Libro 2 - Al Pie del Tabernáculo
4 - Flechazo... con efectos secundarios (parte 2)
-(“¡Uff!... ¡Por fin!... El lugar está muy poco concurrido... ¡Javier, y sus bromas pesadas!... ¡Oh, Dios! ¡Retiro lo dicho! ¡Era cierto!... ¡Allí está Javier, con Ricardo Sotomayor, y sus Hermanas!... ¡¿Qué haré?!”)
-(«Con Mi Gracia te basta.»)
-(“¡Es bueno saberlo!... Bien, ¡ahí voy!”)
-¡Hey, miren! ¡Aquí llega, mi «musa inspiradora»! - exclamó Javier, al verla llegar.
-(“¡No puede ser!... ¡Es Clarisa!... ¡Bendito Dios, cada vez te entiendo menos!... ¿Cómo puedes permitir que semejante mujeriego empedernido se quede con un ángel de amor como Clarisa?!...”)
-Ricardo, ella es Clarisa, ¡«mi novia»! - la presentó.
-(“¡Dios mío, esto va a ser tan difícil!”) ¡Hola!
-¿Cómo estás? (“¡Temblando, por lo que veo!... Tienes una magulladura en el brazo, ¡ni siquiera ha reparado en ella!”)
-La verdad, no muy bien.
-¿Por qué?
-Es que éste no ha sido uno de mis mejores días.
-¡¿Ya se conocían?! - preguntó Javier, celoso.
-Sí.- respondió Clarisa, mientras saludaba a las hermanas de Richie - Él y su padre estuvieron ayer en la cena que ofreció mi tío, ¿recuerdas que te hablé de ello?
-¡Ah, sí! Pero no mencionaste que iría Richie.
-No me enteré hasta llegar al lugar, ¡palabra! - el campeón no le quitaba los ojos de encima.
-(“¡Es injusto!... Te atreves a celarla, ¡y no te importa lo que le sucede!... Te alcanza con que sea guapa... ¡Y millonaria!... Presiento que está sufriendo muchísimo, que necesita un hombre de verdad, que la contenga, ¡que se ocupe de ella!... ahora la abrazas y le besas el lóbulo de la oreja, porque sabes que la estoy mirando... Clarisa está a punto de echar a correr... ¡Las lágrimas están llenando sus ojitos negros, ¿cómo puede no darse cuenta?!... Dejaré de ser benévolo contigo amigo... eres el peor de los ciegos... tienes un tesoro y lo desperdicias... lo perderás, y no te ayudaré a recuperarlo, como otras veces... En esta ocasión, me quedaré con tu juguete, y le daré lo que necesita, y el lugar que le corresponde.”) - pensó Ricardo, mientras cenaban. Sonó el teléfono celular de Clarisa.
-Disculpen, debe tratarse de una emergencia. - Clarisa se retiró a un rincón. Richie no dejó de observarla.
-¿Hola?
-¡Clary, soy Tomy!
-¡Mi amor, ¿cómo te encuentras?!
-Bien, pero asustado.
-¿Por qué?
-El doctor trajo los resultados de las pruebas... Voy a morir... ¡Clarisa, tienes que pedirle a Dios que no lo haga, yo sé que es tu amigo, y hace todo lo que tú quieres, ¡por favor, tienes que decírselo!! - el niño lloraba en el teléfono.
-¡Haré lo posible, pequeño!
-¿Lo prometes?
-¡Lo prometo! ¡Estarás bien!
-Tengo que dejarte, mamá no sabe que te llamé.
-Está bien, vuelve a la cama, no debes hacer ningún esfuerzo, ¿sí?
-De acuerdo, adiós.- el niño cerró la comunicación. Clarisa se secó las lágrimas de las mejillas, y regresó a la mesa.
-(“No te ves bien, ¡¿qué te habrán dicho por teléfono?!... Has llorado... ¿malas noticias?... mañana lo sabré...”) - Richie la dejó pasar por detrás de él, y aspiró su perfume, cuando la joven se sentó a su lado.
