Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo

1 - UNA CHICA DE BUENA FAMILIA

Verano. Palma de Mallorca. España.
En su departamento de soltero, Javier habla por teléfono con uno de sus amigos. Metódico y prolijo hasta la exageración, mientras aguarda a ser atendido, pasa el dedo sobre la mesa y luego busca una franela para asegurarse de que todo brille. Como si fuera una mujer obsesiva, limpia sobre lo reluciente. La vivienda, ubicada en el centro de la ciudad, ocupa el doceavo piso de un edificio de veinte. La mayor parte del lugar, ha sido transformada en un atelier, por todos lados hay caballetes, lienzos, piezas de mármol, pinturas al óleo, etc.
-¡¿Así que tienes nueva novia, y no me has dicho nada?!
-Ya sabes cómo son estas cosas, cuando encuentras un tesoro, tienes que cuidarlo, y guardar el secreto, no vaya a ser que te lo roben...
-¿Tan guapa es?
-¡Uyyy! ¡No te imaginas! Bella, morena, y... ¡sin estrenar! (“¡No por mucho tiempo!”)
-¡¿De verdad?!
-Recién salidita del colegio de monjas.
-De buena familia...
-De lo mejor: mayordomo, coche con chofer, etc., etc., etc.
-¡Eres muy afortunado!
-Ya lo sé... Y tú, ¿cómo estás?
-Aquí, peleando con los exámenes.
-Supe que lo tuyo con Mariana, se fue por un hoyo...
-¡Nunca mejor dicho! A veces pienso que fui un perfecto idiota… no acabo de explicarme cómo fui a fijarme en ella y mucho menos como permití que me arruinara la existencia…
-Te lo he advertido muchas veces, Richie, la consentías demasiado, estabas viviendo como ella quería... (“¡Tonto sometido sexual!”)
-Pero ese no era yo...
-¡Me alegro! (“¡Al menos, tienes algo en la cabeza!”)
-¿Estarás ocupado el sábado en la noche?
-Creo que no, ¿por qué?
-Tenía pensado ir a cenar con mis hermanas y un par de amigos. ¿Serias de la partida?
-¡Claro!
-Es hora de que conozcamos a la afortunada... nunca sabe uno cuándo debe aprestarse a preparar una despedida de soltero! (Aunque de ti, no lo creo posible…)
-Es verdad. Veré si ella está de acuerdo (“Si le pones un solo dedo encima, ¡te mato!”).
-Bien. Entonces, nos vemos el sábado, en el lugar de siempre.
-De acuerdo, ¡hasta el sábado! - la comunicación concluyó.


La casa permanece monótona y silenciosa. Los dueños están en el Caribe, festejando su segunda Luna de Miel, y su única hija se ha quedado en casa, estudiando. Es, sin duda alguna, la familia más rica y poderosa de toda Europa, y Clarisa, la heredera, una soltera codiciada por donde se la mire: Bella, inteligente y culta, tres cualidades muy difíciles de reunir en una mujer.
-¡Hmmm!... ¡Lo que faltaba!... ¡parece que a mi máquina, acaba de atacarla un virus!... Algo no muy normal, cuando la empresa debería contar con todas las medida de seguridad al día… espías… Veamos qué puedo hacer... ¡ya!... Ahora sólo hay que esperar... creo que bajaré a tomar una taza de té... - la joven se levantó de la silla giratoria y se dirigió al elevador.
-¿Se sirve algo, niña? -preguntó el ama de llaves.
-Un té, por favor.
-Enseguida, mi niña.
-¿Rosario?
-¿Sí, mi niña?
-¿Por cuánto tiempo se han ido mis padres?
-Unos tres meses, aproximadamente.
-¡Vaya! (“¡Tendré la mansión a mi disposición, durante todo ese tiempo!... ¡Y ni siquiera se molestan en despedirse! Supongo que siguen enfadados por lo de Javier… o tal vez, no… por muy poco y no lo hacen huir… imagino que cuando lo conozcan mejor, lo aceptarán, ¿quién sabe?... En el mejor de los casos, hasta papá podría adquirir algunas de sus obras…”)
-Aquí está su té.
