Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo

6 - JUGANDO AL GATO Y AL RATÓN.

El teléfono celular de Clarisa sonó cuando ella estaba a punto de salir.
-¿Hola?
-¡Mi amor, eres tú!
-Parece que el enojo de ayer, se te fue rápido... (“¡Hipócrita!”)
-¡Necesito verte!
-¿Tiene que ser ahora? (“Conoces la mejor forma de fastidiarme, por lo visto...”)
-¡Por supuesto!
-Lo lamento, no puedo, tengo un compromiso al que ya estoy llegando tarde.
-¿De qué se trata?
-El cumpleaños de Ana Paula, ¿ya lo olvidaste?
-¡Oh, cierto! ¿No puedes faltar?
-Le prometí que iría, debo cumplir, es muy importante.
-¡¿Más importante que yo?!
-Me importas. (“¡Menos que el horóscopo chino!”)
-¡¿Entonces?!
-Fui invitada antes de conocerte. Además, es una reunión llena de empresarios poderosos, debo asistir representando a mis padres.
-¡Oh!
-Javi, ya deberías estar acostumbrado a esto. Soy una persona pública, destacada y responsable, tengo obligaciones que cumplir, por favor, compréndelo. (“Mi paciencia, es escasa...”)
-¡Está bien!... ¿Puedo ir por ti, cuando termine la fiesta?
-Acabará muy tarde, es más, creo que me quedaré a dormir en casa de Ana Paula, así que, no tienes de qué preocuparte. (“¡¿No entiendes, que no quiero verte?!”)
-Entonces, ¿cuándo nos vernos?
-Te llamaré. (“¡No me esperes!”)
-De acuerdo, adiós.
-Adiós. (“¡Cielos! ¡Es tardísimo! ¡Será mejor que me apresure!... ¡Perfume!... Llevaré la Teca, por si acaso... Javier se oía extraño... No pudo haber olvidado la fiesta de Ana Paula, sabía de mi indecisión respecto a la ropa, y me recomendó la tienda donde compré los vestidos... Esto no me gusta... independientemente de que su presencia se me haya vuelto insoportable... Bien, ya casi llegarnos a la casa de Ana... Parece que ya está todo el mundo... ¡Richie incluido!”) - pensó al entrar.
-¡Clarisa, por fin! - exclamó Ana Paula.
-¡Perdón por la demora!... Es que tu obsequio tenía que comer... -dijo Clarisa, tendiéndole una canasta con un precioso cachorro Siberian Husky, color gris plateado.
-¡Hhhh! ¡Qué maravilla! ¿Cómo supiste?
-Recuerdos escolares... Una vez, compraste un afiche con un perro igual a éste, dijiste que era el animal que más te gustaba.
-¡¡Gracias!!
-¿Cómo vas a llamarlo?
-¡Hmmm!... ¡«Pelusas»!... ¡Es lo que deja en la ropa de uno!
-¡Cierto!
-¡Disfruta de la fiesta!- concluyó la joven, llevándose a su nueva mascota.
-(“Bueno... llegó la hora de la frivolidad... todos los reporteros gráficos habidos y por haber me tienen en la mira... al parecer, les gusta mi ropa... dejaré que trabajen, y luego saldré a tomar un poco de aire fresco... Richie no me saca los ojos de encima... seguramente, vendrá por mí, en cuanto se deshaga de la prensa gráfica... Si no lo conociera, diría que es todo un «Playboy», siempre rodeado de mujeres... ¡Al fin!... ¡Se fueron!... la terraza está silenciosa y solitaria, es justo lo que necesito.”) - después de soportar una marabunta de flashes, Clarisa se dirigió hacia el inmenso balcón terraza. Casi de inmediato, Ricardo fue a su encuentro, pero se detuvo a unos metros de ella, atónito ante su belleza.
-(“¡Es una reina!... ¡La más hermosa reina que jamás he visto!... Me rindo, ¡mi cuerpo no me obedece!... ¡Sólo quiere ir con ella! ¡No me importaría morir ahora, si pudiera tenerla un minuto en mis brazos!...”) - la joven lo vio de reojo, y permaneció unos instantes en silencio.
-(“¡No sé qué hacer!... ¡Estamos solos!”) - lentamente, giró y lo miró a los ojos.
