Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo

16 - EXORCISTAS


-¡Hhhh!... ¡Estoy cansada!... (“¡Oh, no!... Otra vez una señal de peligro... más fuerte que las anteriores... Esta noche llega Monseñor Christiansen... Tal vez tenga que ver con el caso de Jordi... Fray Fernando dice que es algo patético... No debería estar tan solo en esto... Su edad juega en su contra... Sería una excelente oportunidad para aplicar todo lo que aprendí en Roma... ¡Hhhhhhhh!... ¡Listo! ¡Terminé!... Creo que dormiré un rato antes de almorzar... Me duele esta cosa...”) ¿Rosario?
-¿Sí, mi niña?
-¿Está lista mi habitación?
-Sí, como usted lo ordenó.
-Bien, iré a descansar un par de horas.
-La despertaré cuando la mesa esté preparada.
-Gracias, Rosario.
-La acompaño, mi niña. - las dos subieron la blanca escalera de mármol. Clarisa encendió una vela en el oratorio, y allí dejó la dorada Teca, sobre un hermoso Corporal bordado a mano, con encaje de bolillos.
-(“La verdadera tarea aún no comienza... Tengo la impresión de que todo esto no es más que una bagatela, migajas de lo que me espera en pocas horas... Me considero espiritualmente preparada para todo lo que pueda suceder... No dejaré solo a Fray Fernando, ¡le guste o no!... ¡Aquí está!... ¡Sabía que no lo había dejado en la Capilla Sixtina!... Agua, aceite, y sal exorcizados... Realmente, no esperaba que Su Santidad me hiciera este favor... No sólo de medallas viven las pupilas de la Casa Pontificia... No me separaré de ellos de ahora en adelante, ¡nunca se sabe!...”) - pensaba Clarisa, con los recipientes en la mano. Se acostó sobre los almohadones, apoyando la cabeza sobre el pie del reclinatorio, cerró los ojos, sus músculos se relajaron totalmente, su respiración era lenta, pausada, casi imperceptible...


Paralelamente, Jordi entraba en una de sus peores crisis: siete hombres no podían contenerlo: gritaba, insultaba, vomitaba, y demostraba una fuerza física sobrenatural, los vecinos estaban aterrorizados. En el más grave momento de furia, se deshizo de las cadenas con que lo habían atado, y de los siete hombres que lo sostenían...


-¡Uff! ¡Qué espanto!... Todo eso acaba de suceder... ¡Hmmmmm! (“Ahora entiendo por qué me eligieron... En Roma, me hicieron pruebas parapsicológicas, a insistencia de Fray Fernando, pero jamás supe cuales fueron los resultados, siempre se mantuvieron ocultos, casi como el Tercer Secreto de Fátima, lo cual, aún hoy no deja de preocuparme, ni de extrañarme... debe haber algún modo de averiguar qué fue de esos expedientes... ¡mi laptop!... ¡Ajá!... Vaticano... «Nivel confidencial»... «Casos sin concluir»... ¡La lista es larga!... Muchos han sido descartados por fraude... la mayoría, niñas de corta edad... Hmmm... «Nivel altamente confidencial»... «Ingrese su clave de acceso»... ¡Oh!... no tengo una ... y sólo el Colegio de Cardenales debe estar en condiciones de ingresar a la base de datos... quizás incluso esto quede reducido al Papa y a su secretario personal... vamos a ver... tiene poco espacio el campo de formulario... no más de ocho caracteres alfanuméricos... usaré palabras simples... no... ‘secretos’, no es... ‘fenómeno’... tampoco... tal vez... ‘Fernando’... no... sería obvio... a menos que ni siquiera el mismísimo Santo Padre crea del todo en este tipo de cosas... de todos modos, ¡no pierdo nada con intentarlo!... «Cazadora»... la pantalla se puso en blanco... tarda... ¡Acceso confirmado!... ¡Lotería!... «Clarisa Suárez Ripoll»... Informe final... «Realizados todos los tests de rutina, habiendo obtenido puntajes sorprendentemente superiores a los parámetros habituales, se realizó además, la prueba del Agua Bendita, con resultados asombrosos en el sujeto... se incrementó su altura física y su rendimiento intelectual, así como el aumento en la capacidad de sus cinco sentidos, sin ningún tipo de reacción adversa... Conclusión: se le asignará como tutor espiritual a Fray Fernando Ridruejo Ofm., con el fin de realizar un seguimiento continuo de su desarrollo, hasta la mayoría de edad. Asímismo, se le autoriza al clérigo antes nombrado a revelar a la menor el secreto de su misión sólo en el caso de que la cantidad de no vivientes, sea sensiblemente superior a la de fieles asiduos a su propia comunidad eclesial...»... ¡Cielos!... No es nada nuevo, salvo porque cuando este informe se selló, yo tenía sólo doce años... Bien... será mejor que me cambie de ropa, papá llegará de un momento a otro... no le gusta verme desarreglada... este traje estará bien... aunque, para que no me regañe, por la sobriedad de mi vestimenta, agregaré algunas joyas... entre los dijes de este brazalete, colgaré tres botellitas con agua, sal y aceite exorcizados... ¡Listo!”)
