Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo
28 - LA BATALLA FINAL
-¡Señor Sotomayor!... ¡Señor Sotomayor!... ¿Se encuentra usted bien?
-¡Hmmm!... ¿Qué Pasó?...
-Creo que acaba de caer desde el piso de arriba...
-Así parece... ¿Tú eres Jordi?
-Para servir a Dios y a usted.
-¿Cómo llegaste hasta a aquí?
-Seguí a una luz intermitente.
-¿Luz?
-Esa luz... - señaló el seminarista hacia la derecha de Richie.
-¿Qué será?
-¡Creo que puedo adivinarlo!... ¡Sí!... ¡Es una Custodia!... ¡Y con una Hostia Consagrada dentro!
-¡La ayuda que estábamos necesitando!... La leyenda era cierta...
-No tenemos tiempo para conclusiones, ¡hay que salvar a Clarisa!
-¡Iré por Pamela!
-¡Está bien! - se separaron, dejando el recinto del sótano vacío.
-«¡Já, já, já!... ¿Has visto? ¡Ahora sí estás sola!... ¡La que fue tu amiga te robó tu única arma!... ¡Tu novio está muerto!... Tus padres se olvidaron de ti... ¡Linda, ya va siendo hora de rendirte, ¿no crees?!»
-(“«¡Richie!... ¡Lo dejé solo, por pelear con este maldito!... ¡Él me necesitaba, estaba por encima de mí orgullo de cazadora!... ¡Ahora, ya no puedo hacer nada!... ¡Lo perdí por mi propia soberbia!»”) - la tristeza hizo estragos en la fuerza física de Clarisa, lo que envalentonó a su rival.
-«¡Ríndete!... ¡Ya no tienes razones para vivir!... ¡El amor muere, si no se lo cultiva!... El tuyo, como podrás ver, es un caso perdido...»
-(“¡Mentira!... ¡Yo sí la amo!... ¡Ella sigue siendo mi amiga!... ¡No te defraudaré, Clary!”) - Pamela, viendo que el tablón del que colgaba Clarisa comenzaba a desprenderse, corrió hacia ella a pesar del dolor de su cuerpo, y logró retenerla, tomándola de un brazo - ¡Sujétate!... ¡No te sueltes!... ¡Cuélgate de mi cuello!... ¡Rápido! - la cazadora, obedeció.
-«¡Pam!»
-¡Amiga!
-«¡¡Me salvaste la vida!!»
-¡Y tú a mí! - las dos se abrazaron con ternura.
-«¡Aghhhhhhh!... ¡Amor verdadero! ¡¡Qué asco!!» - el demonio, haciendo arcadas, huyó espantado.
Los doscientos sacerdotes desembarcaron en la isla, encabezados por el Obispo, Fray Fernando, y el Padre David.
-¡El León de Dios!... ¡Hay que seguirlo! – indicó el fraile. Lo hicieron, y llegaron al misterioso sótano.
-¡Dios Bendito! – encendieron las linternas y exploraron el lugar - ¡Increíble!
-¡Es...!
-¡Un templo! ¡Un Templo Consagrado!... ¡Deprisa, dispongamos todo para la ceremonia!
-(“¡Por fin!... ¡Creí que no llegaría jamás!... Bueno, parece que las dos están a salvo.”) - Jordi se acercó a las chicas para socorrerlas - ¿Están bien?
-Sí, Jordi... Pero no todo está terminado. - respondió Clarisa - El Enemigo sólo fue ahuyentado, volverá con mucha más fuerza.
-No te preocupes, ¡no estamos desarmados! - señaló el Santísimo Sacramento, escondido bajo su alba.
-¡Gracias a Dios!
-¡¡Jordi, detrás de ti!! - gritó Pamela. El joven giró sobre sus talones y enfrentó a la Bestia.