-Gracias Rosario, puedes retirarte. - ordenó la joven - (“Tanta libertad tiene sus desventajas... Seguramente, Javier querrá pasar alguna noche conmigo, pero no pienso permitirlo... Este noviazgo va demasiado aprisa... No voy a tolerar que él me maneje como a un títere, ¡con mis padres, me alcanza y sobra!... Después de todo, si de verdad me quiere, sabrá esperarme. Lo que no sé es si verdaderamente, soy yo quien lo quiere a él... ¡Aún sigo soñando con mi Príncipe Azul!... No se le parece en nada, es evidente, pero no puedo pretender algo que jamás alcanzaré... Al menos, no con un padre como el que tengo, capaz de correr de la casa a cualquier candidato con su escopeta de cacería… ¡en fin! Será mejor que regrese a la máquina, ¡y al dolor de ojos!”) - pensó mientras terminaba su té. Subió al estudio y se asomó a la ventana que daba al balcón de un gimnasio muy famoso en la ciudad. La tarde estaba horriblemente nublada.
-(“¡Hhhh!... ¡Ya saldrá el sol!... vamos a ver... ¡oh! Por lo que veo, todo está en orden... Entonces, continuaré con este tedioso trabajo... Es una suerte que a papá se le antojara hacerme estudiar informática... «Es para tu futuro, y por el bien de las empresas de la familia...» ¡Bah! Toda mi vida ha sido dirigida en función a eso... Jamás tuve que elegir por mí misma, y cuando quise hacerlo, me dieron una tunda, y fui a la cama sin comer... son las desventajas de tener padres millonarios... ¡Listo!... Ahora, ¡a imprimir!”) - accionó la impresora y se sentó en la ventana, a limarse las uñas. Sonó el teléfono - ¿Hola?
-¡Mi amor, ¿cómo estás?!
-¡Bien, trabajando!
-(“¡¿Cuándo no?!”) ¿Tienes para mucho?
-No, sólo debo terminar de imprimir unos diseños y unos balances de la empresa.
-¿Vas a hacer algo luego?
-(“¡¿Qué te importa?!”) Pensaba salir y hacer un viaje al centro, unas compras... Para este fin de semana, ¡no tengo qué ponerme!
-Me parece muy bien. Linda, quería hacerte una invitación.
-(“¡Oh, no!”) ¿De qué Se trata?
-Es una cena con unos amigos, entre los que se encuentra Ricardo Sotomayor.
-¡¿Bromeas?! (“¡Está delirando! ¡No puedo creer que lo conozca, jamás lo había mencionado!”)
-¡No, claro que no! Es más, él invita.
-¿Dónde? (“¡Terminaré contigo, como me estés mintiendo!”)
-En el mejor restaurante de la ciudad.
-¿Cuándo?
-El sábado por la noche.
-¡Hmm! Creo que tengo un poco de trabajo ese día. (“¡Cómo siempre, intenta cortar mi servicio!”)
-La cita es a las 21:00hs. En Devon’s.
-¿Te molesta que llegue un poco más tarde? (“¡Debo cumplir!”)
-¡Claro que no, linda! ¿Adónde tienes que ir?
-Tengo una visita, a un niñito muy enfermo. (“¡Eso ¿también te molesta?!”)
-¡Ah, ¿sí?! ¿Qué tiene?
-Leucemia.
-¡0h! ¿Cuántos años tiene? (“¡seguro veinte, es rubio y con ojos azules!”)
-Cuatro. Además, después tengo un encuentro con Fray Fernando.
-¿Quién es?
-Un sacerdote franciscano, me conoce desde niña. (“¡Preguntón!”)
-¡Ah! Entiendo, ¿es joven?
-¡No! Es un viejito, tiene más de ochenta años... ¿Por qué tantas preguntas?