-Niña Clarisa, ¡su padre acaba de llegar, y quiere que usted baje a almorzar de inmediato!
-¡Ya voy! - Clarisa corrió al encuentro de su padre, al que abrazó con ternura, luego ambos se sentaron a la mesa.
-¿Cómo van los preparativos de la fiesta?
-¡Maravillosamente bien! Sólo faltan algunos detalles en la decoración de las mesas del salón.
-Acaba de llegar al puerto, un embarque con cristalería fina, unos floreros muy delgados.
-Los encargué yo, son exactamente lo que necesito para las rosas de tallo largo.
-¡Estupendo! ¿Qué hay de tu vestuario?
-Givenchy.
-¿No eres un poco joven para ese diseñador?
-Papá, ya tengo dieciocho, dijiste que podría usar lo que quisiera, siendo mayor de edad...
-¡Es que me parece mentira que hayas crecido tanto y tan pronto!... ¡Siempre serás mi niñita consentida!
-Ya lo sé... Y, la verdad, ¡no me disgusta serlo, en absoluto!
-¡Mi bebita!... ¡Serás la más bella del baile!
-¡Lo intentaré!
-¡Lo lograrás!... Te compraré una gargantilla oriental de brillantes, ¡para que luzcas como una verdadera princesa!
-¡Gracias, papá!
-¡No es nada!... ¡Oye!... Las rosas están invadiéndolo todo...
-(“Pase lo que pase... ¡No voy a mentirle a papá!”) ¡A buena hora te das cuenta!... Es un repelente contra vampiros...
-¿Qué no los espantaba el ajo?
-¡Y a cualquier ser humano, vivo o muerto!... pero quedan más elegantes y socialmente aceptables, los ramilletes de rosas, que las ristras de ajo, ¿no crees?
-Cierto. Fray Fernando, ¿te habló al respecto?
-Sí, fue él... ¿cómo lo sabes?
-Intenté egoístamente, por todos los medios, que no sucediera, pero no lo logré... Sólo conseguí multiplicar el efecto contrario... Tu bisabuela y tu abuela fueron las últimas cazadoras... Tú heredaste sus dones y su misión...
-¡Papá!... ¡¿Por qué nunca me lo contaste?!
-Por varias razones... La primera, para protegerte, por eso no me opuse a tu beca en el Vaticano. La segunda: no creí que los vampiros resurgieran tan pronto... Las cosas han empeorado desde que tú naciste... ¡Yo no quería tenerte!... ¡Pero no porque pretendiera un heredero varón, ¡sino porque no quería perderte luego en una batalla contra ellos!!... Tu viaje a Roma no hizo más que acelerar el proceso, que por más que quiera, veo que no podré evitar... Clarisa, las muertes se suceden una tras otra...
-Estoy al tanto de todo eso.
-Necesitarás un entrenamiento adecuado.
-Continuaré rindiendo mis exámenes de Artes marciales, es lo único que me falta.
-Bien. Quiero que retomes tus clases, en cuanto la herida de tu cabeza te lo permita.
-Lo haré.
-No quiero que corras ningún riesgo.
-Así será, papá, lo prometo.
-Ayer hablé con un buen instructor.
-¡Genial!