-(“¡Tengo que llegar!... ¡Mi Cabeza!... Aún me duele el golpe... ¡Son ellas!... ¡Clarisa lo logró!... Las alejaré del peligro...”) - Richie prestó ayuda a las chicas.
-«¡¡Richie!!» - Clarisa, deshecha en lágrimas, abrazó al muchacho - «¡Te creía muerto!»
-De hecho, casi sucede... Calma...
-«¡No debí haberte dejado tan indefenso!»
-No te culpes... Estamos juntos, ¡y nadie ha podido impedirlo!
-«¡Tenemos que hacer algo!» - exclamó Clarisa - «¡Jordi está peleando solo, pueden bajar sus defensas!»
-Primero, deben recuperarse las dos. Los sacerdotes están aquí. Necesitan tiempo para darle sepultura al cadáver de un fraile y volver a consagrar el Templo.
-«¿Templo?»
-Hay una iglesia primitiva en el sótano...
-«¡Vamos muy bien!»
-¿Te sientes mejor?
-«¡Ya estoy lista para continuar!... Pam, descansa, nos ocuparemos de todo.»
-¡Está bien! - la joven, todavía extenuada por el salvataje, permaneció recostada, hasta que Ariel la encontró y la abrigó con su cuerpo.
-«¡Ha vuelto mi hermosa casa!... ¡Qué maravilla!... ¡Tonto!... ¡¡Te venceré, como siempre lo hago!! ¡¡Eres mío!! » - el diablo lanzó rayos y llamaradas contra el muchacho, que apenas podía sostener la Custodia con ambas manos.
Clarisa sentía que no podía intervenir esta vez, por muy veloces que fueran sus piernas, no llegaría a tiempo. Dos gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas. No podría salvar a Jordi del Martirio. Aceleró el paso hasta que sus piernas parecieron salirse de su cuerpo. El lugar era demasiado grande y ella esta totalmente agotada, física y espiritualmente. Caminó para no provocarse un infarto. No llegaría. Lloró…Y la ayuda cayó del Cielo…
-Lo estás haciendo muy bien, jovencita…
-¿Padre Callahan?
-He venido a cumplir mi promesa…
-¡Ayúdeme, por favor, hay que salvar a Jordi!
-Pasa a trávés de mí, una vez que recibas mi Bendición.
-¡¡Gracias!! – la joven obedeció en el momento oportuno.
Jordi comenzaba a asustarse y a sentirse culpable sin motivo. Indigno de su misión. Sus fuerzas lo abandonaban... De pronto, dos manos se sumaron a la lucha, y luego otras dos. Miró a su alrededor, y descubrió los rostros de Richie y Clarisa.
-«¡Te dije que podías contar conmigo para lo que quisieras!»
-¡Gracias!
-«¡Por nada!» - Jordi se tomó unos segundos para secarse el sudor de la frente. Una feliz idea nació en su cabeza, y como la pensó, la ejecutó: en lugar de volver a tomar la Custodia, puso sus manos sobre las de la pareja. El poder del Amor entró en acción.
Dos niveles más abajo, los clérigos volvían a consagrar el Templo.
El demonio vencido nuevamente, se retiró dejando solo al Supremo. En ese momento, Pamela se recuperó y colaboró con sus amigos.
-¡Retrocede! ¡Ya no tienes autoridad en este lugar!
Afuera, las nubes negras se despejaron, y el sol apareció después de muchos años
El exorcismo estaba completo. La tierra tembló por un instante. Las paredes del castillo se desintegraron como si fueran de arena. En un abrir y cerrar de ojos, no quedó nada, salvo las doce columnas de la Iglesia.
-¡Ya pasó todo! - suspiró Clarisa, abrazando a Richie y a Jordi.
-No volverá... - susurró Pamela, débil, pero feliz de estar viva.
-Ahora sí, podemos regresar a casa. - anunció Fray Fernando, satisfecho.
-Un nuevo día... ¡Gracias a Dios! - exclamó Jordi.
