Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo

18 - CACERÍA DE VAMPIROS


Los invitados acaban de llegar. Clarisa se mira al espejo por ultima vez.
-(“Listo... todo está en su lugar...”)
-Clarisita, ¡es hora de bajar!
-¡Aquí voy!


-Es un placer recibirlo, señor Sotomayor. - Rodrigo Suárez estrechó la mano del potentado magnate y la de su hijo - Ricardo, ¡qué bueno volver a verlo!
-¡Lo mismo digo!
-¿Cómo está su hija? - pregunto Lidia Sotomayor.
-¡Muy bien, gracias!... a propósito, ¡ahí está! - la exclamación de asombro fue unánime. Clarisa Suárez Ripoll bajaba lentamente las escaleras, con la más encantadora de sus sonrisas. Su vestido largo color azul noche, enmarcaba una figura perfecta. El cabello largo, semi recogido en un rodete sobre la nuca, que disimulaba perfectamente su herida suturada, le caía sobre la espalda y llegaba casi a la mitad de la falda, cubriéndole recatadamente el escote al caminar.
-¡Mí preciosa niña!... ven, saluda a los invitados... ¡Familia Sotomayor! ¡Mi hija, Clarisa! - el matrimonio la saludó atentamente, mientras observaba de reojo la actitud de su hijo.
-Ricardo, como verá, mi hermosa pequeña se ha recuperado totalmente.
-Me... alegra saberlo... - temblando de los pies a la cabeza, Richie besó la mano de la joven.
-Cálmate, ¡o se darán cuenta de todo! - susurró ella.
-¡No puedo!... Te ves... Temible como un ejército...
-Vaya momento para citar el Cantar de los Cantares...
-En medio de una lujosa fiesta, donde tú eres la única verdadera atracción.
-¡Ya!
-¿Por qué tardaste tanto en bajar?
-Ocurrencias de mi madre...
-Mira, tu padre acaba de sentarse a hablar con el mío...
-¡¿Cuándo no?!
-¿Qué crees que se estén diciendo?
-No lo sé, no soy adivina... ven, vamos a probar la nueva máquina.
-Después de ti.
-¡Gracias! - los dos se dirigieron a la tarima, en donde se encontraba instalado el sistema.