-Ésta es la dirección del gimnasio. - le tendió una tarjeta.
-¡Ajá!... Taekwon-do...
-Es tu fuerte.
-Desde siempre... Tengo una idea, que nos puede servir para adelantarnos a cualquier futura proliferación de vampiros: además de Teología, en Salamanca, estudiaré medicina forense para tener acceso directo a cualquier morgue judicial... - la charla prosiguió con normalidad.


Hace Calor. La jornada de vela concluye, Richie se seca el sudor de la frente, y se dirige a las duchas. Sabe que algunas de las muchachas que atienden la recepción lo espían. No les da importancia, aunque se siente observado. Muy a pesar suyo, le gusta provocarlas. Pero sabe que ya no es el mismo, desde que Clarisa llegó a su vida, ya no hay lugar para nadie más... Media hora más tarde, conduce su coche a toda velocidad, hacia la mansión «Santa Clara de Asís».
-(“¡Clarisa!... ¡Mi hermosa princesa!... ¡Muero por estar entre tus brazos!”) - suspiraba, bajando del vehículo. Rosario lo atendió con total amabilidad.
-Pase usted, señor Sotomayor, la niña Clarisa lo recibirá en su dormitorio.
-Gracias. - el campeón de motonáutica se dejó guiar hacia la habitación de Clarisa, quien lo aguardaba sentada en su cama, rodeada de muñecos de peluche. Llevaba el pelo largo suelto, recién desenredado, cayéndole sobre el pecho, la almohada y las sábanas de seda rosadas. - ¡Te ves deslumbrante hasta para dormir, pequeña!
-Exagerado, ¡como siempre!
-No miento. ¿Cómo está tu golpe?
-Mejor, ya no me duele, pero trato de no mover mucho la cabeza.
-¡Me alegro! - controlándose costosamente, se sentó en el lecho, a los pies de la niña.
-¿Te siguieron los fotógrafos?
-Algunos. De todos modos, sabían que vendría a verte, debido a lo que te sucedió hace dos días...
-¡Hhhh!
-¿Sospechas... algo no deseado?
-No... Sólo estoy indignada... Así y todo, le di una buena paliza!
-¡¿De verdad?!
-Lo saqué de mi habitación a patadas, me enfundé en mi dobok, y además de preso, el «doctor» ¡fue a parar al hospital!...
-Esperemos que haya aprendido la lección...
-El último parte médico dice que quedó estéril...
-¡Hhh! ¡Si, ¡que le diste duro!!
-¡Con alma y vida! ¡Vasectomía sin anestesia!
-¡No lo dudo, ni por un instante, preciosa!... ¿hablaste con Javier?
-Me dijo Sandra, que hace varios días que no responde a nadie, siempre está el contestador automático.
-Tal vez esté pintando de nuevo, sabes cómo es él al respecto, se aparta del mundo casi por completo.
-¡Cierto! Entonces, mejor será que no lo moleste hasta el sábado en Rainbow.
-¿Irán por separado?
-Es probable, mis padres suspendieron momentáneamente su crucero por el Caribe, por lo que no creo que estén de humor para verlo.
-Seré curioso, pero, ¿por qué tantas rosas en toda la casa?
-(“Tarde o temprano, tenía que preguntar eso...”) Hice un descubrimiento importante... Mira la pantalla. - Clarisa le acercó el notebook, y le mostró algunas escalofriantes imágenes.
-¡Impresionante!
-¿Ves las heridas en el cuello?
-Sí, las veo, esto parece sacado de una película de...
-¡Vampiros!
-¿Realmente crees que existan? Se puede poner cualquier cosa en la red.
-Lamento decirlo, pero son una realidad muy cercana a mi entorno, más de lo que yo quisiera... Ella es Pamela...
-¡Vaya!
-Estoy casi segura de que aún está con vida, pero temo que la han vampirizado... Te estoy diciendo todo esto, para que desde un principio, no haya secretos entre nosotros... Soy la Cazadora... Debo impedir que se acerquen a la casa, por eso las rosas en todos lados. Funcionan como repelentes...
-¿Ya los has enfrentado?
-Varias veces... pero creo que todavía necesito entrenar... la gran batalla será difícil; las rosas me darán tiempo para prepararme con un poco más de tranquilidad.