-Es que hoy estoy muy celoso.
-¡Ya lo creo! (“¡Qué fastidio!”)
-¿Tienes algo planeado para esta noche?
-Si mal no recuerdo, vendrá mi tío Zacky a buscarme para ir a una cena de gala, con unos empresarios extranjeros, ¡será sumamente aburrido! (“¡Pero mejor que estar contigo y tu manía sexual!”)
-Te acompaño en el sentimiento.
-¡Gracias! Javi, ya tengo que dejarte, o se me hará muy tarde. (“¡Ya corta!”)
-Está bien. ¡Nos vemos el sábado, linda!
-De acuerdo, adiós. (“¡Uff, por fin!”) - la niña cortó la comunicación.
Luego retiró los papeles de la impresora, y los fue a dejar en el escritorio de su padre. Seguidamente, se dirigió a su habitación y confeccionó una lista de compras.
-(“Bien... Necesito ropa para esta noche... zapatos, cinturón, sombrero y maquillaje... Perfume, algunas joyas, un buen reloj... ropa interior... ¡oh, casi lo olvido! Tengo que comprar juguetes para los niños del orfanato de Fray Fernando... Llevaré las tarjetas de crédito... bueno, eso es todo...”) - se puso de pie, disponiéndose a salir de inmediato - ¿Rosario?
-¿Sí, mi niña?
-El chofer, ¿tiene listo el coche?
-La está esperando, mi niña.
-Gracias, Rosario, regresaré a tiempo para la reunión de esta noche.
-La estaremos aguardando, mi niña. - el lujoso vehículo partió veloz hacia el centro de la ciudad.
La primera parada fue una gran juguetería mayorista.
-Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle señorita?
-Buenas tardes. Voy extenderle un cheque por una cantidad importante de dinero, para que envíe a esta dirección, la mayor cantidad de mercadería posible. Se trata de un orfanato en el que viven cerca de quinientos niños abandonados... ¡Ah! Por favor, actúe con suma discreción.
-Entendido, señorita.
-Se lo agradezco. Buenas tardes. – la joven se retiró del lugar y subió a la limousine.
-¿Hacia dónde vamos, niña Clarisa?
-A comprar ropa para el cóctel de esta noche. (“Llevo varios días sin ver a Pam, y anoche tuve una pesadilla horrenda acerca de ella... Creo que la llamaré en cuanto tenga un minuto libre...”) - respondió Clarisa. Una vez en el centro comercial más famoso de la ciudad, la joven empresaria comenzó a elegir su vestuario.
-¿Le muestro algún modelo? - preguntó el afeminado vendedor.
-Quisiera probarme ese traje de seda blanco.
-¡Ah, es encantador, y muy juvenil! ¿Qué talle?
-Uno.
-¡A Ver...! ¡Éste es!... Pase por aquí y pruébeselo, ¡le aseguro que le va a encantar! - la niña entró al vestidor, mordiéndose la lengua, para no reírse.
-(“Si algo le faltaba a mi día, ¡era un vendedor maricón!... ¡Hhh!... ¡Wow!... ¡Así da la impresión de que bajo la chaqueta, no hay absolutamente nada!... Perfecto... ¡Me lo pondré esta noche!... Aún me falta la ropa interior... Haré que me envíen un catálogo a casa, tengo poco tiempo.”) - salió.
-¡Vaya, le queda divinamente! - exclamó el vendedor - Lo lleva, ¿verdad?
-Por supuesto.
-¿Algo Más?
-Quisiera mirar otro poco y decidir. - respondió Clarisa, reingresando al probador - (“Me pregunto si será cierto lo del sábado... Javier suele ser muy bromista... De todos modos, a mamá le resultará agradable la idea de tener un vínculo amistoso con la familia más poderosa de Europa... Bien, en ese caso, necesitaré algo adecuado para alguna fiesta a bordo de uno de esos cruceros de lujo... ¡Cielos, casi olvido el cumpleaños de Ana Paula! Entonces, serán dos los vestidos a elegir.”) - pensó, mientras recorría los maniquíes - (“HMMM... No... Muy cargado... ¡Ese Givenchy azul noche, es una maravilla!... Lo compraré... Ahora falta uno más, veamos... Demasiadas transparencias... Tampoco... Demasiado serio... ¡Si tuvieran ese Valentino, en otro color!...”)