-Parece que se llevan muy bien. - deslizó Joaquín Sotomayor.
-Sí, son dos buenos amigos.
-Podrían ser algo más, ¿no cree?
-¡Tiempo al tiempo, Joaquín! Clarisa acaba de salir del colegio de monjas, recién comienza a vivir.
-Me ha dicho mi hijo, que Clarisa estuvo en el Vaticano.
-Cinco años. Allí estudió.
-¡Vaya! - los fotógrafos se acercaron, de modo que la charla, se interrumpió hasta el momento de la cena.
Ya en la mesa, luego del discurso de Rodrigo Suárez, Clarisa descorrió la cortina que ocultaba el scanner. Seguidamente, se obsequió a los invitados una fotografía de la joven, obtenida gracias a la mencionada máquina. Mientras cenaban, las miradas entre Richie y Clarisa pasaron por completo desapercibidas, salvo por la intuitiva observación de la señora Ripoll, debido a que otros invitados trataban de impresionar a la joven, cosa que en determinado momento comenzó a fastidiarla.
-No tienes buen semblante, Clarisita, ¿te ocurre algo? - preguntó su madre.
-No te preocupes, es la estupidez humana crónica la que me produce acidez...
-Comprendo... ¿por qué no pides un poco de música?
-No es mala idea. Con tu permiso.
-Ve tranquila. - la muchacha pasó junto a Ricardo, quien la siguió con la mirada, previo roce del delicado guante de raso azul, sobre su cuello.
-(“¿Adónde irá?... ¡Ah, ya veo!... se cansó de que todos esos idiotas la estuvieran acosando... Música... para amansar a las fieras...”) - Richie bajó la cabeza y sonrió misteriosamente. Clarisa salió de la cabina del DJ y volvió a tomar asiento. La música comenzó a sonar… «(Just like) Starting over»... «Mother Nature’s son»... «Stand by me»... «Sexy sadie»... «Long, long, long»... «I saw her standing there»... «Got my mind set on you»... «Boys»... «Imagine»... «Please, please me»... «Hope of deliverance»... «Twist and shouts»... «Live and let die»... «It won’t be long»... «You’re sixteen»... «All my loving»... «Get back»... «Please, Mr. Postman»... «Let it be»... «Money»... «Don’t let me down»... «A hard day’s night»... «Revolution»... «Tell me why»... «Lady Madonna»... «Paperback writer»... de pronto, se apagaron la luces de la sala, y destellaron las de la pista de baile... El efecto fue el esperado. Todas las parejas salieron a bailar, mientras Richie y Clarisa se escabullían por un rincón.
-¿Alguna idea, linda?
-¡Patinar!
-¡Excelente!
-Por aquí. - una puerta oculta tras un llamativo cortinado conducía hacia una enorme pista de patinaje sobre hielo. Se colocaron los patines y salieron.
-Te ves cansada, ¿todo está bien?
-Sí, he tenido un día difícil... vamos a acelerar un poco el ritmo... ¡eso es!... ¡gira!... ¡bien!... ¡otra vez! - Richie la llevaba de la cintura, volaron y volaron sobre el hielo...
-¿Jordi?
-¡Fatal!
-Lo imagino... a pesar de eso, sigues estando hermosa.
-Gracias
-¿Alguien más conoce la pista?
-Varios invitados que no creo que tarden en venir.
-Nadie parece darse cuenta de nada...
-Es que la mayoría de esta clase de gente, no ve más allá de sus narices... ¿tienes frío?
-Un poco.
-Entonces, cambiemos el lugar de la charla. - se dirigieron al invernadero - ¡Hhhh!
-¿Vampiros?
-¡Vampiros!
-¿Cerca?
-Merodeando los alrededores.
-¿Pamela?
-No. Principiantes. Pero en gran cantidad.
-¿Qué se puede hacer?
-Salir a buscarlos, ¡y hacerlo ya! - desarmó la mitad de su vestido, tomó un extraño bolso, se lo colgó y se cambió el calzado.
-¿Te vas?
-No pueden acercarse, pero están hambrientos. Debo evitar una catástrofe.
-¿Tardarás mucho?
-Unos quince minutos. Estaré bien, te lo prometo.
-¡Cuídate!
-¡No tienes que pedírmelo! - Clarisa saltó por la pared lateral, la débil luz de la luna la precedía - (“¡Bonita noche para salir a cazar vampiros!... Si mis cálculos son correctos, los dos primeros aparecerán en... diez segundos... diez... nueve... ocho... siete... seis... cinco... cuatro... tres... dos... uno... ¡Ahora!”) - dos nosferatus sedientos de sangre se abalanzaron sobre ella. En un abrir y cerrar de ojos, los eliminó con sendas estacas de madera. Caminó unos metros, y otros cuatro individuos trataron de atacarla, corriendo la misma suerte que los anteriores - (“¡Cuatro más, y suman seis!... ¡oh, oh!... ¡las cosas se complican!”) - pensó la Cazadora, al ver a varias docenas de vampiros, que aparecían por todas partes y en todas direcciones - (“¡Bien, dejé a mis invitados esperando!”) ¡O. K.! ¡De acuerdo! Si vamos a jugar sucio, ¡lo haremos al modo de mi «Jefe»!... ¡Se los presento! - extrajo la Teca, la abrió y alzó la Hostia con ambas manos: todos los monstruos simultáneamente se desintegraron en forma inmediata - ¡Una legión menos!... Si la memoria no me falla, yo tenía una fiesta, ¡así que volveré a ella! - corrió a su casa, se arregló el vestuario y se reincorporó al festejo.
-¡Clarisa, hija, ¿dónde estabas?! - preguntó su padre - ¡No puedes dejar así a la gente!
-Lo siento. Tuve que hacer un pequeño cambio en las alhajas, ¡demoró más de la cuenta! No pude evitarlo. – respondió señalándole disimuladamente la cruz que colgaba de su cuello.
-Comprendo. Ven, por aquí hay gente que quiere saludarte.
-Bien. - de mala gana, siguió a su padre.