-¿Quién era?- preguntó Javier.
-Tomy.
-¡Ah, tu amiguito!
-¡Mi ahijado!
-¿Para qué llamó?
-Para contarme lo que le ha dicho el médico. Lamentablemente, no fue muy alentador que digamos.
-Por eso traes esa cara tan triste.- comentó Melissa.
-(“¡Lo sabía!... ¡mi pequeña!... ¡Si pudiera consolarte en mis brazos!...”)
-Richie, has estado muy callado todo el tiempo, amigo, ¿estás bien?
-Sí, no te preocupes, sólo estoy... sorprendido (“¡A buena hora lo preguntas, ¡idiota!!”) - miraba a Clarisa, sin ningún disimulo.
-Bueno... ya se está haciendo tarde, ¿nos vamos, cariño?
-Como quieras. (“¡si no hay otro remedio!”) - Clarisa obedeció de pésima gana, por respeto a Javier, aunque sabía desde un principio, que la aguardaba una escena de celos.
-(“¡Estás celoso, y eso, ¿desde cuándo?!... Jamás te importó lo que hicieran tus chicas, sólo las tienes de adorno... ahora te la llevas, por miedo a que se enamore de mí, porque soy más apuesto que tú...”)
-(“¡Y se decía mi amigo!... ¡juro que ésta es la última vez que permito que la vea!... Sus ojos azules, y sus dos metros de estatura, me ponen en desventaja...”) - pensó Javier, mientras subían al coche- Richie está muy impresionado contigo...
-Lo he notado.
-¿Desde cuándo?
-¿Tienes celos?
-Eres mi novia, ¿no?
-(“¡Que alivio!... ¡Por un momento, creí que sólo estaba aquí de adorno, para que tus amigos te envidien!”) Eso nadie lo discute. (“¡Por ahora!”)
-Te quiero... Nunca fui celoso con nadie, puedes preguntar si quieres... Parece que contigo es diferente... No quiero perderte. - la abrazó y la besó apasionadamente- Te deseo... ¡Quiero que seas mi mujer!...
-(“¡¿Otra vez sopa?!”) Javi... ya hemos hablado al respecto...
-¿Tienes miedo?
-No.
-Entonces, ¿cuál es el problema? Todas las parejas lo hacen...
-Eso no tiene que ver conmigo... No quiero ser como todo el mundo...
-¡No quieres perder la virginidad, para no quedar mal con tu papi y con tu mami!... ¡¡Ya entiendo!!... ¡Te llevaré a tu casa a horario, no vaya a ser que te encierren en un convento por retrasarte cinco minutos! - disgustado, Javier no volvió a dirigirle la palabra.
-(“Siempre discutimos por el mismo tema, casi desde la primera cita... ahora resulta que además está celoso... ¡Y con una razón de peso pesado!... Richie... Me pregunto si se habrá ofendido... ¡Todo por no creerle a Javier!...”)
-(“¡No puede ser!... Mamá tenía razón cuando decía que Javier no era una buena influencia para mí... ¡Miserable!... Va a arruinar la vida de Clarisa, como lo hizo con tantas otras mujeres... ¡Y, ¿si esta misma noche la seduce y se acuesta con ella?!... ¡Tiene tanta suerte, que hasta la embarazaría!... ¡No quiero ni pensarlo!... Mañana, la veré otra vez... Ha confiado mucho en mí... Si pasó o no la noche con Javier, me lo dirá, estoy seguro...”) - con esta preocupació anudándole la garganta, Richie, no pudo conciliar el sueño.
-(“¡Uff!... ¡Qué día!... ¡Hhh!... mañana me irá mejor... Hoy se me escaparon, no siempre será así... Tengo que llevarle la Comunión a Tomy... Pamela... ¡Dios, ¿por qué a ella?!... ¡¡Es mi mejor amiga!!... ¡¿De dónde sale tanto odio?!... ¡No puedo entenderlo!...”) - acarició el retrato de su amiga, se secó una lágrima y apagó las luces.