-¿Le muestro el vestido, señorita? - dijo el vendedor, viendo como ella, acariciaba los pliegues de la falda.
-Es bello, pero...
-Si le interesa, tenemos el mismo modelo, en azul Francia.
-Quisiera verlo.
-¿Alguna otra cosilla?
-El Givenchy azul.
-Sus deseos son órdenes.- de inmediato, el empleado tomó el teléfono -¿Depósito?... Necesito que subas el Valentino azul, y nuestro Givenchy exclusivo... Gracias... Hmm... Talle uno, los dos. - colgó - ¿Podría esperar unos minutos?
-Creo que aprovecharé a ir a la sección joyería; avíseme cuando los vestidos estén listos y envueltos, por favor.
-¿No se los prueba?
-Conozco mis gustos, ¡no pueden quedarme mal! - la joven se dirigió al negocio contiguo a la tienda de ropa - (“Vamos a ver... ¡Qué bello brazalete...! Aplicado al Valentino, quedaría sumamente original...”)
-¿Señorita?
-Sí. Quiero el brazalete de rubíes...
-Es una joya sumamente fina. Además, forma parte de un juego de gargantilla, pendientes, prendedor, anillo, reloj, y dos brazaletes anchos más.
-¿Me los muestra?
-¡Faltaba más! - el joyero buscó el enorme estuche rojo, y lo puso sobre el mostrador.
-¡Fantástico!
-¿Lo lleva?
-¡Lo llevo!
-¿Metálico o plástico?
-Plástico. - respondió ella, sacando su tarjeta de crédito.
-¡Excelente compra, señorita! Aquí tiene.
-Perfecto.
-¡Que tenga buen día! ¡Regrese pronto!
-¡Gracias! – Clarisa dirigió sus pasos hacia a la sección Alta Costura, donde ya tenían listos sus vestidos, los recogió, los pagó, y salió rumbo a una conocida zapatería - (“Bueno... ahora sólo faltan los toques finales...”) - de pronto, un fuerte dolor abdominal, la sorprendió - ¡Ay, me duele!
-¿Se encuentra bien? - preguntó el chofer.
-Sí, no se preocupe, sólo es una pequeña molestia, se me pasará. (“¡Qué extraño!... Nunca tengo dolores menstruales... ¡Hhhh!... ¡Hmmm!... ¡Esto no me gusta!... Algo sucede, y no depende de mi salud... Me siento observada... Sé que me vigilan, pero, ¿quién?”) - bajó del vehículo, y realizó las compras que faltaban. Era ya noche cerrada. -¡Listo, ya podernos volver a casa!
-¿Le ayudo con los paquetes?
-No, gracias, puedo sola. - rápidamente se pusieron en marcha - (“Sigo incómoda, no puedo evitarlo... Pam... tengo un mal presentimiento...”) - un golpe en el techo del auto la sacó de su ensimismamiento - ¡¿Qué fue eso?!
-Lo ignoro, señorita, veré de qué se trata.- el chofer frenó y se asomó por la ventanilla, sin resultados - Nada. Debió ser algún pájaro, ni siquiera dejó marcas. Podemos continuar. – el coche arrancó. Detrás de un árbol, una misteriosa figura, se escondía.
-(“Sí... El Supremo, tenía razón... es ella, ha vuelto... sus padres, ya no pueden seguir ocultándola... la Séptima Generación de Asesinas de Vampiros... Habrá que eliminarla, como a las otras seis...”) – el hombre se transformó en nosferatu, y voló con rumbo desconocido.

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