-¿Intentarás rescatar a Pamela?
-¡Ojalá supiera cómo hacerlo!... No sé dónde se esconden, tampoco sé en qué momento pueden aparecer... Hasta ahora, sólo he conseguido ahuyentarlos, como te dije antes, aún no estoy lo suficientemente preparada para una cacería de vampiros.
-¿Tienes que hacer esto tú sola?
-En lo que concierne a la fuerza bruta, sí. Por el lado espiritual, formo parte de un equipo al que no vencerán con facilidad: exorcistas.
-¡Vaya! ¡Estoy sorprendido! (“¡Linda creo que ese golpe en tu cabecita hermosa ha sido más fuerte de lo que todo mundo cree!”)
-Eso pensé...
-¡Oh! Casi lo olvido... Traje algo que tal vez te ayude a recuperarte. - de un bolsillo de su saco, extrajo un pequeñísimo gatito siamés.
-¡Es precioso!... Y muy pequeño...
-Su mamá es demasiado pequeña, tanto que su gestación se malogró y él fue el único sobreviviente, lo criamos en incubadora...
-¡Dios!
-No es el único animal que rescaté de una muerte segura…
-¿En serio?
-Una semana antes de conocerte, estuve excursionando en Estados Unidos, haciendo deportes de riesgo… estábamos con unos amigos, acampando en alta montaña, cuando nos tocó presenciar una escena de cainismo, entre dos aguiluchos reales… el que cayó del nido está en casa, lo llamamos Hechicero…
-«Wizard»
-Está muy bien, deberías conocerlo.
-¡Me encanta la idea!
-Mira, ya se acomodó...
-¡Eso veo!
-Parece que le gusta tu pelo.
-Debe sentirse abrigado...
-Lo envidio.
-¿Por qué?
-Yo debería estar en su lugar... - susurró Richie, viendo como la muchacha se llevaba el gatito al pecho, y lo acariciaba.
-¡Hhh! - dejó al animalito dormido sobre un almohadón de terciopelo blanco y se acercó al muchacho, gateando sobre la cama - No tienes un bolsillo demasiado amplio que digamos...
-¡Ven acá!
-¡Como quieras! - Clarisa se acomodó en el regazo de Ricardo, lo miró a los ojos, y lo besó apasionadamente - ¡Miau!
-¡No creí que te atrevieras!
-Fue un acto reflejo, como el ronroneo de los gatos, con una diferencia...
-¿Cuál?
-Sólo sucederá contigo...
-¿A ver? - una electrizante caricia en la espalda de Clarisa, la obligó a rendirse en los brazos de Richie... la campanilla del timbre de la puerta interrumpió la romántica escena.
-Veré quién es. - la joven levantó el receptor del portero visor - ¡Fray Fernando, ¿qué sucede?! (“¡Algo fuera de lo normal! ¡No parece él mismo!”)
-¡Jordi ha escapado!
-¡Oh, no!
-Creo que va a buscarte.
-Estaré lista.
-Me quedaré a acompañarte, por si acaso.
-Perfecto, puede pasar. – Clarisa le franqueó el acceso a la casa, pero una fuerte señal de advertencia la llenó - ¡Algo no está bien!
-Mi amor, ¡estás temblando como una hoja!
-Tranquilo. Se me pasará en unos minutos... ¡Huele mal!
-Lo he notado...
-Debe ser Jordi.
-¿Otro vampiro?
-Peor que eso.
-¿Qué puede ser peor que un vampiro?
-Un poseso. Pero, no tengas miedo, eso es precisamente lo que él quiere.
-Entiendo, pero resulta difícil de creer.
-¡Está aquí!
-¿Cómo lo sabes?
-Asómate a la ventana.
-Nubes negras... ¿a pleno sol?
-Su carta de presentación... - la puerta se abrió.
-«¡Clarisa!»
-¡Fray Fernando!... ¡Un momento!... ¡No puedo acercármele!
-¡Las rosas! ¡Clarisa, se marchitan las rosas! - exclamó Richie, asustado.
-También yo lo noté...
