Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo

7 – DISTANCIA

Los dos abandonaron la mansión en la limousine blanca de la Casa Sotomayor.
-¡Hhhh! Hacía mucho tiempo que no llegaba tan tarde a casa.
-Creí que gracias a Javier, eso sucedía con frecuencia...
-Lamento decepcionarte, pero ocurre que es rotundamente rechazado por mi familia y hasta por mis mascotas, sin excepción, por lo que está obligado a cumplir horarios, si es que quiere seguir viéndome.
-Yo deseo seguir viéndote, ¿qué debo hacer para ello? (“¡Vamos, preciosa, suelta tu celular!”)
-Llamarme por teléfono antes del viernes... - respondió Clarisa, tendiéndole su tarjeta personal.
-No lo olvidaré. ¿Estarás en casa esta tarde?
-No, tengo que hacer un viaje a Barcelona.
-¿De placer o negocios?
-Ambas cosas. Mi tío y otros socios de la empresa requieren de mi presencia, para que los asesore a cerca de las últimas novedades en informática. Una exhaustiva clase para ilustres principiantes.
-Eso, por el lado de los negocios, ¿qué hay del otro lado?
-Algunas compras, paseos, visitas de cortesía, etc. (“No le diré que veré a su hermana.”)
-¿Estarás allí mucho tiempo?
-Sólo un par de días, no me gusta dejar la casa sola.
-Te voy a echar de menos... (“¡No te vayas!”)
-¡No exageres! No es para tanto. Con el estudio y los entrenamientos, se te olvidará mi ausencia. Además, el tiempo pasa rápido.
-No lo creo así... - la mirada de Richie era irresistible. Clarisa debió hacer un esfuerzo sobrehumano para contenerse.
-Hemos llegado. ¡Gracias por traerme! - rápidamente, bajó del vehículo, y corrió hacia el interior de la casona – (“¡Ufff!... ¡Qué nochecita!... Sólo espero que en mi cuarto no esté sonando mi teléfono celular... No tengo ganas de atender a nadie... ¡Quiero dormir cien años!... Richie... estuve a punto de besarte... Pero todavía no era el momento oportuno... No quisiera traicionar a Javier, aunque lo merezca... sería no ser fiel a mí misma… Es más, tal vez él mismo esté ahora en peligro... Pamela es capaz de todo... No dudaría en seducirlo, si nada se lo impidiera... Pero su objetivo primordial soy yo... Tal vez, seria conveniente estar alerta, ante cualquier cambio en la actitud de Javier... de hecho, ya lo hay...”) - lentamente, se desvistió y preparó el jacuzi – (“¡Hmmm!... ¡Nada más apropiado para reponer energías, que un delicioso baño de inmersión!... Si tan sólo estuviera segura de que no es mi cuerpo, todo lo que le gusta de mí... Mi secreto será una dura prueba para sus sentimientos... Espero que tenga fuerzas suficientes para pasarla...”) - suspiró y se lavó el cabello. La mucama ingresó en el cuarto de baño.
-Disculpe, niña Clarisa...
-Sí, Rosario, ¿qué se te ofrece?
-Acaba de llegar un fax, confirmando su vuelo a Barcelona.
-Lo esperaba, gracias Rosario.
-Iré a prepararle un buen desayuno, sé que usted no es adepta a la comida de los aviones...
-Perfecto. - Clarisa terminó de bañarse y salió a su cuarto - (“¡Hh!... veamos... así estará bien... Aqui están la dirección, y el teléfono celular de Melissa... Parece que le he caído bien... Otro punto a mi favor en cuanto a Richie... ¡Listo!... Ahora, ¡a desayunar!... ¡Me muero de hambre!...”) – se sentó a su mesa.
-Su desayuno, mi niña, y su semanario favorito.
-¡Hmmmm! ¡Esto huele de maravilla!
-Realmente, envidio que pueda conservar su silueta, comiendo todo eso.
-Consumo al máximo todo lo que llega a mi estómago.
-Lo sé... Prepararé sus maletas.
-Bien... (“Vamos a ver qué novedades hay... «LA FIESTA DE LA FAMILIA VON HOLMES...»... Esto me interesa... «La joven Clarisa Suárez Ripoll hizo el regalo más costoso a la bella anfitriona: Un cachorro de raza Siberian Husky, hijo de campeón mundial, valuado en un millón y medio de pesetas...»... ¡Qué exagerados!... «Era una de las más elegantes: llevaba un infartante modelo de Valentino. Su cambio de niña a mujer fatal pareció impresionar a todos los presentes, incluyendo a Ricardo Sotomayor, con quien bailó toda la noche...») - en ese momento, sonó su teléfono celular- ¿Hola?
-¡Al fin!... ¡¿En dónde demonios se supone que estás?! (“¡Maldita zorra millonaria!”)
-¡Javi, cálmate! (“¡me vas a dejar sorda!”)
-Llamé a casa de Ana Paula, ¡y ya te habías marchado!
-Es que estaba apurada, tengo que hacer un viaje.
-¡¿Adónde?!
-A Barcelona, debo llegar a mediodía.
-La Corporación...
-Así es.
-¿Cuándo volverás?
-Es un curso de entrenamiento para empresarios, todo depende de cómo avancen, pero supongo que estaré aquí antes del sábado.
-¿Segura?
-Sí, tengo muchas cosas que hacer en casa.
-¿Cuándo nos veremos?
-Me gustaría ir a bailar el sábado en la noche, ¿te parece bien? (“¡A ver si con eso se calma!”)
-¡Estupendo!
-Te veré el sábado, entonces.
-¡Que tengas buen viaje!
-Gracias.
-Hasta luego.- Javier cortó la comunicación.