Ricardo conversaba con otros invitados, y al mismo tiempo seguía a Clarisa, con su mirada azul.
-La hija del señor Suárez es muy hermosa. - comentó el padre de un joven empresario metalúrgico.
-¡Ya lo creo! - respondió Richie.
-De hecho, tenía pensado pedir su mano para mi hijo.
-Me temo que no será el único.
-No me extraña, la fortuna de los Suárez es demasiado importante.
-Clarisa Suárez es una heredera muy codiciada.
-¡Casi tanto como la hija de un rey!
-Supongo. (“¡Es una reina, grandísimo idiota!”) - Richie se apartó del círculo de los empresarios, para reunirse con sus padres.
-¿Cómo va todo? - preguntó su padre.
-Melissa tenía razón. Casi todos los invitados han venido con la intención de pedir la mano de Clarisa.
-Yo te diría que no te alejes tanto de ella. A buen entendedor...
-¡Pocas palabras!
-Aquí viene...
-¿Lo están pasando bien? - preguntó Clarisa, sonriente.
-¡Estupendamente! - respondió la señora Sotomayor y miró a su hijo de reojo. El muchacho comprendió a la perfección el mudo significado de aquella mirada materna.
-¿Señorita Suárez?
-¿Señor Sotomayor?
-¿Me concede este baile?
-¡Éste, y todos los que usted desee! - Richie la tomó de la mano a la vista de todos y la condujo a la pista de baile en la que sonaba «The great pretender».
-¿Todo salió bien?
-¡Perfectamente!
-Tardaste mucho menos de lo que dijiste.
-Fue muy fácil.
-¡Sabes hacer el trabajo!... Tendrías que ver las caras de rabia de tus «candidatos».
-Las veo... ¡van del blanco papel, al verde musgo!
-¡Vaya gama de colores!... Los entiendo, luces absolutamente espléndida, ¡soy el hombre más afortunado de este lugar!
-¡Y el más envidiado!
-¡Pienso hacer que me envidien, aún más! - la música, romántica y embriagadora, seguía deslizándose por el salón. Clarisa se dejó de formalidades protocolares, y decidida, llevó sus delicados brazos al cuello de Richie, quien la tomó de la cintura sin ningún miramiento.
-¿Te gusta mi perfume?
-¡Delicioso! ¿Lo estrenaste hoy?
-Para la ocasión.
-¡Hmmm! ¡Desearía que esta fiesta no terminara nunca!
-Es un deseo muy difícil de realizar... mañana me espera un día muy largo.
-¡Para mí será eterno!
-Tendrás que mantenerte bien ocupado y alejado del peligro.
-¿A qué te refieres?
-A los vampiros.
-¡No hay problema! ¿Qué harás tú?
-Por la mañana, tengo que ayudar a Fray Fernando con el caso de Jordi... a mediodía, antes del almuerzo, tengo un entrenamiento, y por la tarde trabajaré en la máquina para seguir buscando la solución al problema de Pam. Estaré en Rainbow a las 22:00hs.
-¿Tan temprano?
-A esa hora, ya hay nosferatus... ¡No pienso permitir que arruinen el inicio de la temporada!
-¿A qué hora llega Javier?
-Supongo que a medianoche, como siempre.
-¿Estarás entre nuestro grupo de amigos?
-El mayor tiempo posible.
-No me resultará agradable verte con él,
-¡Ya lo sé!... - los dos continuaron bailando casi pegados... «¡Oh, Darling!»... «Cry, Baby, Cry»... «Something»… «Good night»… «Dig a Pony»… «Across the Universe»… «While my guitar gently weeps»… «Real Love»... «In my life»... «The long and winding road»... «Girl»... «¡Oh, my love!»... «Michelle»... «Mother»... «Norwegian wood»... «Love»… «This Boy»… «Mind Games»… «Yesterday»… «Woman»… «You’ve got to hide your love away»… «Working class hero»… «And I love Her»… Lamentablemente, la familia Sotomayor debió retirarse temprano. Clarisa a duras penas pudo disimular si disgusto. Finalmente, pretextando un dolor de cabeza se recluyó en su alcoba.
-¡Hija, ¿te sientes mal?! - preguntó su madre.
-Estoy mareada.
-¿Quieres un té?
-No me vendría mal... ¡Qué fastidio!
-¿Por qué?
-¡Ya me tenían harta todos esos idiotas!
-Sin embargo, bailaste toda la noche...
-Con el hijo de Joaquín Sotomayor, ¡era la única persona razonable de la fiesta!
-¡Y estaba muy guapo!
-¡Hhh! ¡Eso es indiscutible!
-Se fijó en ti.
-¿Lo crees?
-¡Te comía con los ojos!
-(“¡Sentí las mordidas!”) ¡¿Bromeas?!
-Claro que no, ¡fue el comentario de toda la fiesta!
-Bueno, si tú lo dices...
-Mañana, saldrás con «ese».
-Mamá...
-¡Increíble! Tienes a tus pies al hombre más codiciado de Europa, ¡y prefieres a un patán!...
-¡Mamá! ¡¿Vas a hacerme el honor de dejarme hablar?!
-Sólo por ésta vez.
-Papá ya lo sabe... será la última cita que tenga con Javier... No volveré a verlo, ya no me interesa.
-¡Por fin!... Entonces, quiero imaginar que aceptarás cualquier propuesta de Ricardo.
-De momento, es un buen amigo, algo tímido.
-¿Cariñoso?
-¡Tierno!... ¡Mira! ¡Te presento a Ronromeo! - Clarisa le mostró al gatito siamés.
-¡Qué encanto!
-¡Me lo regaló para que me mejorara!
-¡Es precioso!... Parece que conoce muy bien tus gustos, y la mejor forma de conquistarte... ¡Piénsalo!... Bueno, te dejaré descansar, ¡buenas noches, hijita!
-¡Buenas noches, mamá! - la niña dejó al gatito sobre la cama, y se quitó el vestido.