-¿Qué te sucede, hija? ¡Estás muy pálida! – el tono de su voz no engañó a Clarisa, versada en demonología desde su viaje a Roma.
-(“¡Vaya que es atrevido!... Sólo hay una forma de averiguar a qué vino...”) - abrió un cofre.
-¡¿Maquillaje?! ¡No te hace falta! ¡Tu héroe de la navegación está loco por ti! ¡No puede negarlo! ¿Sabes? Él no piensa en otra cosa que no sea verte desnuda y entre sus brazos!... ¡Já!… ¡Le gusta tu cuerpo! ¿No ves cómo te mira? Daría su mejor trofeo, ¡por pasar esta noche contigo!
-(“¡¿Con que esas tenemos?! ¡No hay duda! ¡Eres un demonio novato!... ¡Ahora!”) - Clarisa, en un rápido movimiento, le arrojó agua exorcizada al supuesto fraile, que desapareció dejando rastros de podredumbre y tierra de cementerio - ¡Uff!... ¡Dios Bendito!
-Clarisa...
-¿Sí?
-Tú... sabías que no era el cura, ¿verdad?
-Así es...
-¿Cómo te diste cuenta?
-Puse en práctica todo lo que aprendí en la Casa Pontificia, acerca de posesiones demoníacas. ¡Pasaba noches enteras sin dormir, estudiando casos resueltos y sin resolver!... Esto ni siquiera llega a ser el principio de la tarea que me aguarda... Primero, me extrañó que Fray Fernando viniera sin antes avisarme por teléfono, siempre se asegura de encontrarme puntualmente, en el lugar de la cita; segundo, el verdadero Fray Fernando no se lleva bien con las cámaras, por lo que jamás usa el portero visor; tercero, su hábito era nuevo, estaba impecable, y no traía ni su rosario, ni su maletín de campaña, de los que ni dormido se separa... el resto, es fácil de deducir... ¡mi alfombra favorita!... ¡mira nomás!... menos mal que este tipo de manchas se quitan con agua exorcizada, y no dejan huella... ¡Listo!... Bajaré a los jardines, quiero ver los daños en los rosales, nada puede lucir mal mañana por la noche, ¿no crees?
-Por supuesto.
-Espera aquí, voy a cambiarme, no tardo. - Clarisa se sumergió en su interminable guardarropa.
-De acuerdo... - Richie, todavía asombrado, se sentó en un taburete de terciopelo - (“¡Él sabía todo lo que yo estaba pensando en ese momento!... Al menos, está bien protegida... ¿qué se pondrá?... De cualquier modo, ¡todo le va bien!... ¡Bella!... el gatito sigue dormido en su cama... esta noche, lo hará entre sus brazos... sobre su piel... ¡No puedo evitar desearla!... su sola presencia me provoca... Cada vez que la abrazo, ¡siento que voy a incendiarme!”)
-¿Bajamos?
-Sí, claro.
-(“Creo que fue buena idea salir cuanto antes de la habitación... La tentación es muy grande, y Jordi mermó en forma impresionante las defensas espirituales de Richie...”) - pensaba Clarisa llegando al jardín - ¡Cielos!
-Todo el parque se echó a perder.
-No por mucho tiempo, observa. – Clarisa derramó en los cuatro puntos cardinales, agua, aceite y sal exorcizados, el efecto fue casi automático.
-¡Las flores han recuperado el color!
-¡Ya está!
-¡Nunca había visto nada parecido!
-¡Lo imaginaba! Cuando una maldición se revierte, las consecuencias favorables se triplican. Si esta bendición la hubiera hecho un sacerdote, ¡se habría centuplicado!
-¡Tendrías el más bello rosedal del mundo! Pero tú eres mas encantadora que todas esas rosas juntas... - la besó largamente. Estaba muy excitado, le hubiera arrancado la ropa allí mismo, pero algo fuera de él, lo dominó - (“¡No puedo hacerlo!... Mi cuerpo no me obedece... No me resisto al contacto con su piel... ¡me voy a derretir en sus brazos!”) ¡Me rindo!... ¡Tú ganas!... ¡Ya me derrotaste por completo!
-¡Siempre el mismo exagerado!... Ven, vamos a la terraza a ver el atardecer...
-Si quieres, puedo subirme al sol, y allí quemarme...