-¡¿Por qué no me lo dijiste?!
-¡Hhhh!... ¿Me creerías, si te digo que fue porque no le creí?
-¿A Javier?
-Sí, a él. Tiene la costumbre de bromear casi en forma continua, de modo que nunca sé cuándo habla en serio... ¿te ofendiste?
-Me sorprendí ingratamente, Javier no tiene muy buena fama...
-¡Por favor, no quiero más malas noticias, el día de hoy, ¿sí?! - respondió Clarisa de pronto, con los ojos llenos de lágrimas. El campeón la tomó de las manos.
-¿Quieres hablar?
-Lo necesito... Ésta no ha sido la mejor semana de mi vida.
-¿Tomy?
-No sólo eso... Temo que mi mejor amiga... ¡fue asesinada!
-¿Pamela?
-...
-¡Dios! - sin vacilar, la abrazó. En ese mismo instante, Ana Paula los estaba observando disimuladamente.
-(“Los dos son bellos y están juntos... es justo que al menos alguien les de un poco de felicidad...”) - conmovida, se dirigió hacia la cabina de musicalización. Casi de inmediato, comenzaron a sonar baladas de The Beatles: «Anna»... «P. S.: I love you»... «Baby it's you»... «A taste of honey»... «All I’ve got to do»...
-(“¡Vaya un momento para música romántica!”) - pensó Richie, mientras acariciaba el cabello de Clarisa y se embriagaba con el perfume de su piel.
-(“¡Dios!... ¡Voy a perder el control!... Yo recordé lo del perro, ¡ella mi pasión por The Beatles!...”)
-¿Estás mejor?
-Lo intento... ¡Es tan difícil!... Mi amiga... ¡mi amiga de toda la vida!... Aparentemente fue secuestrada camino a la Catedral... la policía busca el cuerpo... en nuestra vieja casa de juegos... ¡las paredes están cubiertas de sangre!... y hay un desorden que jamás he visto...
-¿Por qué estás tan segura de eso? Pudo haber escapado de su casa o algo así...
-Perdió demasiada sangre, para sobrevivir sin atención médica... (“No puedo hablarle con toda la verdad aún...”) ¡Fue algo tan espantoso!... ¡No puedo entenderlo, no se justifica!
-Seguro... Tranquilízate... ¡todo se resolverá!... Ten calma...
-No he tenido tiempo de desahogarme con nadie... en casa, estoy sola todo el día.
-Comprendo... Ven... Siéntate... - Ricardo también se sentó junto a ella- ¿Ni siquiera con Javier has podido hablar?
-Fue imposible, estaba muy ocupado «rescatándome de tus garras»... y después de proponerme por enésima vez que sea «su mujer», ante mi negativa, no volvió a dirigirme la palabra durante todo el trayecto de regreso a casa; ni se molestó en preguntarme cómo había llegado a Devon’s o qué me había retrasado tanto.
-¿Te sucedió algo? (“A juzgar por el moretón en tu brazo, yo diría que sí...”)
-Nada fuera de lo normal, salvo un intento de asalto, del que escapé por un milagro. Te puedo asegurar, que Javier estaba tan celoso, que si se lo hubiera contado, no habría escuchado ni media palabra.
-Y aún así, ¿tienes ganas de seguir saliendo con él?
-¡No sé qué hacer!... Si algo no aprendí en toda mi vida, es a ser una mala persona... me siento absolutamente impotente, nula...
-Pero estás sufriendo inútilmente... Y tal vez estés provocando el sufrimiento de otras personas...
-(“¡Eres un genio! ¡Pamela estaba enamorada de Javier!... Ahora me explico la causa de tanto rencor...”) Tal vez... Prefiero no tocar ese tema, me pone nerviosa, y soy peligrosa cuando mis nervios se alteran...
-¿Me golpearás si te saco a bailar?
-Supongo que no...
-Javier, ¿lo haría?
-¿Quién va a decírselo, tú?
-¡No lo creo! - concluyó el muchacho, mientras caminaba junto a ella, hacia el centro de la pista, en la que sonaba «Don’t let the sun go down on me»...
