-¡Eres muy afortunada!

-¡Niñas! Ya pueden entrar, todos están vestidos, ¡y las esperan!

-¡Oh, cielos!... ¡Creo que me voy a desmayar! – suspiró Laura.

-¡Ven acá! – Rita arrastró a su amiga hacia el interior del camerino.

-¡Rita! ¡Por fin! – exclamó Ringo.

-¡Nos tenías preocupados, Maggie! – continuó John.

-¡Con tanta gente ahí afuera, temimos que algo malo te sucediera! – George, la tomó de las manos.

-¡¿Estás bien?! – preguntó Ringo.

-¡Me acompañó Brian, ¿qué podría pasar?!... Ella es Laura, mi mejor amiga.

-¡Hola! – saludó ella.

-John... – señaló Rita.

-¿Qué tal?

-Paul...

-¡Hola!

-George...

-¡Hola!

-Y Ringo...

-¿Cómo estás?

-¡Emocionada!... ¡Como soñando!... ¡No lo puedo creer!

-¡Maggie, decía lo mismo! ¡Pero, te acostumbras! – respondió John, de pie entre ambas, con las manos sobre los hombros de Rita.

-Bueno... ¡Es que algo así, no me sucede a diario!...

-Eso es cierto... ¿Hay mucha gente fuera?

-Sí... (“¡Lamentablemente, también hay personas que hoy están demás!... ¡A costa de más de un mes de «mi» trabajo!”)

-¡Muchachos! ¡Todo listo! – era el último llamado, antes de salir al escenario.

-¡¡Rita!!... ¡¡Esto es maravilloso!!...

-¡Lo sé!... ¡Sólo míralos!

-¡Son tan guapos!

-¡Tan atentos!

-¡Tan dulces!

-¡Hhhhh!... ¡Y cantan como ángeles!

-¡Dímelo a mí!... ¡Yo escuché sus voces en estado puro, sin micrófonos! ¡Son más que geniales! – las dos, entre bambalinas, se dispusieron a disfrutar del show.

-¿Quién inicia el concierto?

-John y Paul.

-¿”From me to you”?

-¡”From me to you”!

-¡Excelente!

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