-¡Señor Sotomayor!... ¡Señor Sotomayor!... ¿Se encuentra usted bien?
-¡Hmmm!... ¿Qué Pasó?...
-Creo que acaba de caer desde el piso de arriba...
-Así parece... ¿Tú eres Jordi?
-Para servir a Dios y a usted.
-¿Cómo llegaste hasta a aquí?
-Seguí a una luz intermitente.
-¿Luz?
-Esa luz... - señaló el seminarista hacia la derecha de Richie.
-¿Qué será?
-¡Creo que puedo adivinarlo!... ¡Sí!... ¡Es una Custodia!... ¡Y con una Hostia Consagrada dentro!
-¡La ayuda que estábamos necesitando!... La leyenda era cierta...
-No tenemos tiempo para conclusiones, ¡hay que salvar a Clarisa!
-¡Iré por Pamela!
-¡Está bien! - se separaron, dejando el recinto del sótano vacío.
-«¡Já, já, já!... ¿Has visto? ¡Ahora sí estás sola!... ¡La que fue tu amiga te robó tu única arma!... ¡Tu novio está muerto!... Tus padres se olvidaron de ti... ¡Linda, ya va siendo hora de rendirte, ¿no crees?!»
-(“«¡Richie!... ¡Lo dejé solo, por pelear con este maldito!... ¡Él me necesitaba, estaba por encima de mí orgullo de cazadora!... ¡Ahora, ya no puedo hacer nada!... ¡Lo perdí por mi propia soberbia!»”) - la tristeza hizo estragos en la fuerza física de Clarisa, lo que envalentonó a su rival.
-«¡Ríndete!... ¡Ya no tienes razones para vivir!... ¡El amor muere, si no se lo cultiva!... El tuyo, como podrás ver, es un caso perdido...»
-(“¡Mentira!... ¡Yo sí la amo!... ¡Ella sigue siendo mi amiga!... ¡No te defraudaré, Clary!”) - Pamela, viendo que el tablón del que colgaba Clarisa comenzaba a desprenderse, corrió hacia ella a pesar del dolor de su cuerpo, y logró retenerla, tomándola de un brazo - ¡Sujétate!... ¡No te sueltes!... ¡Cuélgate de mi cuello!... ¡Rápido! - la cazadora, obedeció.
-«¡Pam!»
-¡Amiga!
-«¡¡Me salvaste la vida!!»
-¡Y tú a mí! - las dos se abrazaron con ternura.
-«¡Aghhhhhhh!... ¡Amor verdadero! ¡¡Qué asco!!» - el demonio, haciendo arcadas, huyó espantado.
Los doscientos sacerdotes desembarcaron en la isla, encabezados por el Obispo, Fray Fernando, y el Padre David.
-¡El León de Dios!... ¡Hay que seguirlo! – indicó el fraile. Lo hicieron, y llegaron al misterioso sótano.
-¡Dios Bendito! – encendieron las linternas y exploraron el lugar - ¡Increíble!
-¡Es...!
-¡Un templo! ¡Un Templo Consagrado!... ¡Deprisa, dispongamos todo para la ceremonia!
-(“¡Por fin!... ¡Creí que no llegaría jamás!... Bueno, parece que las dos están a salvo.”) - Jordi se acercó a las chicas para socorrerlas - ¿Están bien?
-Sí, Jordi... Pero no todo está terminado. - respondió Clarisa - El Enemigo sólo fue ahuyentado, volverá con mucha más fuerza.
-No te preocupes, ¡no estamos desarmados! - señaló el Santísimo Sacramento, escondido bajo su alba.
-¡Gracias a Dios!
-¡¡Jordi, detrás de ti!! - gritó Pamela. El joven giró sobre sus talones y enfrentó a la Bestia.