-¡Ya! ¡Suficiente! ¡No seas tan payaso! - los dos reingresaron a la mansión y llegaron a la terraza - ¡Hhhh!
-¿Estás bien?
-Sí, pero creo que en esta ocasión, no podré compartir el atardecer contigo. Las defensas de la casa todavía no se reponen del todo.
-Eso significa que...
-En unos cuantos minutos, nos rodearán los vampiros, y aún no estoy en condiciones de enfrentarlos...
-¿Por el golpe?
-Y por las «visitas»... ¡Hhhh! - el dolor en el vientre fue tan intenso, que la obligó a apoyarse en el muchacho para caminar - Regresemos a mi habitación... allí tengo lo que necesito para calmar al dolor...
-Bien, permíteme... - Richie la cargó en sus brazos, y bajó las escaleras.
-Gracias. - Clarisa, en cuanto estuvo nuevamente acostada, extrajo de un cajón un bellísimo crucifijo de oro - ¡Hhh! ¡Qué alivio!
-¿Cómo te sientes?
-¡Perfectamente! - tomó al gatito - Creo que tiene hambre.
-¿Qué nombre vas a darle?
-¡Hmmm!... ¡Ronromeo!
-¡Original!
-Shakespeariano... ¿Rosario? - llamó al ama de llaves.
-¿Sí, mi niña?
-Necesito un biberón para cachorros, con leche tibia.
-Enseguida se lo llevo, mi niña.
-Gracias, Rosario...
-¿Quién te regaló esa cruz tan bonita?
-El Papa.
-¡¿De verdad?!
-¡Sí! Fue con motivo de haber logrado el mejor promedio del colegio.
-¿Lo conociste?
-En una de mis escapadas a la Biblioteca Vaticana... Estaba buscando cierto libro escrito en griego... Lo retiré del estante, y por el hueco que quedó, me topé con sus pícaros ojos azules de abuelo mimador... ¡No lo podía creer!... Pero la cosa no terminó allí, porque el Santo Padre dio la vuelta a la estantería y me buscó para preguntarme cómo habla burlado a la seguridad y entrado a la biblioteca, estando él en el mismo lugar... Le conté que llevaba estudiando toda la tarde, y que no tenía idea de la hora que era. Le sorprendió que a mi edad estuviera leyendo griego y latín... aún no tenía trece años... Gracias a ese encuentro, luego tuve acceso a los jardines del Vaticano... Me crucé con él varias veces allí... ¡es un encanto! Tengo un recuerdo muy entrañable de Su Santidad... Por aquí hay fotos... Mira... - le tendió un álbum.
-¡Oh!... ¡¿Lo llevaste del brazo?!
-¡Mhm!... Camina despacio... ¡Cuando habla, pierdes la noción del tiempo!
-¿Qué sentiste, cuando te dio esa bendición?
-¡Uhhh!... ¡tantas cosas!... ¡Fue muy especial!
-¡Lo imagino!
-¡Temblaba, y el corazón me latía con fuerza!... Él me impuso las manos en ese momento... y trazó la señal de la cruz en mi frente... Después... apoyó mi cabeza sobre su pecho por un largo rato... ¡con tanta ternura!... Casi me sentí como el Apóstol San Juan en la última Cena... Tengo grabadas en la memoria sus palabras... «Llegará el momento en el que la sabiduría humana, ya no te resultará suficiente... Busca entonces, la verdadera Sabiduría, la que viene de Dios Altísimo... eres parte del Pequeño Rebaño, del Resto de la Casa de Jacob...»
-En pocas palabras, te dijo que eres una elegida...
-Algo así.
-¿Por eso quisiste ser Ministro de la Eucaristía?
-En realidad, siempre quise serio, desde muy pequeña, el viaje a Roma me decidió.
-Debe sentirse muy bonito tener a Cristo entre las manos...
-El resto del mundo se desdibuja, es... un contacto muy íntimo y personal... ¡Oh, oh!
-¿Qué ocurre?
-Se acercan.
-¿Cómo puedo ayudarte?
-Primero, tendrás que protegerte... - Clarisa le entregó otro crucifijo y un aspersor con agua bendita - Espera aquí, voy a ponerme algo más adecuado.