Javier se dispone a ducharse, para luego ir a dormir.
-(“¡¿Quién me manda a mí a meterme con una niña boba?!... Si no fuera por su encantadora... ¡fortuna!... Tiene muy buen cuerpo, eso debo admitirlo... ¡Hasta Richie lo ha notado! ... ¡Y yo que lo creía mojigato, porque no tenía ojos más que para Mariana Roch, que tampoco es una santa!... Le gusta... Y a ella, también le gusta Richie... creo que por eso me rechazó esta vez... ¿Tendrán algo que ver esos dos?... La devoraba con los ojos, casi le besa el cuello al saludarla... Bien... el placer se puede conseguir en muchos lados...”)
-«¡Efectivamente, mi querido Javier!» - una misteriosa y familiar voz le adivinó el pensamiento.
-(“¡¿Por dónde habrá entrado?!”) ¿Quién eres?
-«Alguien que te desea, y que haría cualquier cosa que le pidieras...»
-(“¡Buenas noticias!”)¿Dónde estás?
-«En tu cama, ¡es el mejor lugar del mundo!»
-¡Pamela! ¡¿Tú aquí?! (“¡¿Qué diría Clarisa al respecto?!”)
-«¡¿De que te sorprendes?! ¡Sabes que siempre te he deseado!»
-Pero, eres amiga de Clarisa...
-«¡¿Clarisa?! ¡No existe!... ¡¿Quieres saber algo de ella?!»
-¿Qué cosa?
-«¡Es frígida!... Es por eso que aún no ha querido esto...» - desató el nudo de la toalla que Javier se había puesto alrededor de la cintura al salir del baño - «Siempre supe que eras perfecto... no pienso detenerme, sé que no vas a decir que no...» - Pamela, primero lo sedujo, luego, mientras dormía, comenzó a vampirizarlo – («Clarisa, no podrá escapar... la destruiré, ¡cueste lo que cueste!») - tal como apareció, se marchó.
-(“¡Uff!... ¡Por fin!... El lugar está muy poco concurrido... ¡Javier, y sus bromas pesadas!... ¡Oh, Dios! ¡Retiro lo dicho! ¡Era cierto!... ¡Allí está Javier, con Ricardo Sotomayor, y sus Hermanas!... ¡¿Qué haré?!”)
-(«Con Mi Gracia te basta.»)
-(“¡Es bueno saberlo!... Bien, ¡ahí voy!”)
-¡Hey, miren! ¡Aquí llega, mi «musa inspiradora»! - exclamó Javier, al verla llegar.
-(“¡No puede ser!... ¡Es Clarisa!... ¡Bendito Dios, cada vez te entiendo menos!... ¿Cómo puedes permitir que semejante mujeriego empedernido se quede con un ángel de amor como Clarisa?!...”)
-Ricardo, ella es Clarisa, ¡«mi novia»! - la presentó.
-(“¡Dios mío, esto va a ser tan difícil!”) ¡Hola!
-¿Cómo estás? (“¡Temblando, por lo que veo!... Tienes una magulladura en el brazo, ¡ni siquiera ha reparado en ella!”)
-La verdad, no muy bien.
-¿Por qué?
-Es que éste no ha sido uno de mis mejores días.
-¡¿Ya se conocían?! - preguntó Javier, celoso.
-Sí.- respondió Clarisa, mientras saludaba a las hermanas de Richie - Él y su padre estuvieron ayer en la cena que ofreció mi tío, ¿recuerdas que te hablé de ello?
-¡Ah, sí! Pero no mencionaste que iría Richie.
-No me enteré hasta llegar al lugar, ¡palabra! - el campeón no le quitaba los ojos de encima.