En el castillo, Pamela informa a su amo.
-«La Cazadora viajará a Barcelona, Mi Señor, irá sola, sin guardaespaldas.»
-«¡Excelente! ¿Te ocupaste de su novio?»
-«Por supuesto. En pocos días más, será completamente nuestro.»
-«¡Brillante!»
-«Pronto la tendremos en nuestras manos...»
-«¿Qué hay de su poderosa arma?»
-«Sólo sé que se trata de un extraño y antiguo recipiente de oro puro.»
-«¡No es posible!... El oro jamás nos ha afectado... averigua qué contiene... si es un cofre, algo debe guardar.»
-«Volaré a Barcelona esta misma noche.» - Pam desapareció para retirarse a su ataúd – («¡Te destruiré!... ¿Sabes una cosa?... Tienes un novio muy ardiente... ¡Y tan fácil de manipular!... ¡El sexo es su mayor debilidad! ¡Y casualmente, mi especialidad!... ¡Tus días están contados!») – la tapa de la caja mortuoria se cerró.

En su departamento barcelonés, Melissa Sotomayor terminaba de arreglarse. La hermana pequeña de Richie sólo se parece a él en el color azul petróleo de sus ojos; alta de piel olivácea y cabellos lacios negros, es dueña de una rara belleza, exótica.
-Teléfono... ¿Quién será?- tomó el celular- ¿Hola?
-Melissa, soy Clarisa Suárez.
-¡Ah, ¿cómo estás?!
-Bien, volando hacia allá.
-¡Eso es genial! Tengo el día libre, ¿te gustaría hospedarte en casa?
-Será un placer.
-Entonces, te espero.
-Iré de compras en cuanto llegue, ¿me acompañas?
-¡Claro que sí!
-Bien, nos encontramos en un par de horas.
-Perfecto. Hasta luego. - Melissa apagó el teléfono, y salió al parque.
La mañana era estupenda. -(“¡Qué chica tan dulce!... Richie se ha fijado en ella... Las revistas dan cuenta de eso... Creo que los ayudaré... mi hermano no encontrará a alguien mejor... Le hablaré de él... seguramente debe gustarle... al menos, ese abrazo no parece incomodarla en lo más mínimo... En las fotos de la fiesta, se ven encantadores juntos...”) - compró la revista, y la abrió - (“Hacen una pareja perfecta... Él, rubio de ojos claros... Ella, morena de ojos negros... dos polos opuestos que se atraen... ¿Qué tal le irán las alhajas de la familia?... Apuesto, a que las luciría, como si fuera una reina...”) - su vista se había detenido en una de las tomas, que registraba el momento en que Richie tomaba a Clarisa de la cintura, y la conducía hacia la pista - (“Tiene algo que no había visto jamás, en otras chicas que salieron con él... es como si... todo lo que la rodeara... fuese el mismo ambiente en el que la vi por primera vez... Bien, creo que lo dispondré todo para su llegada.”) - se dirigió nuevamente al departamento, a arreglar el cuarto de huéspedes.

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