-Bien. - la niña pasó al vestidor - ¿Taekwon- do?
-Mi especialidad... Aún hay tiempo...
-Aquí está la leche que pidió, mi niña. - interrumpió el ama de llaves.
-Perfecto, puedes retirarte... ¡ven acá, Ronromeo!... ¡Uyyy!... ¡Sí, que tenías hambre!
-¿Crees que se traen algo entre manos?
-¡No te quepa la menor duda!
-¿Qué presumes?
-Supongo que querrán sorprenderme indefensa.
-¿Niña Clarisa?
-¿Sí, Rosario?
-Ha llegado el transporte, con los floreros que pidió vía Internet.
-¡Genial! Enseguida bajo.
-Te acompaño, linda. – los dos salieron de la habitación.
-¡Hm!
-¿Están cerca?
-Sí, y creo que ya hicieron de las suyas... veamos...
-Son muy bonitos.
-Tendré que ver cómo ubicarlos en las mesas, y en el resto de la casa... ¡Hhhh!... ¡Un momento!... ¡Los empleados!
-¿Quiere atenderlos, niña Clarisa? - preguntó Rosario.
-Sí, claro. - con los cinco sentidos alerta, se dirigió a la puerta de entrada - (“Los dejó entrar a la casa, esto hace las cosas más difíciles... ahora entiendo como llegaron hasta aquí la vez anterior...”)
-Ten cuidado, Clarisa.
-Lo tendré. - la muchacha le guiñó un ojo a Richie, antes de salir - (“El Supremo está tratando de subestimarme, o quiere quitarse de encima a unos cuantos ineptos... Aquí vienen...”) ¡Largo, no son bienvenidos!
-«¡¿Quién lo dice?!»
-¡Tú peor pesadilla! - sacó a relucir el crucifijo de oro. Los tres vampiros huyeron - ¡Fue suficiente!... No volverán, al menos, hasta que se les vaya el susto... ¡Bien, es todo! – La joven, caminando despacio y mirando en todas direcciones antes de volver a entrar, regresó a la casona. Richie la aguardaba preocupado.
-¡Pequeña, ¿estás bien?!
-¡Por supuesto!
-¡Qué alivio!
-¿Tomamos algo?
-La verdad, es que se me cerró el estómago.
-Cálmate, todo está bajo control... Armemos el oratorio, eso te tranquilizará.
-De acuerdo.
-A ver... Este mantel es mi favorito... está bordado a mano, por monjas Clarisas.
-¿Casualidad?
-La casualidad no existe... Son obras de Dios, que realiza en forma anónima.
-Realmente, es una belleza.
-Llévalo a mi cuarto, yo iré a cortar algunas rosas.
-No tardes. (“¡Es increíble!... Pero real... ¡Demasiada dulzura por el día de hoy!... Ha sido una tarde llena de sorpresas... Aún sigo sin creer en todo lo que me cuenta... ¿Qué habrá pasado con esos tres obreros?... ¿Les habrá pegado?... Salvando este pequeño detalle, parece tenerlo todo... Me pregunto si realmente le hago falta...”)
-¡Aquí están! ¡¿No son preciosas?!
-No más que tú...
-¡Estás loco!
-¡De remate!
-¡Ya!... vamos a darnos prisa con esto... Aquí están los almohadones del reclinatorio... el mantel... los floreros, por aquí... los cirios... el Corporal... la Custodia... ¡O. K.!... Sólo falta que Fray Fernando traiga las Hostias Consagradas.
-¡Creí que con la cruz y las estacas de madera era suficiente!
-Es un error muy común... El Crucifijo es sólo un símbolo, el Sacramento es el verdadero Poder... Según lo que llevo leyendo en antiguos pergaminos descubiertos en los sótanos de un convento rumano, hay vampiros que no soportan la vista de cualquier clase de cruz; otros, más poderosos, la toleran y hasta la destruyen; finalmente, están las categorías más fuertes, la superior, también conocida como de los centinelas, que no parece temerle a nada y se atreve incluso a la profanación y al sacrilegio, y la llamada categoría suprema, que sólo se da cada cierta cantidad de años, es la que recluta a las otras categorías inferiores de entre los hombres de la Iglesia...