-(“¡Es injusto!... Te atreves a celarla, ¡y no te importa lo que le sucede!... Te alcanza con que sea guapa... ¡Y millonaria!... Presiento que está sufriendo muchísimo, que necesita un hombre de verdad, que la contenga, ¡que se ocupe de ella!... ahora la abrazas y le besas el lóbulo de la oreja, porque sabes que la estoy mirando... Clarisa está a punto de echar a correr... ¡Las lágrimas están llenando sus ojitos negros, ¿cómo puede no darse cuenta?!... Dejaré de ser benévolo contigo amigo... eres el peor de los ciegos... tienes un tesoro y lo desperdicias... lo perderás, y no te ayudaré a recuperarlo, como otras veces... En esta ocasión, me quedaré con tu juguete, y le daré lo que necesita, y el lugar que le corresponde.”) - pensó Ricardo, mientras cenaban. Sonó el teléfono celular de Clarisa.
-Disculpen, debe tratarse de una emergencia. - Clarisa se retiró a un rincón. Richie no dejó de observarla.
-¿Hola?
-¡Clary, soy Tomy!
-¡Mi amor, ¿cómo te encuentras?!
-Bien, pero asustado.
-¿Por qué?
-El doctor trajo los resultados de las pruebas... Voy a morir... ¡Clarisa, tienes que pedirle a Dios que no lo haga, yo sé que es tu amigo, y hace todo lo que tú quieres, ¡por favor, tienes que decírselo!! - el niño lloraba en el teléfono.
-¡Haré lo posible, pequeño!
-¿Lo prometes?
-¡Lo prometo! ¡Estarás bien!
-Tengo que dejarte, mamá no sabe que te llamé.
-Está bien, vuelve a la cama, no debes hacer ningún esfuerzo, ¿sí?
-De acuerdo, adiós.- el niño cerró la comunicación. Clarisa se secó las lágrimas de las mejillas, y regresó a la mesa.
-(“No te ves bien, ¡¿qué te habrán dicho por teléfono?!... Has llorado... ¿malas noticias?... mañana lo sabré...”) - Richie la dejó pasar por detrás de él, y aspiró su perfume, cuando la joven se sentó a su lado.
-¿Quién era?- preguntó Javier.
-Tomy.
-¡Ah, tu amiguito!
-¡Mi ahijado!
-¿Para qué llamó?
-Para contarme lo que le ha dicho el médico. Lamentablemente, no fue muy alentador que digamos.
-Por eso traes esa cara tan triste.- comentó Melissa.
-(“¡Lo sabía!... ¡mi pequeña!... ¡Si pudiera consolarte en mis brazos!...”)
-Richie, has estado muy callado todo el tiempo, amigo, ¿estás bien?
-Sí, no te preocupes, sólo estoy... sorprendido (“¡A buena hora lo preguntas, ¡idiota!!”) - miraba a Clarisa, sin ningún disimulo.
-Bueno... ya se está haciendo tarde, ¿nos vamos, cariño?
-Como quieras. (“¡si no hay otro remedio!”) - Clarisa obedeció de pésima gana, por respeto a Javier, aunque sabía desde un principio, que la aguardaba una escena de celos.
-(“¡Estás celoso, y eso, ¿desde cuándo?!... Jamás te importó lo que hicieran tus chicas, sólo las tienes de adorno... ahora te la llevas, por miedo a que se enamore de mí, porque soy más apuesto que tú...”)
-(“¡Y se decía mi amigo!... ¡juro que ésta es la última vez que permito que la vea!... Sus ojos azules, y sus dos metros de estatura, me ponen en desventaja...”) - pensó Javier, mientras subían al coche- Richie está muy impresionado contigo...
-Lo he notado.
-¿Desde cuándo?
-¿Tienes celos?
-Eres mi novia, ¿no?
-(“¡Que alivio!... ¡Por un momento, creí que sólo estaba aquí de adorno, para que tus amigos te envidien!”) Eso nadie lo discute. (“¡Por ahora!”)
-Te quiero... Nunca fui celoso con nadie, puedes preguntar si quieres... Parece que contigo es diferente... No quiero perderte. - la abrazó y la besó apasionadamente- Te deseo... ¡Quiero que seas mi mujer!...