-(“¡Un pequeño desquite, después de tanto dolor junto!... ¡¿Qué voy a hacer?!... Sé que no podré evitar lo que suceda entre nosotros de aquí en adelante; será imposible ocultar un sentimiento tan fuerte.”) - pensó Clarisa, rodeando con sus brazos el cuello del campeón.
-(“¿Por qué siento que me estás encadenando?... ¡La verdad, es que quisiera vivir atado a ti!... ¡Me gustas!... ¡No te dejaré escapar!... Para tu información, no le tengo miedo a Javier... Estoy decidido a todo para estar contigo, si es necesario, procederé a alejarte sistemáticamente de él...”) - Ricardo, abrazándola aún más, disfrutaba el momento sin importarle que más de cien pares de ojos los estuvieran observando, sólo oía la música... «Till there was you»... «No more lonely nights»... «You really got a hold on me»... «If I fell»... «And I love her»... «Woman»... «I’ll be back»... «I’ll follow the sun»… «Mr. Moonlight»… «Words of Love»… «You’ve got to hide your love away»… «It’s only love»… «You like me too much»… «Tell me what you see»… «Girl»… «Yesterday»… «Norwegian Wood»… «Nowhere man»… «Michelle»… «In my life»… «Something»… «Happiness is a warm gun»… «I’m so tired»… «Blackbird»… «I will»… «Julia»… «While my guitar gently weeps»… «Here, there and everywhere»… «Jealous Guy»... Casi Sin darse cuenta, habían bailado toda la noche. Tomados de la mano, salieron a uno de los patios laterales.
-¡Hhhh! Mira, está amaneciendo...
-¿Siempre sales a ver el amanecer?
-Todas las veces que puedo...
-¿Sola?
-Sí, creo que vale la pena dejarse llevar por el silencio.
-Entonces, me voy...
-No molestas.
-Gracias.
-Por nada.
-¿Tienes con quien regresar a tu casa?
-Me basta con una llamada telefónica.
-¿A Javier?
-Podría ser, pero sucede que no tengo ganas de perder el tiempo en discusiones inútiles, escenas de celos, y cosas por el estilo. Prefiero recurrir al chofer de mi padre.
-No te molestes, yo te llevaré.
-¡Oh, gracias!
-Será un placer viajar contigo. (“¡Vaya si lo será!”) - Richie se quedó en silencio unos instantes, observándola fascinado - (“¡Bella!... No entiendo cómo Javier se atreve a tanto... No la respeta, no le importa nada de ella, mientras no haya otro hombre cerca... ¡Hmm!... ¡Ya no resisto la tentación de abrazarla!...”) - tímidamente, le acarició la espalda.
-(“¡Cielos!... Sabía que tarde o temprano, se rendiría... ¡Mi corazón está a punto de estallar, irremediablemente!...”) - Clarisa cerró los ojos, temblando. Hubiera deseado que alguien los interrumpiera justo a tiempo, cosa que no sucedió. El poderoso brazo del campeón de motonáutica rodeó su delgada cintura. Ella seguía inmóvil, con la mirada baja, no quería enfrentar a esos ojos azules que la admiraban hasta la desesperación. La respiración se le entrecortaba.
-(“Creo que ya es hora de bajar las defensas... ¡Dios mío, tengo tanto miedo de estar cometiendo un error!... ¡Pero esto va más allá de mis fuerzas!... ¡Esperé durante años una oportunidad así!... No me gustaría desperdiciarla ahora, cuando él mismo es quien se me ofrece en charola de plata... Aunque seria mucho más prudente ir con pies de plomo, y consultar con alguien que sepa aconsejarme... Pam hubiese sido la persona ideal...”) - el triste recuerdo de su amiga la hizo volver a poner los pies sobre la tierra. Colocó una mano sobre el hombro de Ricardo, y lo miró a los ojos.
-Creo que es hora de que nos retiremos, ¿te parece bien? - preguntó Richie.
-Claro. - los dos se despidieron de Ana Paula.
-Si llama un tal Javier, dile que Clarisa durmió en tu casa... - dijo el muchacho al oído de la anfitriona.
-No tienes que darme esa clase de sugerencias... - Ana Paula Von Holmes era una de las pocas personas que siempre supo lo que Clarisa sentía por el campeón de motonáutica, y estaba segura de que, por él, dejarla su noviazgo con el pintor.

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