-¿Nos enfrentarnos a esa clase de vampiros?
-Probablemente. De todos modos, no hay de qué preocuparse, el supremo es un perfecto cobarde, sólo entra en acción en el caso de que todos sus súbditos hayan sido destruidos... Hasta el día de hoy, sólo me he enfrentado a principiantes y... a Pam. - los ojos de Clarisa se llenaron de lágrimas, y sus puños se crisparon - ¡Tengo que encontrar la forma de rescatarla de ese infierno!... Si hay un modo de entrar, ¡tiene que existir una salida! - de inmediato, Richie la abrazó y se quedó con ella unos cuantos minutos, sin decir una sola palabra. Estaba confundido, pero no quería dejaría sola con tanto dolor.
-¡Gracias!... ya estoy mejor... Nunca me quedaron bien las lágrimas... - sonó el teléfono celular - Ese sí es Fray Fernando... ¿Hola?
-¡Clarisa! ¡Llegaré en un cuarto de hora!
-Perfecto.
-¿Has tenido problemas?
-Por partida doble.
-¡Oh, vaya! ¡¿Todo está bien?!
-Bastante.
-Ajá, ¿estás preparada?
-Sí.
-Correcto. Bien, te veré en un rato, hija, ¡hasta luego!
-¡Hasta luego!
-Bueno, será mejor que me retire... - susurró Richie.
-¡Cuídate mucho, por favor!
-Lo haré...
-Aún no te descubren, pero como sigan insistiendo de este modo, pronto lo harán.
-¡Hhhh!... ¡Te veré mañana por la noche, preciosa! – la besó largamente, y se marchó. Clarisa, mientras esperaba a Fray Fernando, se dedicó a repasar formas de Taekwon- do.
-¡Excelente! - aplaudió el clérigo.
-¡Gracias, Fray Fernando!
-¡Veo, que no has perdido tu buen estado físico!
-Gracias a Dios, no.
-Tendrás que acompañarme hoy, a casa de Jordi.
-Lo supuse.
-¿Cómo?
-Estuvo aquí, quiso hacerse pasar por ti...
-¡Dios Santo!
-La situación es aún peor de lo que nadie supone... El exorcista requerirá de toda la ayuda posible, ¡cuenten conmigo!
-¡Clarisa, es muy peligroso!
-¡Me gusta el peligro!
-¡Hhh! ¡Bien! ¿En cuanto a lo otro?
-Observa el ordenador... La cantidad de seminaristas que desaparecen va en aumento en todo el país.
-El objetivo, es demasiado claro.
-Muy evidente.
-Voy a exponer el Santísimo.
-¡Adelante! - el sacerdote colocó la Hostia en la Custodia, al tiempo en que Clarisa encendía los cirios. Los dos se quedaron orando un rato, antes de encaminarse hacia la casa de Jordi.
-¿Cómo está tu golpe?
-Dejó de dolerme, por ahora.
-Me alegro.
-¿Avisaste que iríamos?
-Ellos mismos nos han llamado.
-Deben estar muy asustados.
-Lo están. Jordi se ha vuelto ingobernable.
-¡Bendito Dios!
-¿Traes la Teca?
-Aquí mismo, bajo la ropa.
-¡Excelente idea! No te separes de ella.
-¿Por qué?
-Se trata de un joven muy bello... intentará seducirte, sin ninguna duda.
-¡Cuidado!- exclamó Clarisa, viendo venir a un camión a alta velocidad, directo a envestirlos frontalmente. Como por instinto, la niña levantó la Teca, y el vehículo desapareció...
-¡Ya detectó nuestra presencia!
-¡Y la detesta, por cierto!
-¡Definitivamente! - un luminoso relámpago encandiló al sacerdote por unos instantes.
-Será mejor tomar precauciones. - Clarisa, rápidamente, asperjó las portezuelas y los cristales con agua exorcizada - Ya podemos continuar, Fray Fernando.
-¿Estás segura de que éste es tu primer caso?
-Sí, ¿por qué?
-¡Trabajas como toda una experta!
-La verdad es que la demonología siempre fue mi pasatiempo.
-Lo supuse. - concluyó el sacerdote.

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