-(“¡Tengo que llegar!... ¡Mi Cabeza!... Aún me duele el golpe... ¡Son ellas!... ¡Clarisa lo logró!... Las alejaré del peligro...”) - Richie prestó ayuda a las chicas.
-«¡¡Richie!!» - Clarisa, deshecha en lágrimas, abrazó al muchacho - «¡Te creía muerto!»
-De hecho, casi sucede... Calma...
-«¡No debí haberte dejado tan indefenso!»
-No te culpes... Estamos juntos, ¡y nadie ha podido impedirlo!
-«¡Tenemos que hacer algo!» - exclamó Clarisa - «¡Jordi está peleando solo, pueden bajar sus defensas!»
-Primero, deben recuperarse las dos. Los sacerdotes están aquí. Necesitan tiempo para darle sepultura al cadáver de un fraile y volver a consagrar el Templo.
-«¿Templo?»
-Hay una iglesia primitiva en el sótano...
-«¡Vamos muy bien!»
-¿Te sientes mejor?
-«¡Ya estoy lista para continuar!... Pam, descansa, nos ocuparemos de todo.»
-¡Está bien! - la joven, todavía extenuada por el salvataje, permaneció recostada, hasta que Ariel la encontró y la abrigó con su cuerpo.
-«¡Ha vuelto mi hermosa casa!... ¡Qué maravilla!... ¡Tonto!... ¡¡Te venceré, como siempre lo hago!! ¡¡Eres mío!! » - el diablo lanzó rayos y llamaradas contra el muchacho, que apenas podía sostener la Custodia con ambas manos.
Clarisa sentía que no podía intervenir esta vez, por muy veloces que fueran sus piernas, no llegaría a tiempo. Dos gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas. No podría salvar a Jordi del Martirio. Aceleró el paso hasta que sus piernas parecieron salirse de su cuerpo. El lugar era demasiado grande y ella esta totalmente agotada, física y espiritualmente. Caminó para no provocarse un infarto. No llegaría. Lloró…Y la ayuda cayó del Cielo…
-Lo estás haciendo muy bien, jovencita…
-¿Padre Callahan?
-He venido a cumplir mi promesa…
-¡Ayúdeme, por favor, hay que salvar a Jordi!
-Pasa a trávés de mí, una vez que recibas mi Bendición.
-¡¡Gracias!! – la joven obedeció en el momento oportuno.
Jordi comenzaba a asustarse y a sentirse culpable sin motivo. Indigno de su misión. Sus fuerzas lo abandonaban... De pronto, dos manos se sumaron a la lucha, y luego otras dos. Miró a su alrededor, y descubrió los rostros de Richie y Clarisa.
-«¡Te dije que podías contar conmigo para lo que quisieras!»
-¡Gracias!
-«¡Por nada!» - Jordi se tomó unos segundos para secarse el sudor de la frente. Una feliz idea nació en su cabeza, y como la pensó, la ejecutó: en lugar de volver a tomar la Custodia, puso sus manos sobre las de la pareja. El poder del Amor entró en acción.
Dos niveles más abajo, los clérigos volvían a consagrar el Templo.
El demonio vencido nuevamente, se retiró dejando solo al Supremo. En ese momento, Pamela se recuperó y colaboró con sus amigos.
-¡Retrocede! ¡Ya no tienes autoridad en este lugar!
Afuera, las nubes negras se despejaron, y el sol apareció después de muchos años
El exorcismo estaba completo. La tierra tembló por un instante. Las paredes del castillo se desintegraron como si fueran de arena. En un abrir y cerrar de ojos, no quedó nada, salvo las doce columnas de la Iglesia.
-¡Ya pasó todo! - suspiró Clarisa, abrazando a Richie y a Jordi.
-No volverá... - susurró Pamela, débil, pero feliz de estar viva.
-Ahora sí, podemos regresar a casa. - anunció Fray Fernando, satisfecho.
-Un nuevo día... ¡Gracias a Dios! - exclamó Jordi.
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