-(“¡¿Otra vez sopa?!”) Javi... ya hemos hablado al respecto...
-¿Tienes miedo?
-No.
-Entonces, ¿cuál es el problema? Todas las parejas lo hacen...
-Eso no tiene que ver conmigo... No quiero ser como todo el mundo...
-¡No quieres perder la virginidad, para no quedar mal con tu papi y con tu mami!... ¡¡Ya entiendo!!... ¡Te llevaré a tu casa a horario, no vaya a ser que te encierren en un convento por retrasarte cinco minutos! - disgustado, Javier no volvió a dirigirle la palabra.
-(“Siempre discutimos por el mismo tema, casi desde la primera cita... ahora resulta que además está celoso... ¡Y con una razón de peso pesado!... Richie... Me pregunto si se habrá ofendido... ¡Todo por no creerle a Javier!...”)
-(“¡No puede ser!... Mamá tenía razón cuando decía que Javier no era una buena influencia para mí... ¡Miserable!... Va a arruinar la vida de Clarisa, como lo hizo con tantas otras mujeres... ¡Y, ¿si esta misma noche la seduce y se acuesta con ella?!... ¡Tiene tanta suerte, que hasta la embarazaría!... ¡No quiero ni pensarlo!... Mañana, la veré otra vez... Ha confiado mucho en mí... Si pasó o no la noche con Javier, me lo dirá, estoy seguro...”) - con esta preocupació anudándole la garganta, Richie, no pudo conciliar el sueño.
-(“¡Uff!... ¡Qué día!... ¡Hhh!... mañana me irá mejor... Hoy se me escaparon, no siempre será así... Tengo que llevarle la Comunión a Tomy... Pamela... ¡Dios, ¿por qué a ella?!... ¡¡Es mi mejor amiga!!... ¡¿De dónde sale tanto odio?!... ¡No puedo entenderlo!...”) - acarició el retrato de su amiga, se secó una lágrima y apagó las luces.
Javier se dispone a ducharse, para luego ir a dormir.
-(“¡¿Quién me manda a mí a meterme con una niña boba?!... Si no fuera por su encantadora... ¡fortuna!... Tiene muy buen cuerpo, eso debo admitirlo... ¡Hasta Richie lo ha notado! ... ¡Y yo que lo creía mojigato, porque no tenía ojos más que para Mariana Roch, que tampoco es una santa!... Le gusta... Y a ella, también le gusta Richie... creo que por eso me rechazó esta vez... ¿Tendrán algo que ver esos dos?... La devoraba con los ojos, casi le besa el cuello al saludarla... Bien... el placer se puede conseguir en muchos lados...”)
-«¡Efectivamente, mi querido Javier!» - una misteriosa y familiar voz le adivinó el pensamiento.
-(“¡¿Por dónde habrá entrado?!”) ¿Quién eres?
-«Alguien que te desea, y que haría cualquier cosa que le pidieras...»
-(“¡Buenas noticias!”)¿Dónde estás?
-«En tu cama, ¡es el mejor lugar del mundo!»
-¡Pamela! ¡¿Tú aquí?! (“¡¿Qué diría Clarisa al respecto?!”)
-«¡¿De que te sorprendes?! ¡Sabes que siempre te he deseado!»
-Pero, eres amiga de Clarisa...
-«¡¿Clarisa?! ¡No existe!... ¡¿Quieres saber algo de ella?!»
-¿Qué cosa?
-«¡Es frígida!... Es por eso que aún no ha querido esto...» - desató el nudo de la toalla que Javier se había puesto alrededor de la cintura al salir del baño - «Siempre supe que eras perfecto... no pienso detenerme, sé que no vas a decir que no...» - Pamela, primero lo sedujo, luego, mientras dormía, comenzó a vampirizarlo – («Clarisa, no podrá escapar... la destruiré, ¡cueste lo que cueste!») - tal como apareció, se marchó.
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