-«¡Inútiles!... ¡¡Imbéciles!!... ¡¡¡Ineptos!!!... ¡¡¡¡Idiotas!!!!... ¡¡¡¡¡Todo un ejército devastado en cuestión de segundos!!!!!... ¡¡Princesa Pamela!!»
-«¡Aquí estoy, Mi Señor!»
-«¡Presenta tu informe!»
-«En una semana más, el novio de la Cazadora será un vampiro.»
-«¡Al fin, una buena noticia!»
-«¡Me alegra que le complazca, Mi Señor!»
-«¿Qué se sabe acerca del arma que ella utiliza?»
-«Nada nuevo, Mi Señor, excepto que no hay forma de evadirla, es instantáneamente mortal.»
-«¡Hmmmm!... ¡Hay que conseguir información, datos!...»
-«Su novio puede hacerse cargo, pero para eso tendría que acelerar el proceso de vampirismo.»
-«¡Hazlo!»
-«¡Lo que usted ordene, Mi Señor!»


-(“¡Mi reina!... ¡No podrías estar más hermosa!... Estás un poco loca, pero por ahora, no tiene importancia... ¡Vampiros! ¡Qué idea!”) - suspiró Richie, en su mansión de Palma de Mallorca, sin poder dormir.
-¿En vela, hermanito? - preguntó Melissa, recién llegada de Barcelona.
-¡Insomne!
-¿Clarisa?
-¡Preciosa!

-¡Cuéntame!
-¡Hhhh!... ¡Parecía una reina!... Todos en la fiesta repararon en ella... Los más jóvenes trataban de impresionarla... Ella ni siquiera los tenía en cuenta.
-Tú, ¿qué hacías?
-Admirarla... bastaba una mirada para saber lo que pensaba... ¡Nunca me sentí tan envidiado!... Todo mundo tenía por seguro que mis propósitos eran los mismos que los de los demás candidatos, tanto, que muchos de los padres cuando hablaban conmigo evitaban el tema.
-¡Vaya! ¿Cómo estaba vestida?
-Llevaba un Givenchy azul oscuro, muy entallado, con un generoso escote... casi estaba pintado en su cuerpo... zapatos de charol del mismo color...
-¿Joyas?
-En el peinado... Brillantes... su padre le regaló una gargantilla de platino, con brillantes y zafiros... ¡Debió costarle un millón de dólares!
-Ella lo vale, ¡¿no crees?!
-¡Creo que se queda corto!... Bailamos toda la noche...
-¡¿Pegaditos?!
-¡Fue increíble!
-¿Qué opina el señor Suárez?
-Pues, ¡tomó nota de cada uno de mis movimientos!
-¡No lo dudo!... Vamos por un café, mientras me terminas de platicar.


Ronromeo duerme plácidamente entre los suaves cabellos de su ama. La noche es tranquila y plagada de estrellas. De pronto, una inesperada ráfaga de viento abre las ventanas de par en par. Una sombra negra hace su ingreso, e intenta rodear a la niña. El gatito despierta y se asusta. Presiente el peligro. Clarisa abre los ojos.
-¡Ronromeo! ¿Qué sucede, cariño? ¿Tienes miedo? Todo está bien, sólo se abrió la ventana. La cerraré. - se puso de pie, descalza. Caminó hacia el balcón - ¡Oh, oh!... Creo que tenias razón para asustarte, gatito... Tenemos compañía, y no muy agradable que digamos, por cierto... - buscó una bata y se la puso, luego tomó a Ronromeo entre sus manos - Quédate aquí en mi bolsillo, y estarás seguro... - bajó al salón comedor - ¡Ahí está!... Jordi ha escapado nuevamente... un momento... Sólo es una sombra... Creo que me busca... ¡Pero no cuenta con que no me separo de mis armas, ni para dormir!... ¡Aquí viene! - la sombra intentó cubrirla, pero el efecto liberador del agua, la sal, y el aceite exorcizados lo impidió. Todo el lugar se llenó de luz - ¡No tienes autoridad sobre mí! - la sombra huyó - ¡Uff!... ¡volveré a la cama! - subió las escaleras, y en su cuarto, se entregó nuevamente al sueño.

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